¿Deberíamos tenerle miedo a la mantequilla?

0
61


La mantequilla ha sido durante años un alimento envuelto en
controversia. Las dietas bajas en grasas promovieron evitarla,
mientras que otros defendieron sus posibles beneficios. Hoy en día,
la pregunta sigue abierta: ¿realmente debemos temerle a este
clásico ingrediente? Ahora exploraremos desde su composición hasta
sus posibles impactos en la salud.

¿Qué contiene la
mantequilla?

La
mantequilla
se elabora a partir de crema de leche mediante un
proceso de batido que separa los sólidos grasos del suero. Contiene
principalmente grasas saturadas, pero también
aporta pequeñas cantidades de vitamina A y otros compuestos
beneficiosos, como el butirato. Este último es
conocido por sus propiedades antiinflamatorias, particularmente
útiles para la salud intestinal.

Sin embargo, debido a su alto contenido calórico y graso, la
mantequilla debe utilizarse con moderación. Una cucharada contiene
aproximadamente 102 calorías, por lo que un consumo excesivo puede
contribuir al aumento de peso si no se controla junto con el resto
de la dieta.

Grasas saturadas: el
debate sin fin

Durante décadas, las grasas saturadas han sido consideradas
enemigas de la salud cardiovascular. Diversos estudios las han
relacionado con niveles elevados de colesterol LDL, conocido como
el “colesterol malo”. Sin embargo, investigaciones más recientes
han arrojado resultados que cuestionan estas conclusiones.

Por ejemplo, ciertos estudios han señalado que no todos los
tipos de grasas saturadas afectan la salud de la misma manera.
Las provenientes de alimentos minimamente procesados, como
los lácteos y el chocolate negro, parecen ser menos
perjudiciales
que las que se encuentran en alimentos
ultraprocesados como pasteles o fiambres.

Además, algunas investigaciones indican que la relación entre
grasas saturadas y
enfermedades cardíacas
podría ser menos directa de lo que se
pensaba. Otros factores, como el exceso de azúcares refinados en la
dieta, también pueden desempeñar un papel importante.

¿Qué tan natural es
el producto?

Uno de los puntos fuertes de la mantequilla, comparada con otras
grasas como la margarina, es su proceso de elaboración sencillo y
su carácter natural. Mientras que la lista de ingredientes de una
barra de mantequilla no incluye más que crema (y, a veces, sal), la
margarina puede contener una mezcla compleja de aceites refinados,
emulsionantes y aditivos.

Esto lleva a reflexionar: si se busca mantener una dieta lo más
cercana posible a alimentos enteros y poco procesados, la
mantequilla, en cantidades controladas, podría ser una opción mejor
que productos altamente manipulados.

Beneficios
potenciales de la mantequilla

Aunque la mantequilla no es un superalimento, algunos de sus
compuestos presentan beneficios interesantes para la salud:

Butirato: ayuda a reducir la inflamación
intestinal y podría mejorar condiciones como el síndrome del
intestino irritable y la enfermedad de Crohn. También se asocia con
un menor riesgo de cáncer colorrectal.

Ácido linoleico conjugado (ALC): este tipo de
grasa presente en la mantequilla de vacas alimentadas con pasto ha
demostrado, en estudios preliminares, tener propiedades
antioxidantes y posibles efectos anticancerígenos.

Vitaminas solubles en grasa: la vitamina A en
pequeñas cantidades aporta beneficios para la piel y la salud
ocular.

Eso sí, es importante resaltar que estos compuestos están
presentes en concentraciones bajas. Por lo tanto, no se deben
consumir grandes cantidades de mantequilla con la idea de obtener
estos beneficios.

Foto Freepik

Precauciones:
¿Cuánto es demasiado?

Como con cualquier alimento rico en grasas y calorías, el exceso
puede ser perjudicial. Consumir mantequilla en grandes cantidades
puede aumentar el colesterol LDL, lo que incrementa el riesgo de
enfermedades cardiovasculares. También puede ser un problema para
quienes padecen afecciones preexistentes como diabetes o
hipertensión.

En términos generales, se recomienda limitar el consumo de
grasas saturadas a menos del 10% de las calorías
diarias
. Esto equivale aproximadamente a 20 gramos para
una dieta estándar de 2,000 calorías. Una sola porción moderada de
mantequilla, utilizada para cocinar o como acompañamiento, puede
encajar dentro de estas pautas.

Mantequilla
frente a margarina: la eterna comparación

Aunque suelen servir al mismo propósito en la cocina, la
mantequilla y la margarina son productos completamente
distintos
, tanto en composición como en nivel de
procesamiento. La margarina, aunque baja en grasas saturadas, está
hecha a base de aceites vegetales hidrogenados, lo que puede
aumentar los niveles de grasas trans si no se controla el
proceso.

Afortunadamente, muchos países han prohibido el uso de grasas
trans artificiales en la fabricación de margarinas. Sin embargo,
esto no elimina el hecho de que sigue siendo un alimento más
procesado que la mantequilla.

Si bien la margarina puede ser una opción adecuada para veganos
o personas intolerantes a los lácteos, quienes prioricen
ingredientes naturales podrían sentirse más cómodos usando
mantequilla. Al final, se trata de un balance entre preferencias
personales, valores alimentarios y necesidades nutricionales.

Entonces, ¿es
la mantequilla peligrosa?

La mantequilla
no es inherentemente “buena” o “mala”. Es el contexto en el que se
consume lo que importa. En una dieta equilibrada, que incluya
alimentos frescos, vegetales y
grasas saludables
como las del aguacate y el aceite de oliva,
un toque de mantequilla puede ser perfectamente compatible
con un estilo de vida saludable
.

Todo está en la porción y en la frecuencia. Si se consume
esporádicamente, como complemento para dar sabor a platillos
nutritivos, la mantequilla puede ser una deliciosa adición a la
mesa, sin necesidad de temerle.

¿Le resultó útil este artículo?

Dany Levito
Últimas entradas de Dany Levito (ver
todo
)



Source link