Un equipo internacional de investigadores, con participación española, ha demostrado que el hielo posee capacidad para generar electricidad cuando se deforma mecánicamente, revelándose como un material flexoeléctrico con potencial para la obtención de energía.
A diferencia de los materiales piezoeléctricos (que generan electricidad bajo presión), los flexoeléctricos producen corriente cuando se doblan de forma heterogénea. Esta propiedad, presente naturalmente en huesos humanos, se confirma ahora en el hielo, abriendo nuevas vías de investigación y aplicación.

La relevancia del hallazgo es dual: ofrece posibles aplicaciones tecnológicas en energías renovables y ayuda a comprender mejor la formación de rayos en tormentas eléctricas, fenómenos devastadores cuyo origen exacto permanecía parcialmente inexplicado.
En un contexto de búsqueda global de fuentes energéticas alternativas, el hielo se presenta como recurso abundante, renovable y accesible. Tres cuartas partes del planeta son agua, y aunque no toda está congelada, el hielo existe en glaciares, montañas e incluso en congeladores domésticos. Si bien los experimentos se realizaron a temperaturas extremas (-113 °C), ya a 0 °C se observa generación eléctrica por deformación, destacando su ventaja frente a combustibles contaminantes como el petróleo.
Además de la flexoelectricidad, a -113 °C el hielo desarrolla ferroelectricidad en su capa superficial—propiedad de polarización espontánea—, combinación que lo convierte en un material tecnológicamente prometedor.
Este descubrimiento también resuelve un enigma meteorológico: las nubes de tormenta contienen millones de microcristales de hielo cuyo choque y plegamiento—no la mera presión—generaría la electricidad estática que desencadena rayos. En experimentos de laboratorio, al someter hielo a deformaciones similares a las nubosas, se midieron potenciales eléctricos comparables a los de un rayo.
La accesibilidad del hielo sugiere que la generación eléctrica mediante este método podría ser viable en el futuro, aunque requiere más investigación. El hallazgo, pues, no solo amplía el horizonte de las energías limpias, sino que mejora nuestra comprensión de fenómenos atmosféricos extremos.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


