¿Durante cuánto tiempo es seguro beber el agua de una botella que ya hemos abierto?

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Agua del grifo: la opción más económica y sostenible

El agua que llega a nuestros hogares a través del grifo proviene del sistema público de abastecimiento, el cual somete el líquido a diversos tratamientos para garantizar su potabilidad. Uno de los procesos más comunes es la inyección de cloro, un agente desinfectante que elimina gérmenes y bacterias dañinas. Si bien el cloro puede tener un ligero impacto en la flora bacteriana del organismo, este efecto es mucho menor que los riesgos de beber agua sin tratar.

Para eliminar el sabor a cloro, basta con dejar reposar el agua del grifo en una jarra abierta durante unas horas, permitiendo que el gas se evapore. De esta manera, el agua quedará lista para su consumo seguro. Cabe destacar que, en el caso de tuberías antiguas, puede haber presencia de metales pesados, lo cual requeriría un filtrado adicional o incluso el cambio de las cañerías.

Agua embotellada: conveniencia y precauciones

Existen dos categorías principales de agua embotellada: agua tratada y agua mineral. El agua tratada es prácticamente idéntica al agua del grifo, con la diferencia de que ha sido envasada para su comercialización. Por otro lado, el agua mineral proviene directamente de manantiales y es sometida a un procesamiento para eliminar microorganismos potencialmente dañinos.

Sin embargo, el consumo de agua embotellada conlleva algunas desventajas ambientales, como el impacto del transporte y el envasado en la generación de emisiones de CO2 y la acumulación de residuos plásticos que tardan siglos en degradarse de manera natural.

Además, las botellas de plástico pueden liberar bisfenol A, una sustancia química utilizada en su fabricación que, en concentraciones elevadas, puede actuar como un disruptor endocrino y alterar la salud. Este riesgo se acentúa cuando el agua permanece mucho tiempo en la botella, especialmente si está expuesta a la luz solar directa.

Por estas razones, se recomienda optar por agua embotellada en recipientes de cristal, ya que conservan mejor las propiedades del agua y evitan la presencia de sustancias químicas potencialmente dañinas.

Foto Freepik

Tiempo de consumo seguro del agua embotellada

Normalmente, se considera que el agua embotellada debe consumirse durante el día o, como máximo, dentro de las 24 horas posteriores a su apertura. Esto se debe a que, al beber directamente del envase, existe el riesgo de contaminar el agua con la flora bucal del consumidor.

Sin embargo, si se vierte el agua en un vaso, este plazo se puede extender hasta 48 horas después de la apertura de la botella. Esto se debe a que el contacto directo con la boca se ha evitado, reduciendo así la probabilidad de contaminación.

Es importante tener en cuenta que estos tiempos de consumo seguro pueden variar según el material del envase. En general, se considera que el agua embotellada en recipientes de vidrio es más segura, ya que este material no libera sustancias químicas al líquido, a diferencia del plástico.

Agua cruda: ¿Beneficios o riesgos?

En los últimos tiempos, ha surgido una tendencia hacia el consumo de agua cruda o sin tratar, que se embotella directamente de manantiales naturales sin someterse a procesos de purificación. Algunos fabricantes afirman que este tipo de agua contiene probióticos y minerales beneficiosos para la salud.

Sin embargo, los expertos y las autoridades sanitarias han expresado su preocupación por los riesgos potenciales del agua sin tratar. Al carecer de los procesos de desinfección, el agua cruda puede contener patógenos como salmonella, E. coli o giardia lamblia, los cuales pueden causar problemas gastrointestinales, especialmente en personas con sistemas inmunitarios más vulnerables.

Mientras que los defensores del agua cruda argumentan que los procesos de tratamiento eliminan los minerales y probióticos naturales, no existe evidencia científica sólida que respalde los supuestos beneficios a largo plazo de consumir este tipo de agua.

Regulación y alternativas al agua embotellada

Algunos consideran que el agua, al igual que el aire o la luz solar, debería ser un bien común al que nadie debería apropiarse. Sin embargo, hemos sido testigos de la privatización de los recursos hídricos, con la proliferación de empresas que controlan y comercializan el agua, siendo el agua embotellada el máximo exponente de este fenómeno.

Ante esta situación, es fundamental regular adecuadamente el sector del agua embotellada, estableciendo políticas que incentiven prácticas más sostenibles, como el reciclaje y la reutilización de envases. Además, sería ideal potabilizar y mantener limpias las fuentes de agua públicas, lo que reduciría la necesidad de consumir agua embotellada.

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Factores clave para determinar la seguridad del agua

Al evaluar la seguridad del agua, ya sea del grifo o embotellada, existen varios factores clave a considerar:

Origen y tratamiento: es importante conocer si el agua proviene de una fuente segura y si ha sido sometida a los procesos de purificación adecuados.

Calidad de las tuberías y envases: la antigüedad y el material de las tuberías, así como el tipo de envase utilizado, pueden influir en la presencia de contaminantes.

Tiempo de almacenamiento: el tiempo que el agua permanece abierta o embotellada afecta directamente su calidad y seguridad para el consumo.

Condiciones de almacenamiento: la exposición a la luz, la temperatura y otros factores ambientales pueden acelerar la degradación del agua.

Recomendaciones para el consumo seguro de agua

Para garantizar un consumo seguro de agua, ya sea del grifo o embotellada, se recomienda seguir estas pautas:

Preferir el agua del grifo: siempre que sea posible, optar por el agua del grifo, que suele ser más económica y sostenible que la embotellada.

Filtrar y hervir el agua del grifo: si hay dudas sobre la calidad del agua del grifo, utilizar filtros o hervirla durante 20 minutos para eliminar posibles bacterias o contaminantes.

Consumir agua embotellada en envases de vidrio: cuando sea necesario consumir agua embotellada, elegir recipientes de vidrio, que conservan mejor las propiedades del agua.

Respetar los tiempos de consumo: beber el agua embotellada dentro de las 24 horas posteriores a su apertura, o en un plazo máximo de 48 horas si se vierte en un vaso.

Almacenar adecuadamente: mantener el agua embotellada alejada de la luz solar directa y a temperaturas frescas para evitar la degradación del envase y el contenido.

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Dany Levito
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