El proceso electoral que se desarrolla en este momento en Estados Unidos está bajo la atenta mirada del resto del mundo. Vivimos en un país que marca el derrotero a seguir por haber sido siempre un faro vigilante de la democracia.
Es por eso que resulta inaceptable el más mínimo incidente en las juntas electorales. No podemos darnos el lujo de sentar malos precedentes. Los votantes tienen la responsabilidad de respetarse unos a otros independientemente de la afiliación política a la que pertenezcan.
En las elecciones presidenciales del 5 de noviembre no debe haber lugar para la violencia.
Vemos con preocupación lo ocurrido en Florida, por ejemplo, donde un joven blandió un machete en los exteriores de un centro de votación y frente a dos mujeres a las que la filial local del Partido Demócrata identificó como votantes de esta agrupación política.
Caleb James Williams, de 18 años y militante republicano, fue arrestado y procesado como manda la ley. Este no fue el único incidente que protagonizó, previamente había confrontado verbalmente en otra junta a simpatizantes de la candidata demócrata Kamala Harris.
Hizo bien la Policía en tomar cartas en el asunto para evitar que la violencia e intimidación electoral se salga de las manos.
Que este incidente sirva como muestra al resto del país y particularmente en los lugares donde la contienda está cerrada. Las autoridades tienen la obligación de resguardar el derecho constitucional del sufragio para que agitadores no hagan de las suyas.
Se puede dirimir, intercambiar opiniones pero nunca llegar al extremo de amenazas de ningún tipo, solo porque la otra persona no comparta los mismos ideales políticos.
El votante no debería ir a las urnas con miedo sino en paz. Ya de por sí es suficiente con toda la angustia que ronda al electorado. Un sondeo divulgado hace unos días reveló que el 70% de los estadounidenses tiene estrés electoral. Un nivel muy superior al experimentado en 2016 cuando la mitad de la población expresó sentir este tipo de desasosiego.
La incertidumbre es real debido a la polarización política que estamos presenciando. La gente tiene miedo de que estas elecciones puedan generar una espiral de violencia y quebrantar la democracia de Estados Unidos.
Por eso insistimos en que es vital hacer uso del derecho al sufragio con las garantías pertinentes para que todas las voces sean escuchadas en las urnas.
Hay que salir a votar este 5 de noviembre y luego respetar los resultados.
Cualquier atisbo de agitación social extrema solo nos perjudicará. Recordemos que al final del día todos estamos arropados por la misma bandera.