En los barrios populares de Santo Domingo, la cotidianidad se ha convertido en un desafío constante para sus habitantes. Las calles, una vez transitables, ahora son un mosaico de hoyos y grietas que dificultan el acceso a servicios básicos, el transporte y la vida diaria. Este escenario es tan común en sectores como Cristo Rey, Los Mina, Gualey, Villa Mella y otros, que se ha convertido en una especie de “nueva normalidad” ante la mirada indiferente de las autoridades.
La Realidad de las Calles en Mal Estado
Caminar o conducir por algunas calles de estos barrios es como participar en una especie de carrera de obstáculos. Los hoyos, que varían en tamaño y profundidad, representan un peligro no solo para los vehículos, que a menudo sufren daños severos, sino también para los peatones, especialmente para los ancianos y niños que tienen que sortear estas trampas diarias.
La falta de mantenimiento adecuado y la desatención de las autoridades locales y nacionales han permitido que esta situación persista, generando un sentimiento de abandono entre los residentes. A pesar de los repetidos reclamos y denuncias, las soluciones parecen no llegar nunca. “Es como si no existiéramos para las autoridades”, comenta Rosa, una vecina de Los Tres Brazos, mientras señala un enorme hoyo frente a su casa que lleva más de un año sin ser reparado.
Consecuencias del Deterioro Vial
El deterioro de las calles en estos barrios tiene implicaciones que van más allá de lo evidente. Los servicios de emergencia, como ambulancias y bomberos, enfrentan serios retrasos al intentar llegar a sus destinos. Además, el transporte público, vital para muchas personas que dependen de él para ir a trabajar o estudiar, sufre interrupciones y desvíos constantes, aumentando los tiempos de viaje y la frustración de los usuarios.
El comercio local también ha sido afectado. Tiendas y negocios en calles especialmente deterioradas ven una disminución en el flujo de clientes, lo que impacta directamente en sus ingresos. “Antes la gente pasaba por aquí en su vehículo y se detenía a comprar algo, pero ahora prefieren evitar esta calle para no dañar sus carros”, explica Juan, propietario de una bodega en Villa Juana.
La Indiferencia de las Autoridades
A pesar de las constantes quejas y el visible deterioro de la infraestructura vial, las autoridades han mostrado una alarmante indiferencia. Los fondos destinados al mantenimiento y reparación de calles parecen no alcanzar estos barrios, o simplemente se destinan a otras áreas que son percibidas como más prioritarias.
“Es frustrante ver cómo en otras zonas de la ciudad se pavimentan calles que ni siquiera estaban en mal estado, mientras que nosotros seguimos esperando”, comenta Luis, un residente de Capotillo. Esta sensación de abandono por parte del gobierno ha llevado a algunos barrios a tomar medidas desesperadas, como rellenar los hoyos con escombros o tierra, soluciones que, aunque temporales, muestran la desesperación y la necesidad de acción inmediata.
La Necesidad de una Respuesta Urgente
Es imperativo que las autoridades locales y nacionales reconozcan la gravedad de esta situación y tomen medidas efectivas para solucionar el problema de las calles llenas de hoyos en los barrios de Santo Domingo. La falta de infraestructura adecuada no solo afecta la calidad de vida de los residentes, sino que también refleja una profunda desigualdad en la atención y los recursos asignados a diferentes áreas de la ciudad.
La reparación y mantenimiento de estas calles debe ser una prioridad, no solo por una cuestión de seguridad y comodidad, sino también como un gesto de respeto hacia los ciudadanos que, día tras día, luchan por una vida digna en condiciones adversas. Es hora de que las autoridades escuchen el clamor de estos barrios y actúen con la urgencia que la situación demanda.
En conclusión, los hoyos en las calles de los barrios de Santo Domingo no son solo un problema de infraestructura, son un reflejo de la indiferencia y el abandono que sienten sus residentes. Es necesario que esta realidad cambie, y que todos los habitantes de la ciudad puedan disfrutar de una infraestructura vial segura y en buen estado, como es su derecho.
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