“Todo el mundo es fan de Ferrari, incluso los que dicen que no lo son”. Lo dijo Sebastian Vettel, y lo han comprobado muchos en esta visita a Maranello tan especial que Mattel, celebrando la renovada y emocionante asociación Hotwheels y Ferrari, ha permitido a Motorsport.com. Quien escribe estas líneas ya se había enamorado de ese escudo cuando era niño, y matizaría a la frase que abre el artículo: quién dice que no lo es, lo es, pero quizás aún no lo sepa.
Después de coger fuerzas en el Montana, ese restaurante que apasionaba a Michael Schumacher y que han visitado todos los pilotos de Ferrari en algún momento (con firmas, cascos, monos y demás objetos que lucen en las parads), llegó la visita a la fábrica de los sueños, de los sueños cumplidos de quienes logran tener un Ferrari, y de los sueños inalcanzables de quienes solo aspiramos a admirarlos. A la salida del Montana, por cierto, nos cruzamos con Piero Ferrari, único hijo vivo de Enzo Ferrari y de hecho dueño de parte de la empresa como heredero.

De lo que disfrutamos durante la tarde fue del ‘Ferrari Factory Tour’, de acceso limitado al público general, que debe conformarse con contratar el ‘Tour Panorámico’.
En la sala de espera, por cierto, ya está el casco de Lewis Hamilton en miniatura junto al de Charles Leclerc, pero las imágenes que se muestran en las pantallas son de las victorias del monegasco y de un tal Carlos Sainz en 2024.
Tapadas las cámaras de los móviles y firmado un documento que acredita que no vas a reproducir ni publicar contenido audiovisual, se accede a la parte de los edificios originales, los que Enzo Ferrari llevó a Maranello cuando las instalaciones de Módena se le quedaron pequeñas, la sede que en un principio se pensó para el pueblo de Formigione, cuyos administradores rechazaron la idea, para bendición de Maranello.
Para ser justos con la historia, no son los edificios originales, pero sí los míticos, reconstruidos tras la Segunda Guerra Mundial. El corazón se transporta a épocas pasadas con el amarillo que distingue esos edificios, con el color de Modena con el que Ferrari habría competido de no ser porque en las primeras épocas de las carreras cada equipo debía llevar el color de su país (por eso Aston Martin va de verde).
Tras esos edificios, se adentra uno en una especie de pueblo, con calles que llevan el nombre de grandes héroes de la Scuderia y de quienes fueron campeones con ellos (el último, Kimi Raikkonen) y con una vía principal llamada, por supuesto, Enzo Ferrari. Choca el contraste del romanticismo histórico de la primera parte con el modernismo de lo que se ve después. El autobús se detiene en la primera de las dos paradas, el pabellón del Departamento de Mecanizado Mecánico, edificio de 2001 que empieza con una vista desde arriba de los 15.000 metros cuadrados, con 15 isletas de producción, donde trabajan 70 personas con más de 100 máquinas, entre ellas dos simpáticos robotos llamados Romeo y Julieta que trabajan en ajustar piezas en equipo.
Expuestos se pueden apreciar los motores del 812 Superfast y del SF90 XX Stradale. El paseo por la planta, que cuenta con sus propias calles con pasos de peatones permite ver parte del proceso de creación de piezas, y acaba en la Sala Metereológica, que es el departamento de control de proceso y verificación de todos los trabajos mecánicos, con cerca de ocho mil instrumentos y dotado con dispositivos de control de temperaturas que se mantienen constante en 20 grados.
El siguiente pabellón que se visita es el de ensamblaje, que es el segundo más grande. En el viaje entre ambos edificios se cruzan Ferrari que están siendo testados, con las últimas pruebas por dentro y por fuera de su pabellón correspondiente antes de entregar a sus afortunados nuevos dueños.
Subimos a la segunda planta, donde recorremos las dos líneas de producción, primero con el chasis y luego, desde la estación 14, con la unión de chasis y tren motriz. Motores que tienen sus grupos separados entre los V8 y los V12. En paralelo está la línea del impresionante Ferrari Daytona SP3. Y llegamos a los detalles de la carrocería y de interiores, con los diferentes tipos de tela y materiales, todo trabajado a mano.
El autobús se dirige al circuito de Fiorano, al edificio Endurance and Corse Clienti, donde exploramos los programas de fidelización, es decir, los programas para los clientes más exclusivos, para coleccionistas. Ferrari tiene ahor mismo tres programas principales de fidelización, es decir, clientes de Fórmula 1, el Sport Prototyping Clienti, el más reciente, lanzado tras la victoria en las 24 horas de Le Mans, y el programa FXX. Inevitablemente esa visita, especialmente la planta de los F1, pone los dientes largos y las manos en la cabeza, viendo los monoplazas totalmente originales y de distintas épocas del mundial que adinerados aficionados han comprado y que tienen que dejar allí. Los pueden utilizar en el propio circuito de Fiorano o llevarlos a cualquier parte del mundo donde tienen que ir, eso sí, con la supervisión de personal de Ferrari. ¡Quién pudiera tener un F2004! Aunque personalmente preferiría aparcarlo en casa en lugar de tenerlo allí.
Desde ese edificio disfrutamos de una sorpresa no planeada, ya que en ese momento se estaba probando, camuflado, eso sí, el futuro Ferrari eléctrico, que pudimos ver de cerca pero por razones obvias apenas escuchar.
Tras pasar por el Museo, de acceso al público y donde sí pudimos hacer fotos y vídeo, regresamos al hotel para un breve descanso.
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El día se completó por la noche con el evento de Hotwheels y Ferrari del que aún no podemos publicar, en un marco inigualable, dentro de las instalaciones del circuito de Fiorano, pasando por la Plaza Michael Schumacher (el único que tiene plaza en lugar de calle, por motivos evidentes), donde se encuentra la casa de Enzo Ferrari en la que Hamilton se hizo la ya mítica primera foto con Ferrari.
Y precisamente ahí, aunque con los objetivos de los móviles tapados que impedían recrear esa foto, acabó un día inolvidable de vivir Ferrari desde dentro. Qué razón llevabas, Vettel.
En este artículo
Jose Carlos de Celis
Coches
Fórmula 1
Ferrari
Scuderia Ferrari
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