El aborto, un asunto crucial para la elección presidencial de EE UU entre Harris y Trump

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La ajustadísima batalla que el 5 de noviembre librarán el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris será la primera elección presidencial en EE UU desde que su Tribunal Supremo retirase el reconocimiento de derecho constitucional al aborto, permitiendo que cada estado apruebe su propia legislación. Esta histórica decisión, tomada en 2022 por tres jueces conservadores nombrados por Trump, causó una enorme polvareda y ahora, dos años después, se ha erigido en uno de los factores determinantes del voto por todo el país. 

El centro de investigaciones estadounidense Pew Institute ha corroborado que el aborto figura entre los diez asuntos principales que movilizarán el voto en las presidenciales de 2024. Dicha lista de preocupaciones está capitaneada por la economía y en ella entran, además, la sanidad, el Tribunal Supremo, la inmigración o la seguridad.

Paloma Rondán Marugán, politóloga de la UCM, dice convencida que la defensa del derecho individual del aborto “es uno de los temas que pueden inclinar la balanza electoral, en este caso a favor de Harris”. 

Para María José Canel, catedrática de comunicación política de la misma universidad, lo que otorga al aborto importancia en este momento es que su reconocimiento como derecho no se había tocado desde 1973, y dice que podrá ser relevante en la medida en la que mueva votos, “porque al final lo importante es el puñadito de votos que muevan los votantes urbanos, lo que muevan las comunidades afroamericanas de Georgia, lo que muevan los árabes americanos de Michigan… El puñadito que se mueva por el aborto igual no es muchísimo, pero puede ser lo suficiente para inclinar el resultado final”, señala.

Catorce estados han prohibido abortar

La decisión de los jueces de la Corte Suprema de eliminar el blindaje a un derecho que llevaba 48 años en vigor removió fuertemente a la sociedad estadounidense el verano de 2022, pero el debate sigue candente porque en este tiempo la mitad de los estados del país han aprovechado el fallo para poner coto al aborto.

En concreto, 14 estados lo han prohibido, incluso en los caso en que hay daño fetal, peligro para la madre o es fruto de una violación, y cinco estados más lo han vetado a partir de las seis semanas, tiempo en ocasiones insuficiente para detectar un embarazo. En el lado contrario, otros estados han entrado en la carrera de blindar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en sus regulaciones estatales.

La salud reproductiva ha ganado relevancia respecto de las anteriores presidenciales. Según Pew Institute, en 2020 menos de la mitad de los votantes (40%) lo consideraba un tema muy importante para definir su voto. Sin embargo, tras la decisión del Supremo, el 67% de los partidarios de Harris dicen que el aborto es un asunto muy importante y un 35% de los partidarios de Trump, también.

En septiembre, cuando se celebró el único debate electoral entre Trump y Harris, el aborto ocupó unos diez minutos de su tiempo. En su intervención, Harris prometió que si es presidenta pedirá al Congreso una ley nacional que devuelva este derecho reproductivo. Argumentó que ningún Gobierno debería poder decidir sobre el cuerpo de las mujeres. 

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Por su parte Trump, que en el pasado ha presumido de ser el presidente más antiabortista de la historia de EEUU, celebró la revocación del derecho, defendió la interrupción de un embarazo solo en las excepciones de “violación, incesto y peligro de vida de la madre” y lanzó el bulo de que los demócratas están a favor de permitir “ejecuciones” en el noveno mes de embarazo e incluso de recién nacidos. Sin embargo, luego suavizó su postura y evitó confirmar si impulsaría una ley para prohibir el aborto a nivel nacional.

Algunos expertos dicen que Trump ha intentado, con sus idas y venidas, lanzar un mensaje a caballo entre su propia base de antiabortistas y la mayoría de los estadounidenses que sí apoyan el derecho al aborto, principalmente mujeres. El expresidente estaría intentando recuperar terreno con las mujeres en los estados que determinarán la elección, a sabiendas de que Harris tendría la brecha de género a su favor.

La estrategia Melania

Según explica la catedrática Canel, el partido de Trump cree que por muy abortista que se manifieste en campaña, sus electores republicanos fieles no se van a pasar al partido demócrata, que es todavía más abortista. “Por ahí no pierde votos, en cambio puede perderlos si no mantiene esta postura más ambigua”.

En medio de la campaña, la mujer de Donald Trump, Melania Trump,  publicaba sus memorias en las que se declaraba defensora del aborto. “Es imperativo garantizar que las mujeres tengan autonomía para decidir su preferencia de tener hijos, con base en sus propias convicciones, libres de cualquier intervención o presión del gobierno”, escribió. Para la politóloga Román Marugán que hasta la esposa de Trump haya hablado a favor del aborto indica la gran división que tienen las votantes de su partido entre “si se es antes mujer o republicana”.

Para la catedrática Canel, aunque Melania Trump defienda que siempre ha opinado así, nunca antes lo había hecho explícito, lo que a su juicio demostraría que se trata de una estrategia del partido para hacer compatible votar a Trump y defender la libertad reproductiva. 

La candidata demócrata, Kamala Harris, sí que ha hecho de la defensa “la salud y la libertad reproductiva” bandera en campaña. La duda que plantea esta estrategia es si predicar a los convencidos le puede generar, además de aplausos, votos entre los indecisos y las mujeres republicanas. Hacia ellos han ido dirigidos sus últimos esfuerzos de captación de votos esta semana, con actos centrados en apelar a las mujeres conservadoras de los suburbios, consideradas un grupo clave de votantes indecisos. A sabiendas de que solo unos cuantos votos en sitios clave decidirán en uno u otro sentido la presidencia. 

“Estando como están ambos candidatos, al 50% de estimación de voto, el resultado electoral se puede librar en unos 80.000 votos en unas elecciones donde votarán unos 150 millones de personas”, indica Canel, “todo va a depender del puñado de votos que se mueva o hacia el Partido Republicano o hacia el Partido Demócrata en los estados bisagra”. Lo mismo opina Román Marugán: “Esto es casi un match-point, una brisa de aire decidirá dónde cae la pelota”.

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Consultas sobre el aborto del 5 de noviembre

La profesora Canel señala otro aspecto que incrementa la relevancia debate sobre el aborto. El hecho de que, coincidiendo con las presidenciales, en diez estados se haya planteado para el 5 de noviembre votaciones para que la sociedad se pronuncie si es necesario blindar los derechos reproductivos de las mujeres a nivel estatal. “Habrá que ver si esto puede incrementar la participación entre los que apoyan el aborto pero no iban a votar en las presidenciales”, dice Canel. A su juicio hay estados como Florida, Misuri o Dakota que, como son o claramente republicanos o claramente demócratas, no va afectar para nada la consulta, “pero en estados como Maryland o Montana, que se llame a votar esta cuestión del aborto puede afectar a la votación al Senado y ahí podría cambiar la mayoría, y que pase a ser demócrata”. 



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