Santo Domingo, República Dominicana — En los últimos tres años, un número creciente de dominicanos ha modificado su elección de vacaciones, pasando de destinos como Nueva York y Europa a optar por Colombia. Este país suramericano se ha consolidado como una opción popular, accesible y culturalmente cercana para miles de viajeros provenientes de Quisqueya.
En 2020, aproximadamente 10 mil dominicanos visitaron Colombia. Para 2021, esa cifra se triplicó, alcanzando casi 30 mil. En 2023, el número de visitantes superó los 100 mil. Este aumento sostenido no responde a una tendencia pasajera, sino a una combinación de factores: afinidad cultural, bajos costos, conexiones aéreas directas y la eliminación del requisito de visa turística desde el año 2015.
Desde esa fecha, los dominicanos pueden viajar a ciudades como Bogotá, Medellín o Cartagena únicamente con un pasaporte vigente y el llenado del formulario online denominado Check-Mig. El proceso es simple: no se necesitan entrevistas ni procedimientos complejos, y los pasajes de ida y vuelta desde República Dominicana pueden costar menos de 300 dólares gracias a las aerolíneas de bajo costo, que han facilitado aún más el intercambio entre ambos países.
Colombia se ha posicionado como un destino seguro, cercano y asequible para el público dominicano. Debido a que el ingreso promedio en ese país es menor que en República Dominicana, el poder adquisitivo de los turistas dominicanos se amplía. Un almuerzo completo en Bogotá puede costar alrededor de 200 pesos dominicanos, mientras que una noche de alojamiento en Airbnb puede estar en torno a los 3,500 pesos.
Más allá del aspecto económico, las ciudades colombianas ofrecen una sensación de cercanía cultural que resulta notable. Se comparten expresiones, sabores similares y una historia común que se remonta al siglo XIX, cuando se consideró una posible unión con la Gran Colombia.
Las relaciones diplomáticas entre ambos países comenzaron formalmente en 1936 y se han fortalecido con acuerdos en distintas áreas, como los tratados marítimos, la cooperación judicial, las inversiones y la promoción cultural.
Actualmente, empresas dominicanas como DiCO tienen operaciones en Colombia, mientras que más de 1,500 millones de dólares en capital colombiano se han invertido en sectores como turismo, energías limpias, alimentos y construcción en territorio dominicano.
Ciudades como Bogotá no solo ofrecen un clima frío similar al de Valle Nuevo, sino también atractivos históricos como Monserrate, la Candelaria, el Museo del Oro o la mina de sal de Nemocón. La oferta cultural incluye platos típicos como el chocolate con queso y almuerzos servidos en panaderías.
Además, destinos como Cartagena destacan por su arquitectura colonial; Medellín, por su clima templado y su enfoque en la innovación; y San Andrés, por sus aguas multicolores. El eje cafetero, con sus paisajes verdes y tradiciones, también ha captado el interés de los viajeros dominicanos.
El aumento de visitas no representa un caso aislado. Refleja una relación bilateral sólida, construida a lo largo del tiempo, que hoy se manifiesta en turismo, comercio y un vínculo cada vez más estrecho entre los pueblos del Caribe y los Andes.