#Deportes: “Con Sainz y Albon logramos lo que antes era imposible” #F1

En Grove ya no se conforman con sobrevivir. Después de años sumidos en la irrelevancia deportiva y económica, Williams ha cambiado de rumbo. Lo ha hecho desde la base, desde el liderazgo de James Vowles y una nueva política deportiva que ha dejado atrás los tiempos de fichajes por patrocinio —como los de Nicholas Latifi o Logan Sargeant— para apostar por el talento real.

En 2025, por primera vez en mucho tiempo, la escudería británica cuenta con dos pilotos de altísimo nivel: Carlos Sainz y Alex Albon. Una combinación que ha disparado el rendimiento del equipo.

En una mesa redonda con varios medios, entre ellos Motorsport.com, el propio Vowles lo reconocía sin rodeos: “Lo he dicho varias veces, tenemos suerte de tener realmente dos pilotos de primer nivel. Y no se trata sólo de cómo pilotan el coche, sino de cómo lo desarrollamos a lo largo de la temporada”.

Sainz llegó este año procedente de Ferrari con un perfil de piloto completo, cerebral, experto en desarrollo y análisis técnico. Albon, por su parte, lleva tiempo siendo el alma de Williams en pista, y ahora tiene por fin un compañero de equipo a su altura. La sinergia entre ambos está siendo clave para entender y exprimir al máximo el FW47, un monoplaza que ha sorprendido a todos y que ya ha permitido a Williams colocarse como el quinto mejor equipo de la parrilla… e incluso el cuarto en Miami, por delante de Ferrari.

“Con dos pilotos, puedes comparar lo que haces durante el fin de semana, duplicar el trabajo en la puesta a punto, lo que nos ha llevado hasta donde estamos hoy”, continuaba Vowles. “Todo lo que puedo decir es que con sólo un piloto de primer nivel no hay manera de que hubiéramos sido tan rápidos como en Miami”.

La buena dinámica entre Sainz y Albon, clave

La relación entre Sainz y Albon también ha roto moldes en cuanto a la colaboración interna. En un mundo como la Fórmula 1, donde cada milésima cuenta y los pilotos suelen esconder información para imponerse al otro lado del garaje, Williams vive justo lo contrario.

“Alex es una persona sencilla a la que le encanta pilotar y correr con los coches, y desde las primeras reuniones le decía de todo a Carlos: prueba esto, haz esto, echa un vistazo a esto…”, explica Vowles. “Eso no es normal. Normalmente, uno de tus pilotos intenta retenerlo todo para ganar ventaja durante más tiempo. Nosotros no tenemos eso en absoluto”.

“Carlos, cuando encuentra algo, ahora lo comparte. Es un ambiente que no he tenido la alegría de ver en un equipo en mucho, mucho tiempo. Son dos pilotos que no tienen nada de ego. Tienen un futuro a largo plazo aquí, ver el equipo y cómo avanzamos juntos es algo que Carlos está disfrutando”.

Un futuro prometedor

Y en pista, la fusión de estilos también está funcionando. Mientras que Sainz se apoya en su meticulosidad con los datos y en un enfoque técnico al máximo nivel, Albon aporta esa sensibilidad innata para sentir el coche. “Lo que Alex también está aportando a Carlos es que es un piloto realmente natural e instintivo en su tacto. En cuanto a Carlos, se basa mucho en los datos, pero hay una buena fusión entre sus estilos”, cerraba el jefe de equipo.

Este nuevo Williams ya no es aquel equipo resignado a luchar por no ser último. Vowles ha tomado el timón y ha puesto rumbo a cotas más altas. A corto plazo, eso sí, hay una limitación importante: el equipo no va a introducir más mejoras en el coche de 2025. Con solo seis carreras disputadas —la próxima, en Imola—, han decidido centrar todos sus recursos en el gran objetivo: el cambio normativo de 2026.

Será entonces cuando todos empiecen desde cero. Un nuevo reglamento técnico y, sobre todo, la revolución de las unidades de potencia, en la que el motor Mercedes —que equipa Williams— está señalado en el paddock como el más avanzado. Con Sainz, Albon, y una base sólida, en Grove sueñan con recuperar el lugar que les corresponde en la historia de la Fórmula 1. La era de los pilotos de pago ya es historia. Ahora, el futuro de Williams pasa por el talento.