Cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud, instituido por las Naciones Unidas en 1946, con el objetivo de crear conciencia sobre su importancia para las poblaciones y para toda la humanidad.
El lema para 2024 es “Mi salud, mi derecho”, que enfatiza que todas las personas debieran acceder a servicios sanitarios eficientes, a atenciones de calidad, a cuidados preventivos y a información sobre el cuidado de la propia salud.
El lema destaca también la importancia del acceso a recursos básicos como agua potable, aire limpio, alimentación adecuada, vivienda digna, un entorno laboral seguro y condiciones ambientales saludables.
Esto último, para más de la mitad de la población mundial es una utopía, porque en los países pobres la atención sanitaria de calidad es solamente para los que pueden pagar, y millones de personas tienen que elegir entre comprar medicinas o comer, o pagar por un techo.
En cuanto al derecho a un medio ambiente saludable, el calentamiento global y la depredación de los recursos naturales del planeta son el principal atentado en su contra, mientras el mundo sufre un progresivo deterioro de las condiciones de vida.
Las poblaciones desplazadas por la guerra y por la polución de desechos tóxicos, tampoco tienen acceso a una buena atención de salud.
El negocio de los que se enriquecen a cambio de brindar una cobertura insuficiente y mínima, es otro problema que atenta contra la salud.
Y aunque la Organización Mundial de la Salud trabaja desde hace décadas por una atención sanitaria adecuada para todas las poblaciones, sobre todo para las de más bajos ingresos, el avance es lento.
De ahí que esta fecha debe servir para reflexionar sobre la importancia de una cobertura universal de salud, centrada en el bienestar sanitario de todos, con un sistema que responda a la mayoría de los graves problemas que padece la gente.
Esto implica disponer de centros de salud accesibles, con suficiente cantidad de profesionales, que trabajen en condiciones dignas y horarios adecuados, así como garantizar el acceso a los medicamentos que las personas necesiten.
El compromiso para conseguirlo debe ser colectivo, de ahí que estemos obligados a exigir que la salud se respete como el más universal de todos los derechos.