NUEVA YORK.- Heury Gómez regresó a Midtown Manhattan después de casi cuatro meses bajo supervisión migratoria, generando alivio emocional en su familia tras un proceso inesperado. Al abrir su puerta, recibió abrazos y muestras de cariño que reflejaron la preocupación acumulada durante su ausencia.
El 5 de agosto, agentes federales lo detuvieron cuando asumía el cuidado completo de Noah, su hijo con condición comunicacional limitada, creando inquietud inmediata en el hogar. Ese mismo día había finalizado el trámite que le otorgó custodia exclusiva, un logro familiar que derivó inesperadamente en procedimientos supervisados sin explicaciones detalladas.
El 19 de agosto fue trasladado a Michigan sin previo aviso, compartiendo vuelo con otras personas sujetas a protocolos estrictos que aumentaron su incertidumbre. Durante el traslado permaneció bajo medidas restrictivas sin recibir información clara sobre las razones específicas.

En el centro asignado recibió uniforme rojo, categoría que lo ubicó junto a personas con procesos complejos, incrementando su preocupación sobre la organización institucional.
Su prima Carolina Zapata explicó que la agencia actuó por infracciones de 2015, asociadas a sanciones ya cumplidas que, según la familia, estaban resueltas sin implicación migratoria vigente. Gómez cumplió veinte días de reclusión, pagó multas y completó supervisión, trámites que su entorno consideraba concluidos.
Describió condiciones desafiantes en el centro, incluyendo alimentos en mal estado, periodos de aislamiento y pérdida de cabello por estrés, factores que afectaron su bienestar durante la estadía.
“Vivió momentos difíciles que impactaron su estabilidad durante la supervisión”, señaló Zapata. Relató un incidente con otros residentes que resultó en aislamiento, medida que consideró excesiva y que aumentó su vulnerabilidad emocional.
Frente a esta situación, su prima organizó una campaña pública y un fondo comunitario para asistencia legal, obteniendo apoyo masivo para sostener el proceso migratorio.
Zapata destacó que muchas familias carecen de recursos para enfrentar procedimientos similares, por lo que buscó visibilidad y acompañamiento especializado con espacios de orientación disponibles.
Un juez autorizó su liberación la semana pasada, lo que su familia celebró como un alivio significativo tras una etapa que demandó fortaleza emocional y organización constante.
De regreso en Nueva York, visitó Washington Heights y luego se dirigió al Bronx para ver a su madre, buscando transmitir tranquilidad después de semanas de discreción familiar.
Su entorno valora el cierre temporal de esta experiencia, reconociendo la importancia del apoyo recibido durante un proceso que superó expectativas y exigió resiliencia continua.
El retorno permitió reestablecer lazos cotidianos, fortaleciendo dinámicas familiares interrumpidas por gestiones formales prolongadas.
La experiencia generó reflexiones en su círculo cercano, promoviendo conversaciones para comprender mejor los procedimientos migratorios y valorar el apoyo en momentos complejos.
Con este contexto, su familia enfatiza la importancia de mantenerse informada para enfrentar requerimientos futuros, priorizando siempre el bienestar colectivo ante trámites prolongados o situaciones imprevistas.
REDACCIÓN FV MEDIOS


