Diputados que fracasan votando | La opinión de Sarah Morris

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Los diputados del PP están bajo el foco por sus votos a favor de algo que no parece que apoyen y, curiosamente, sus compañeros conservadores británicos también. Los dos partidos hermanos han sufrido en la misma semana goles en su propia portería, errores que dan cancha a sus rivales.

En el caso español se trata de no haber estudiado una enmienda clave; en el británico, los Tories pueden haberse pasado de listos en el proceso de elegir al próximo líder del Partido Conservador británico. Tras la debacle electoral conservadora de julio, el candidato James Cleverly, que ganó la ronda de votaciones anterior y un sondeo de los diputados solo un día antes, se quedó fuera de la selección sorprendiendo a todo el mundo.

Se sospecha que algunos diputados votaron para uno de sus rivales para intentar asegurar que Cleverly enfrentaría al rival más fácil

Se sospecha que algunos diputados que querían que el ex ministro de Interior y Exteriores sea el próximo líder de la oposición, votaron para uno de sus rivales para intentar asegurar que Cleverly enfrentaría al rival más fácil delante de los militantes en la última votación. Un diputado confesó al periódico The Times que votó a la ex ministra de Comercio, Kemi Badenoch, en lugar de su preferido, Cleverly, para que el ex ministro de Inmigración, Robert Jenrick, estuviera eliminado. Unos sondeos mostraron que en una elección entre Cleverly y Badenoch, los militantes votarían a Cleverly, pero entre Cleverly y Jenrick, el último vencería.

El tiro del diputado le ha salido por la culata con demasiados compañeros haciendo la misma jugada, táctica arriesgada con solamente 120 diputados votando. “Francamente, siento un poco de náusea ahora”, dijo el diputado confeso, que naturalmente no quiso ser nombrado.

Cleverly, cuyo nombre irónicamente quiere decir “inteligentemente”, intentó sin éxito evitar que sus partidarios intentaran manipular el concurso de esa manera, pasando el mensaje, incluso en la presentación de las memorias de Boris Johnson, de que sus fieles podrían eliminarle por accidente, según The Observer. El favorito se quedó el último con 37 votos, con Badenoch primero con 42 y Jenrick con 41.

Por su puesto que cabe la posibilidad de que los diputados sí votaran lo que realmente creían, rechazando la apelación de Cleverly, cuando dijo: “Déjanos ser más normales”. Igual han querido eliminar al último candidato percibido cómo centrista, prefiriendo a Badenoch que promete devolver el partido “a sus raíces”, abrazando más capitalismo y al Brexit; o a Jenrick, percibido antes cómo centrista, pero ahora cómo alguien que está pescando a los votantes del partido anti-inmigración Reform UK.

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La imagen que han dado los diputados británicos, sin embargo, es de incompetencia, hecho que da un balón de oxígeno al gobierno laborista que ha tenido unos primeros 100 días complicados, sobre todo por las críticas recibidas por donaciones de miles de libras en ropa y entradas de conciertos.

La militancia conservadora integrada por unas 140.000 personas tiene hasta el final de mes para votar por el sustituto de Rishi Sunak entre Badenoch, que dijo recientemente que las prestaciones por maternidad son “excesivas”, y Jenrick, que ordenó la eliminación de unos dibujos animados pintados en un centro de menores inmigrantes.

Los laboristas se han reído mucho sobre la supuesta eliminación sin querer de Cleverly. “¿Hay que declarar el resultado del liderazgo Tory como un regalo?”, bromeó un diputado laborista. Pero para los ciudadanos que necesitamos un riguroso rendimiento de cuentas de nuestros gobiernos, ver pruebas de tal deficiencia en los diputados de la oposición no es ninguna broma.

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