#Deportes: El Aston Martin más viral, con el objetivo más solidario #F1

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Tal vez solo hay algo aún más admirable que luchar por una causa justa y es el hecho de luchar por una causa que hoy es tuya, pero favorecerá mañana a otros. 

Durante el pasado carnaval se hizo viral un coche de Fórmula 1 que apareció en un pueblo de algo menos de 6.000 habitantes, Talavera la Real, en Badajoz. Al volante una chica, Silvia, que junto a su padre Juanjo  tenían un objetivo mucho más importante que el de una victoria, el de dar a conocer el síndrome de SanFilippo. De hecho las pegatinas de los pontones y el alerón no lucen ninguno de los millonarios patrocinadores que lleva el monoplaza de Fernando Alonso y Lance Stroll, sino el nombre de la enfermedad rara que padece su hermana pequeña, Sandra, de 14 años.

Silvia, la hermana mayor, con el Aston Martin SanFilippo

Silvia, la hermana mayor, con el Aston Martin SanFilippo

El Sindrome SanFilippo es un tipo de mucopolisacaridosis, en el que el organismo no es capaz de sintetizar una encima, que en el caso de la pequeña es la de SanFilippo. Con esa enfermedad, los azúcares se acumulan en el organismo, en los órganos. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa de muerte temprana, lo que precisamente la convierte en una enfermedad infantil. Una enfermedad que quien escribe estas líneas no había escuchado nunca, y probablemente, lector, tú tampoco, porque entre el tan a menudo injusto reparto de inversiones y el hecho de que no lo padezca un número muy elevado de niños (nunca se pueden considerar pocos) hace que haya muy poca investigación.

Y eso es lo que se pide, investigación, darlo a conocer. El Aston Martin Racing se empezó a fabricar entre 2014 y 2015, en el seno de una familia que desde mucho antes, cuando debutó, ya apoyaba e idolatraba a Fernando Alonso. Por eso ese coche primero lució el color del Ferrari que tiempo atrás había llevado el asturiano, y también tuvo los colores míticos del Renault de los dos mundiales de los años de vino y rosas, cuando en esa casa, como en tantas otras de nuestro país, se vibraba cada domingo más o menos a la hora de comer.

El chasis está heco de tubos cortados y soldados con el diseño de un F1, la mecánica (frenos, trapecios, transmisión y ruedas) son de un coche viejo que tenía la familia, y la carrocería exterior son trozos de chapas, dándole forma y acoplándola al chasis, con “muchos martillazos y muchos cortes en las manos”, admiten. El coche no tiene motor porque si lo tuviera no podrían sacarlo a la calle.

El coche fue realmente una promesa del padre, experto en la chapa y pintura y con conocimientos de mecánica a su hija mayor, pero un par de años después llegó la triste noticia de la enfermedad que padecía la hija pequeña, y hubo que buscar un altavoz. “Para dar a conocer la enfermedad, pensamos en el Fórmula 1, porque una enfermedad es algo triste y si quieres dar a conocer algo así tienes que utilizar algo llamativo, así que pensamos en sacar el F1, vestirnos de Alonso y salir a la calle y ponerle las pegatinas de la enfermedad al coche”, explican en charla con Motorsport.com. “El coche al final no deja de ser un medio, un altavoz para que la gente se fije y vea las pegatinas y quiera indagar, pregunte y demás”.

 

Eran los segundos carnavales en los que ese coche salía a la calle para dar a conocer la enfermedad. Sin embargo, en 2018, con el coche pintado del Ferrari de 2014, no se logró el revuelo que esta vez se ha alcanzado ahora. Pero falta la guinda, porque junto al objetivo de dar a conocer el síndrome, Silvia admite que les encantaría que Alonso se pronunciara sobre la enfermedad, y celebra que aunque no era la meta principal, tanta gente se acercara al monoplaza y en redes sociales los vídeos corrieran como la pólvora.

Tal revuelo no compensa, pero alegra. Sobre todo después de tanto tiempo, tanto trabajo, tanto dinero y sobre todo tanto desgaste mental.  

Y mientras esperan que Alonso conozca su historia, ansían la tan esperada 33 que la hija mayor, más optimista, no descarta en este 2025 mirándose en el espejo de una McLaren F1 que el pasado curso empezó con muchas dudas y acabó con el mejor monoplaza. El padre, con mayor cautela, lo ve más para 2026: “Este año quizás esté un poco más difícil pero a ver si el año que viene con el cambio de reglamento le dan un coche más competitivo”.

“Y si no, pues le dejamos el nuestro y ya está”, sonríen de una manera casi envidiable, siendo la que es su situación. Eso vale un mundial.

 
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