En vísperas del Gran Premio de Arabia Saudí, una de las palabras clave que parecía que iba a caracterizar el fin de semana era ‘graining’. Este fenómeno se produce en los neumáticos cuando se estresan antes de entrar en la ventana de funcionamiento correcta, o cuando las temperaturas ambiente son demasiado bajas para permitir que las gomas funcionen correctamente.
Sin embargo, en Mercedes ocurrió exactamente lo contrario: no hubo graining, sino… ‘blistering’. Una anomalía de la que muy pocas veces se ha hablado desde que comenzaron las carreras en Yeda, porque el excelente asfalto siempre ha garantizado mucho agarre, haciendo que en carrera apareciera el problema del graining.
En este caso, se podría decir que Mercedes ‘cocinó’ literalmente los neumáticos, se los comió luchando contra la degradación térmica de los mismos. No es tanto una cuestión de puro desgaste acelerado, sino más bien de una mala gestión de la temperatura, es decir, el mismo problema que ya había puesto de los nervios a Max Verstappen durante las tandas largas del viernes.

Echando la vista atrás, tanto en los entrenamientos libres como en la clasificación se pudo apreciar cómo, al dejar enfriar la goma, los compuestos fueron capaces de recuperar rendimiento. También se podía apreciar cómo, incluso con blandos, era posible hacer dos o más intentos de vuelta rápida sin que se produjera un verdadero colapso.
Sin embargo, en carrera no hay oportunidad de bajar el ritmo y dejar respirar a los neumáticos, por lo que la temperatura sigue subiendo sin control, desencadenando un efecto cascada que reduce el agarre, aumenta el deslizamiento y, a su vez, los sobrecalienta aún más. Mientras que Ferrari manejó la situación a la perfección, consiguiendo empujar incluso en la parte final del primer stint y sorprendiendo a sus rivales, por otro lado los de Brackley destrozaron los Pirelli.
Una situación inesperada, también porque en las primeras carreras de la temporada el W16 había demostrado que era capaz de controlar bien el comportamiento térmico de las ruedas, como en Bahréin, donde el equipo había completado el último stint con el blando, una estrategia que Ferrari consideraba poco práctica.
No en vano, la propia Mercedes había elegido Sakhir como banco de pruebas para evaluar si sus problemas de gestión de la temperatura, identificados el año pasado y que a menudo penalizaban al W15 en circuitos más calurosos, estaban realmente superados, y obtuvo indicaciones positivas.
También por esta razón, reinaba un clima de confianza para la cita saudí, a pesar de que Pirelli había decidido llevar los neumáticos un paso más blandos, tanto para aumentar la gestión como para añadir una variable más en el frente estratégico.
Sobre el papel, el de Yeda debería y podría haber sido un trazado adecuado a las características del Mercedes de este año, que en este inicio de campeonato ha demostrado que puede mantener el ritmo en las curvas de velocidad media-alta, sufriendo un poco más en las secciones lentas. Por eso, no sorprendió la competitividad a una vuelta, en la que, de no haber sido por la horquilla final, Russell podría haberse hecho con la pole.
Pero desde las primeras vueltas, estaba claro que el inglés estaba sufriendo para seguir el ritmo de los líderes, saliendo rápidamente de la zona de DRS de Piastri y del aire sucio, por lo que no es realista que fuera un problema del propio Oscar Piastri lo que le ralentizó. En un intento por mantenerse pegado a Verstappen en la primera parte de la carrera, sobrecalentó sus neumáticos y tuvo que anticipar su parada.
Los datos de la carrera ponen de manifiesto un círculo vicioso, a saber, hasta qué punto el aumento de las temperaturas en el W16 de Russell desencadenó una reducción cada vez más pronunciada del agarre, restando así adherencia en las curvas de velocidad media-alta, especialmente las del segundo sector, que habían sido el punto fuerte de Mercedes el sábado.
“Por alguna razón generamos más temperatura que nuestros rivales. De repente, llegas a un punto en el que los neumáticos son como un globo. Teníamos blistering delante, blistering detrás, y de repente no hay agarre“, dijo Russell tras la carrera.
Comparación de la telemetría Verstappen-Russell en la carrera de Jeddah
Foto de: Gianluca D’Alessandro
De hecho, observando los datos de telemetría hacia el final del stint, se pueden ver diferencias casi abismales con respecto a quien lideraba la carrera, con picos de hasta 20 km/h de diferencia en aquellos tramos en los que, con goma nueva en clasificación, el W16 sí que era capaz de aguantar el ritmo de sus rivales. Incluso en las zonas en las que tenían ventaja el sábado, como en la larga curva 13 o las rápidas chicanes 16/17 o 22/23, los de la Estrella ya no pudo disfrutar de esa ventaja, perdiendo valiosas décimas.
“De repente, los neumáticos se calentaron demasiado. A partir de ahí sufrimos un colapso: en las últimas siete u ocho vueltas perdía un segundo por giro. El quinto puesto es lo que merecíamos hoy, pero el rendimiento general ha sido bastante decepcionante”, añadió el británico, que comentó que el hecho de no haber rodado consistentemente en los entrenamientos libres, debido a las interrupciones, puede haber sorprendido al equipo.
Lo curioso es la diferencia de planteamiento entre los dos pilotos de Mercedes, que fue totalmente opuesta: mientras Russell sufría degradación a medida que avanzaba el stint, por el contrario, justo al final, Andrea Kimi Antonelli registraba sus mejores parciales, consiguiendo rodar a pocas décimas del ritmo de Charles Leclerc.
Comparación del ritmo de carrera en el GP de Arabia Saudí entre Antonelli, Russell y Leclerc
Foto de: Gianluca D’Alessandro
El problema radica en que el italiano sacrificó toda la primera parte del segundo stint, rodando en ocasiones incluso 7/8 décimas por vuelta más lento que su compañero de equipo. No es casualidad que la diferencia entre Russell y Antonelli sólo se redujera significativamente en las últimas vueltas, cuando el inglés sufrió un colapso total, reduciéndose a sólo un par de segundos de lo que era la diferencia antes de la parada.
“El fin de semana parecía prometedor, pero no dimos ninguna vuelta larga en los entrenamientos libres, así que supongo que no nos dimos cuenta de que quizá no teníamos un buen ritmo de carrera, ni entendimos cuáles podían ser los problemas potenciales“, añadió Russell.
“Es interesante: no esperábamos hacerlo tan bien en Bahréin, y en cambio esperábamos ser más fuertes aquí, pero ha sido al revés. Esa es la naturaleza del deporte, y todo el mundo está trabajando duro para tratar de encontrar más rendimiento.”
A partir de los primeros datos, Mercedes aún no ha encontrado una explicación a los problemas vistos en la carrera, pero Toto Wolff señaló que el de Yeda fue el peor rendimiento del año para Mercedes. “No, no tenemos una respuesta. Definitivamente, es nuestra peor actuación esta temporada. El ritmo no estaba ahí y tuvimos algunos problemas de sobrecalentamiento y ampollas en los neumáticos, pero no tenemos una explicación”.
En este artículo
Gianluca D’Alessandro
Fórmula 1
George Russell
Mercedes
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