Según datos del Ministerio de Sanidad, más de 700.000 personas mayores de 40 años sufre alzhéimer, y se calcula que en el año 2050, el número de enfermos se habrá duplicado y se acerque a los dos millones de personas.
No hay cura para esta enfermedad, pero se está investigando sobre ella y por ejemplo, un estudio ha mostrado una relación entre esta dolencia neurodegenerativa y el virus del herpes zóster.
El estudio, publicado por científicos de la Universidad de Stanford (EE UU), sostiene que el virus del herpes zóster, que causa una erupción dolorosa, podría aumentar el riesgo de desarrollar alzhéimer, ya que las personas que recibieron una vacuna contra el virus tenían un 20% menos de probabilidades de desarrollar el trastorno años después.
El herpes zóster es causado por el mismo virus que causa la varicela. Después de contraer la varicela, el virus, llamado varicela-zóster, permanece oculto en el sistema nervioso de por vida.
Al envejecer, el virus puede reactivarse aleatoriamente y viajar a través del sistema nervioso hasta la piel. Los médicos no están seguros de qué causa la reactivación del virus, pero suele ocurrir en personas que envejecen o enferman, lo que sugiere que podría estar relacionado con un sistema inmunológico debilitado.
El estudio analizó 300.000 registros sanitarios de personas nacidas en Gales entre 1925 y 1942 y los siguió a lo largo del tiempo, buscando su vacunación contra el herpes zóster, su diagnóstico de herpes zóster y su diagnóstico de demencia.
Los científicos diseñaron pautas de vacunación contra el herpes zóster con un límite de edad, basándose en datos que mostraban que la vacuna no era efectiva en personas mayores de 80 años.
Así, los investigadores tenían dos grupos para estudiar: aquellos nacidos antes de 1933 que no se vacunaron y aquellos nacidos después de 1933 que sí lo hicieron. Los grupos eran similares en cuanto a edad, condiciones preexistentes y otros antecedentes de salud.
Los autores descubrieron que la vacunación redujo el riesgo de desarrollar demencia en un 20% en los siete años posteriores a la recepción de la vacuna.
“Estamos buscando un efecto causal, que es específico de la demencia. Está claro que hay algo en juego”, dice Pascal Geldsetzer, epidemiólogo de la Universidad de Stanford y autor del estudio.
Para asegurarse de que lo que estaban viendo no era específico de Gales solamente, Geldsetzer y su equipo realizaron un análisis similar en el Reino Unido y Australia, y encontraron la misma tendencia.