En tiempos donde ahorrar se ha vuelto una necesidad, muchas personas se preguntan si están siendo frugales o simplemente tacañas. Aunque ambos conceptos giran en torno al manejo del dinero, tienen motivaciones y consecuencias muy distintas.
¿Qué significa ser frugal?
Ser frugal implica tomar decisiones inteligentes y conscientes sobre cómo gastar el dinero. Las personas frugales:
Buscan maximizar el valor de sus compras, no solo pagar menos.
Ahorran con un propósito claro, como invertir o alcanzar metas financieras.
Evitan el consumo impulsivo y priorizan la calidad sobre la cantidad.
Son generosas cuando corresponde, sin afectar a otros por sus decisiones.
¿Y qué es ser tacaño?
La tacañería, en cambio, se caracteriza por un apego excesivo al dinero. Las personas tacañas:
Evitan gastar incluso en necesidades básicas.
Se sienten incómodas al compartir o contribuir en grupo.
Ahorran sin propósito, solo por el temor a gastar.
Pueden afectar sus relaciones personales por su resistencia a gastar.
¿Cómo saber cuál eres?
La línea entre ambos puede parecer delgada, pero hay señales claras:
Si ahorras para invertir o mejorar tu vida, eres frugal.
Si te niegas a pagar tu parte en una salida grupal, probablemente estás siendo tacaño.
Si prefieres comprar algo duradero aunque cueste más, eres frugal.
Si te incomoda gastar incluso cuando es necesario, estás cruzando hacia la tacañería.
En resumen, la frugalidad es una virtud financiera, mientras que la tacañería puede convertirse en un obstáculo emocional y social. ¿Y tú, cómo te identificas?
Ahorrar
Hoy en día, gran parte de nuestra vida financiera se desarrolla en entornos digitales, donde accedemos a productos y realizamos transacciones a través de diversas plataformas y redes. Por ello, adoptar hábitos de ciberseguridad se vuelve esencial para proteger tanto nuestra información como nuestro bolsillo.
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La Superintendencia de Bancos (SB), a través de su plataforma ProUsuario, compartió algunas medidas clave para fortalecer tu seguridad financiera, tanto en el entorno digital como en el físico:
La información de tu tarjeta. Al pagar con tu tarjeta de crédito en cualquier comercio, solicita que la transacción sea realizada bajo tu supervisión y protege celosamente informaciones como el número de 16 dígitos de tu plástico, la fecha de vencimiento y el código de seguridad de tres dígitos ubicado al dorso o de cuatro números ubicado en el frente de tu tarjeta de crédito. Con esos datos, cualquier persona malintencionada puede realizar consumos que son cargados a tu tarjeta.
Atención a tus pertenencias. Sabemos lo importante que es para nuestro bienestar realizar actividades recreativas o de ocio, incluyendo las fiestas y salidas nocturnas con amigos. En esas ocasiones, siempre procura mantenerte al tanto de tus pertenencias; esto es especialmente importante si estás en el extranjero o en espacios muy concurridos.