Día del Maestro: docentes que marcan vidas

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El 30 de junio se celebra el Día Nacional del Maestro para reconocer la importante labor y esfuerzo del docente

Aunque en la actualidad algunos cuestionan la vocación docente, este sentir sigue siendo el motor que impulsa a que miles de personas se dediquen a la profesión de enseñar.

Porque el ser docente es una vocación que para practicar exige entusiasmo, compromiso, dedicación, servicio a los demás y sobre todo, confianza en el poder de la educación.

En la República Dominicana este 30 de junio se celebra el Día Nacional del Maestro, en honor al natalicio del profesor Juan Bosch Gaviño, que fue uno de los más importantes profesores dominicanos, por sus saberes adquiridos como autodidacta.

Para las décadas de los 60 y 70 en el país solo se exigía tener un octavo grado aprobado para optar por ser maestro de primaria en cualquier centro educativo público.

Esa situación permitió que decenas de jóvenes desde su adolescencia se desarrollaran y pusieran en práctica la transmisión de sus conocimientos.

Los maestros autodidactas, también conocidos como maestros empíricos, marcaron una época de la educación dominicana y hoy en día algunos son símbolos de la excelencia docente del país.

“Nací para ser maestra”

Entre estos se encuentra la maestra María Caminero, que fue nombrada por el Ministerio de Educación a la edad de 17 años, para impartir docencia en una pequeña escuela que se encontraba a tres kilómetros del municipio de Guayabo en la provincia San Juan de la Maguana.

La profesora María, como era llamada por sus estudiantes, narra que desde su niñez su vida se desarrolló en torno a los centros educativos, porque su madre era conserje en la escuela María Consuelo Matos.

“Yo ayudaba a mi madre a limpiar la escuela y un día llegaron de la Secretaría de Educación una comisión, a dar un examen para los que querían ser maestros y cuando me enteré solté la escoba, fui y me senté y tomé mi examen”, expuso.

Explica que estuvo por varios años en la escuelita de Guayabo, hasta que decidió cambiar con una amiga un traslado y se fue a continuar con su pasión de impartir docencia al sector “La Yagua”, en la provincia de Elías Piña, donde duró 12 años, “allí formé familia y me hice de grandes amigos”.

“De Elías Piña me trasladaron a San Cristóbal y aquí di clases hasta que decidí, por salud, retirarme. En 28 años de ejercicio nunca me ha faltado un centro para dar clases. Aunque ya no ejerzo, sigo ligada a la escuela, porque vivo al lado del Politécnico Loyola y desde mi barcón veo a los niños y me entero de todo lo que pasa en el centro educativo”.

La maestra María resalta que aunque ya que ya no ejerce el magisterio siente una gran satisfacción, al mirar atrás y ver todas las vidas que marcó con el poder de la educación.

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“El saber que muchos de mis alumnos hoy en día son maestros, doctores, entre otras carreras, sobre todo, saber que mis cinco hijos fueron muy buenos profesionales me hace sentir muy bien”, dijo.

Un maestro autodidacta que marcó la lucha por los docentes

Otro maestro autodidacta que alcanzó grandes posiciones de éxitos en la vida educativa y política del país es Rafael Santos Badía, quien también comenzó en el magisterio a la edad de 17 años.

Santos Badía inició su carrera de maestro el 21 de septiembre de 1971 en la primaria del Colegio Nuestra Señora de Fátima, en el ensanche Espaillat del Distrito Nacional.

Ese plantel educativo en la mañana operaba como la escuela y en la noche era el Liceo Emilio Prud Homme, donde él realizaba su bachillerato.

“En ese plantel yo daba clases en el nivel primario en el día y de noche estaba haciendo mi bachillerato, es decir, que en la misma escuela me pasaba el día y la noche. Esos fueron mis inicios en 1971, cuando comencé con el segundo teórico a dar clases”, dijo.

Líder de multitudes

Ya para el año 1972 se estaba fundando la Asociación Dominicana de Profesores, por lo que en la zona norte del Distrito Nacional se creó una filial de la ADP, de la cual él estaba al frente.

“Mientras estuve desempeñando esa función visité todas las escuelas de esa jurisdicción, hecho que permitió que mi liderazgo creciera y ya para el 1975 pasé a ser Secretario Nacional de Reclamos y Conflicto de la asociación de profesores.

Con el pasar de los años Rafael Santos se convirtió en un luchador incansable de los derechos de los docentes dominicanos. Este hecho lo llevó a ocupar las más altas posiciones de este gremio docente y ser el protagonista de las más grandes luchas.

Un gran cambio a favor del magisterio

La vida del docente autodidacta dio un giro de 90 grados con la creación de la Ley 66-97 y tres años después, el decreto No. 639-03, que establece el Estatuto del Docente, que determina que para ejercer el magisterio los maestros deben contar con el título de una licenciatura, por lo que el Estado les otorgaba cinco años para obtenerlo.

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Este cambio trajo consigo una serie de mejoras para el magisterio dominicano, debido a que la capacitación de los docentes ha permitido una evolución en el desarrollo socioeconómico de los maestros.



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