Verushka Freixas es una artista plástica que tiene una característica especial, además de ser una ávida lectora es ilustradora de cuentos para niños, que ella también escribe, y su manera de jugar con los colores y las formas consigue que sus dibujos parezcan demasiado vívidos, porque son vibrantes y seguramente despiertan en la imaginación de sus pequeños lectores ese gesto cordial con el que los chicos miran a sus amiguitos, porque en los cuentos que Verushka dibuja con tanta perfección y maestría los chicos encuentran personajes amigables.
¿Cómo fue tu infancia?
Crecí en una casa donde había muchos libros, muchos discos de pasta de música clásica y tuve unos padres maravillosos que leían libros todo el tiempo, que me ponían a leer desde pequeña. En mi casa había una biblioteca enorme, recuerdo que mi padre me sentaba a leerle cuentos, de Andersen, de Perrault, aunque mi favorito era Carlo Collodi, esa historia de Pinocho me impresionó tanto desde niña que la leí más de una vez, hasta ahora es mi favorito. También me pusieron en clases de ballet, con una de las primeras mujeres que abrió una academia de danzas en el país.
¿Te gustaba la danza?
Estudié con una profesora que se llamaba Margarita Lama, que enseñaba danza hindú, después estudié danza moderna con Eduardo Villanueva, todo eso formó parte de mi desarrollo artístico y de mi acercamiento al arte en general
¿Cómo comienza tu inclinación al dibujo?
Eso empezó como seguramente como empieza en la mayoría de los casos, primero rayaba las paredes, después me compraron cuadernos para bocetar, hasta que cuando fui un poco mayor me inscribieron en bellas artes. Cuando mi papá murió mi mamá me sentó y me preguntó qué carrera iba a estudiar yo, así que elegí una que se cursaba en APEC, me inscribí en Diseño gráfico publicitario, y me encantó, porque tenía mucho dibujo y mucho diseño, pero no la terminé, porque llegó un momento en que me pareció que lo yo quería aprender de esa carrera ya lo había aprendido, después me casé. Ya casada y con hijos estudié Psicología, y esa carrera sí la concluí. De niña y de adolescente, más que escribir yo dibujaba, en la escuela hacía paquitos a mano, que todo el mundo leía y se los pasaba.
¿Cuándo fue tu primera exposición?
Yo participé en mi primera exposición en los años 90, creo que fue en el 94, en Casa de Teatro, fue una muestra llamada “Pintura Joven”, gané una mención de honor, en el María Ugarte gané otro premio, hice mi primera exposición individual en el 96, y así comenzó esta trayectoria.
¿Cuál es la técnica que más te gusta?
La acuarela, una vez en Londres recibí un premio precisamente por una obra con esa técnica, de la Real Sociedad de Acuarelistas, es algo que a simple vista parece fácil, pero en verdad no lo es, yo creo que llegar a dominarla es una de las cosas más difíciles.
¿Qué artistas fueron los que más influyeron en tu estilo?
Cuando uno es muy joven, a los 19 o 20 años, uno se interesa por determinados pintores y por sus estilos, a mí siempre me gustó la obra del nicaragüense Armando Morales, la del mexicano Francisco Toledo, Eleonora Carrington, me encanta su simbología, Remedios Varro, también. En un viaje a Nueva York pude ver de cerca la obra de Paul Klee, que también me impresionó mucho, como él era músico hay en sus obras una sensibilidad que es casi musical. Otros, al verlos en vivo, me decepcionaron un poco, como Salvador Dalí, que en los libros hasta se ve mejor.
¿Cuál fue tu primer libro publicado?
En el año 98 mi esposo fue nombrado ministro consejero en Alemania, entonces nos fuimos a vivir allá, con una hija pequeñita, fue un cambio impactante, desde el trópico a un país frío en todos los sentidos. Es un lugar muy organizado, la lejanía, la soledad, despiertan sentimientos especiales, porque allá la gente hace su vida más en la casa, porque no se necesita salir para hacer trámites ni diligencias. De unos bocetos que yo fui haciendo, de ahí surgió Margarita y la nube, un invento que hice para que mi hija, que no quería comer, comiera. Ella me pedía todos los días que se lo contara, así que esa fue como la génesis de ese libro. Decidí hacerlo en verso, pero como yo no soy poeta, le pedí a mi amigo León David que me escribiera los poemas, y lo editamos por Alfaguara. Hasta hace unos años llevaba vendidos más de nueve mil ejemplares.
¿Qué otros libros has publicado?
Después vino Ana ama el chocolate, para niños pequeños, luego vino Lucas, después apareció Maxi tiene su zoológico en casa, después El gato pianista, que son unas aventuras de gatos ilustradas también por mi hija Paloma, y el último es Caspar, el gato mago.
¿Tú crees que se necesita más educación artística en nuestro sistema educativo?
Yo siempre digo que son dichosos los niños que tempranamente se asoman al arte, sea la danza, la pintura, el dibujo, la música, porque eso permite desarrollar su sensibilidad, ese niño o niña, con la guía de buenos maestros que le enseñen a apreciar la belleza, yo me animo a decir que muy difícilmente va a tomar el camino de la delincuencia, porque seguramente va a ser un mejor ser humano en su vida adulta.
Infancia
Crecí en una casa con muchos libros, muchos discos de pasta de música clásica, tuve unos padres maravillosos que leían libros todo el tiempo”
Acuarela
Es una técnica que a simple vista parece fácil, pero en verdad no lo es, yo creo que llegar a dominarla es una de las cosas más difíciles”