Dajabón vívelo: una apuesta a emular

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Con gran éxito se realizó «Dajabón vívelo», una experiencia que merece réplica. Dajabón es una provincia de la frontera norte de República Dominicana. Para quien no busca más allá de lo que le muestran, se trata de una región asociada al conflicto y a la marginalidad. ¡Tremendo error!

Precisamente, la feria ecoturística «Dajabón vívelo» constituyó un acto de reivindicación, esclarecimiento y con gran vocación de futuro. Más que una feria, esta iniciativa visibiliza una estrategia de desarrollo territorial que integra cultura, naturaleza, identidad y gobernanza, e invita a repensar la frontera no como límite, sino como punto de encuentro y oportunidades.

Esta feria, celebrada en Santo Domingo con el respaldo de la Vicepresidencia de la República, representa una experiencia concreta de articulación de esfuerzos multisectoriales y multinivel.

Como subraya la CEPAL en su “Panorama del desarrollo territorial de América Latina y el Caribe 2022”, los procesos sostenibles de transformación territorial requieren alianzas entre gobiernos locales, actores nacionales, sector privado, sociedad civil y comunidad organizada. «Dajabón vívelo» demostró que esa provincia avanza firmemente en esa dirección.

En ese marco, desde el Congreso Nacional, la diputada Daritza Zapata muestra un liderazgo que inspira el involucramiento del sector empresarial y comunitario. Por eso ya destacan diversas experiencias ecoturísticas, senderos comunitarios y recorridos naturales y culturales orientados al turismo sostenible y participativo.

«Dajabón vívelo» presentó una visión de gobernanza territorial que rompe con las lógicas centralizadas e impuestas. Esta mirada es una muestra fehaciente de lo que algunos expertos definen como una nueva generación de políticas que entrelazan planificación legislativa, identidad local y economía social.

La elección de Santo Domingo como sede de la feria no fue casual: buscó visibilizar a Dajabón ante quienes toman decisiones. Sin embargo, el verdadero valor de la iniciativa reside en la capacidad de proyectar una narrativa distinta sobre la frontera.

«Dajabón vívelo» demostró que ese territorio destaca por su riqueza cultural, biodiversidad, creatividad local y voluntad de futuro. Tal como plantea el informe de CEPAL, los territorios deben ser reconocidos como espacios vivos de interacción social, institucional y económica, no como simples unidades administrativas o zonas rezagadas.

El ejemplo de «Dajabón vívelo» deja cuatro valiosas pistas para quienes se animen a emular esta iniciativa:

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**Visión compartida y liderazgo territorial.** El liderazgo de actores locales, como la diputada Zapata, demuestra que la articulación comienza desde adentro. Los procesos de desarrollo necesitan referentes locales que entiendan el territorio y lo proyecten.

**Articulación multisectorial.** La participación conjunta de ministerios, empresas, organizaciones culturales, productores locales y comunidades crea una base más sólida y legítima para el desarrollo territorial. Como se evidenció en las conferencias de la feria sobre encadenamiento productivo, incentivos fiscales y aduanas, el desarrollo no debe depender de un solo sector.

**Anclaje en la identidad y los recursos propios.** La valorización de la gastronomía local, las artesanías, los senderos naturales y el conocimiento comunitario es clave para generar un turismo sostenible y un sentido de pertenencia. Expertos destacan que el desarrollo con identidad es más inclusivo y duradero.

**Escenarios de encuentro y aprendizaje.** La feria funciona como plataforma para el diálogo entre actores diversos, el aprendizaje colectivo y la generación de redes. Este tipo de espacios refuerza la confianza interinstitucional, componente esencial para las políticas de cogestión territorial.

El desafío ahora es sostener y profundizar esta visión. «Dajabón Vívelo» no debe quedarse en un evento aislado. Requiere continuidad institucional, planes de desarrollo territorial integrales y mecanismos de participación efectiva de la comunidad. Además, urge conectar estas iniciativas con marcos normativos y presupuestarios que garanticen su escalabilidad y sostenibilidad.

En un contexto donde la frontera ha sido muchas veces sinónimo de exclusión, esta feria nos recuerda que otro relato es posible. Uno donde se evidencie que la frontera es cultura, ecología y futuro. Uno que recuerde que el desarrollo no se impone, sino que se construye en diálogo con el territorio y desde su gente.

Dajabón ya comenzó a contar esa historia. Solo falta que el país la escuche, la respalde y la multiplique.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**