Nada en la vida de Neisi Dajomes ha sido fácil. Ni siquiera tras haber conseguido una histórica medalla de oro para Ecuador en los Juegos Olímpicos.
En el camino para repetir en un podio, Dajomes tuvo que vencer una lesión y superar nuevas marcas en la última oportunidad del año a fin de acreditarse el boleto a París 2024.
Desde muy pequeña, pasó pobreza y necesidad como hija de refugiados colombianos que huyeron a Ecuador de la violencia en su país. A los 7 años, sus padres se separaron y ella quedó bajo el cuidado de su madre junto a otros cinco hermanos en una pequeña población de la Amazonia ecuatoriana. Junto a dos de sus hermanas, pasó un par de años en una casa de acogida, porque su madre no podía mantener a todos en medio de las penurias.
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Desde entonces cada logro ha sido producto de un gran esfuerzo, reiterado en cada competencia y sobre todo en circunstancias decisivas.
TENACIDAD
Una de las evidencias más dramáticas de su sacrificio llegó en 2015, durante el Panamericano Juvenil de pesas de Toronto. En un primer intento levantó el peso requerido pero, casi enseguida, se desmayó y convulsionó en la plataforma. Cinco minutos más tarde, en contra de la opinión de entrenadores y directivos, regresó al escenario y en tres intentos ganó la medalla de plata.
Esa tenacidad sería clave años más tarde cuando, tras haber conseguido el oro olímpico en Tokio, sufrió una lesión en el hombro izquierdo, pese a la cual siguió compitiendo y cosechando nuevas preseas.
Además decidió cambiar de categoría, de los 76 kilos a los 81.
RUMBO A PARÍS
Dajomes, de 26 años, explica que, en ese proceso y para recuperarse de la lesión, fue necesario ganar masa muscular y contar con un cuidadoso plan de entrenamiento que le encaminara a París. Pero el tiempo se venía en contra.
En la final de su nueva categoría, a finales de febrero en los Panamericanos de Caracas, Dajomes logró un nuevo oro, pero en su rostro se dibujó un rictus de inconformidad. A pesar de haber alcanzado una nueva marca panamericana, no había logrado el nivel necesario para superar a su compatriota Tamara Salazar, con quien debía dirimir el único pasaje olímpico para esa categoría.
Salazar estaba en el cuarto lugar en la clasificación mundial de los 81 kilogramos.
A inicios de abril llegó la última oportunidad para la campeona olímpica, en el mundial de pesas de Phuket, Tailandia. Dajomes hizo una presentación impecable: en arranque consiguió 123 kilogramos y en envión alcanzó los 146 kilos, superando a su compatriota Salazar, que no compareció en esa competencia.
Atrás había quedado la lesión y la incertidumbre. El boleto a París era suyo.
“Desde muy pequeña me gustaba hacer cosas que hacían mi papá o mi mamá, cosas de mucha fuerza”, contó Dajomes en un documental acerca de su vida y recordó que le encantaba “empujar una carretilla, o levantar piedras”, tanto que un día su padre le comentó: “de grande vas a servir para albañil”.
Una fecha “que marcó mi vida deportiva y personal, fue el 1 de agosto del 2021”, aseveró la campeona ecuatoriana. Ese día se convirtió en la primera mujer de su país en ganar un oro olímpico.
Ecuador tiene otros dos campeones olímpicos: el marchista Jefferson Pérez en Atlanta 1996 y el ciclista Richard Carapaz también en Tokio.
LA HERMANA
Angie Palacios Dajomes, de 23 años y hermana de Neisi, se perfila como otra destacada halterista ecuatoriana. Ha sido dos veces campeona mundial, indiscutida campeona Panamericana actual de la categoría de los 71 kilogramos y múltiple monarca bolivariana. Se clasificó a los Juegos de París a inicios de abril en el mundial de Tailandia, donde terminó en la sexta posición, pero con las marcas necesarias.
A poco más de dos meses de la cita olímpica, el entrenador ruso de las hermanas, Alexei Ignatov, se quejó por la falta de apoyo económico y administrativo de las autoridades ecuatorianas: no tenían el dinero, el equipo multidisciplinario, las visas ni el apoyo para acudir a centros de alto entrenamiento europeos, como estaba planificado. En Ecuador no hay gimnasios ni las condiciones adecuadas para practicar correctamente.
“Hemos pedido que nos atiendan como un grupo, de emergencia”, señaló Ignatov, al precisar que han enviado cartas a la Federación y al ministerio, pero sin los resultados requeridos. Advirtió que “un día más sin salir del país, es un día de ventaja que entregan a las rivales”.
OBSTÁCULOS
No es la primera vez que Dajomes enfrenta una antesala olímpica complicada. Viajaba a los Juegos de Tokio, pero fue retenida en España por autoridades sanitarias, quienes aducían que tenía COVID-19, en plena pandemia.
Durante su forzada estadía en ese país “lloraba todo el día, entrenaba y regresa al hotel para volver a llorar, porque todo era incierto”, dijo la pesista ecuatoriana, quien afirmó que unas pruebas salían en la mañana positivas y en la tarde negativas.
“Me afectó tanto que perdí dos kilos de peso en una semana”, añadió.
Con el tiempo justo llegó a Tokio, se presentó en la plataforma y ganó el oro. Cuando recibió la medalla, mostró la palma de su mano izquierda en donde estaban escritas las palabras “mamá y hermano”, quienes con pocos meses de diferencia murieron en 2019 y fueron los primeros en creer en ella como deportista de alto rendimiento.
Consultada si en los inicios de su vida deportiva soñaba con una medalla olímpica, dijo: “no, eso fue después, cuando ya había empezado a competir”.
Y sobre los contratiempos, los acepta como parte de la vida.
“Las cosas buenas nunca las vamos a conseguir fácilmente, y desde el inicio a mi me ha tocado luchar y pelear por lo que he querido”.
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