América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo, donde el 10 % más rico de la población tiene ingresos 12 veces mayor que el 10 % más pobre, mientras que académicos y sociólogos lamentaron la ralentización para revertir esta situación.
En la sesión ´Hacer frente a la desigualdad en América Latina y el Caribe´, que se celebró este jueves en el marco de la 64 edición de la Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Punta Cana (República Dominicana), los expositores alertaron que uno de cada cinco habitantes de la región es clasificado como pobre.
En el análisis del BID, en asociación con la London School of Economics, la Universidad de Yale, Institute for Fiscal Studies y académicos de más de una docena de universidades, se reflejó que la desigualdad puede “heredarse”, ya que nacer en un barrio de bajos ingresos, pertenecer a una minoría étnica o tener padres con escolaridad limitada u ocupaciones mal pagadas contribuyen a esta situación.
En ese informe, República Dominicana y Nicaragua se encuentran cerca del medio de la distribución regional de la desigualdad. En estos dos países la caída de la desigualdad fue modesta.
12veces más ingresos tiene el 10% más rico que el 10 % más pobre en América Latina y el Caribe.
Las políticas redistributivas, como las ayudas sociales, explicaron gran parte de la disminución de la desigualdad en países como Guatemala, Panamá, Honduras y República Dominicana.
Se identificó que el porcentaje de personas pobres y la brecha de la pobreza se redujeron mínimamente en los años posteriores a la entrega de estas ayudas.
La brecha bajó del 9.7% al 9.0%, mientras los pobres pasaron de ser un 27.9% al 26.9 %.
Por ello, solicitaron a los gobiernos que abandonen viejos supuestos y apliquen un cambio de mentalidad, sobre todo en el campo de la educación.
En materia económica, para reducir la desigualdad consideraron clave que los trabajadores con contratos informales obtengan políticas diferentes para sus sistemas fiscales y de pensiones, capaces de promover un crecimiento económico y productivo.
Pobreza y desigualdad
Para el investigador de la Universidad de California en Irvine (Estados Unidos), Stanley Bailey, es fundamental distinguir entre pobreza o riqueza y desigualdad, ya que para él no se trata tanto de los recursos de los que dispones sino de la voluntad.
“Las políticas no dependen tanto del nivel de riqueza del país, sino de la voluntad. En Brasil se ha apostado por crear programas para mejorar la educación terciaria que ha ayudado mucho para reducir la desigualdad por color de piel o por género, cosa que por ejemplo en Estados Unidos no se hace, por mucho que sea el país más rico de la región”, comentó a la audiencia.
Inversión económica
En este sentido, Eduardo Levy-Yeyati, de la Universidad Torcuato Di Tella en Argentina, corroboró que un estudio de su centro reveló que las escuelas en zonas más pobres reciben menos inversiones y, por lo tanto, las oportunidades para los jóvenes de esas zonas son menores.
Aunque hubo logros entre 1990 y 2014, los avances para revertir la desigualdad se han estancado, argumentó el académico de la London School of Economics de Reino Unido, Francisco Ferreira, para quien se debería invertir más en los niños y niñas de zonas con menos recursos.
Por ejemplo, en Colombia, Chile y Uruguay, alrededor del 1 % de la población controla entre el 37 % y el 40 % de la riqueza total, mientras que la mitad más pobre sólo controla una décima parte de la riqueza.
Ferreira explicó que las desigualdades son multifacéticas y están interconectadas en América Latina, y que hay muchas diferencias según el color de piel, ya que en los análisis de oportunidades e inversión “los blancos están arriba y los negros y los indígenas en posiciones bajas”.