En un mundo donde las etiquetas se multiplican para abarcar la diversidad de experiencias humanas, surge un nuevo término que refleja cómo la tecnología está redefiniendo las relaciones íntimas: digisexualidad. Esta orientación sexual emergente encapsula la atracción hacia las interacciones donde la tecnología juega un papel central.
La digisexualidad se caracteriza por una conexión profunda con la tecnología en el contexto sexual y romántico. «Una persona digisexual encuentra en la tecnología, especialmente en los robots, una identidad sexual propia», señala Fundéu, abriendo el espectro a un amplio rango de experiencias tecnológicas en las relaciones. Desde el sexting y chatbots hasta el uso de juguetes sexuales avanzados, los digisexuales hallan en estos medios electrónicos un complemento o incluso un sustituto a las interacciones humanas convencionales.
Neil McArthur, autor de ‘The Rise of Digisexuality’, define la digisexualidad como «cualquier instancia en la que se utiliza tecnología en la sexualidad o las relaciones». Esta definición amplia sugiere que más allá de una simple preferencia por ciertos gadgets, la digisexualidad implica una integración de la tecnología en la expresión de la identidad sexual y afectiva de una persona.
A medida que la tecnología avanza y se vuelve más integrada en todos los aspectos de la vida cotidiana, la digisexualidad plantea preguntas importantes sobre el futuro de las relaciones humanas, el amor y el deseo. ¿Cómo afectará la tecnología a nuestras conexiones más íntimas? ¿Qué nuevas formas de expresión sexual y romántica surgirán? La digisexualidad no solo añade otra etiqueta a la creciente lista de orientaciones sexuales, sino que también invita a reflexionar sobre cómo la tecnología está transformando nuestra manera de vivir y experimentar el amor.