Ingredientes y
composición del chicle
El
chicle, también conocido como goma de mascar, está compuesto
por una variedad de ingredientes que le otorgan sus características
distintivas. En su mayoría, estos elementos son fácilmente
descomponibles y procesados por nuestro sistema digestivo. La base
del chicle, tradicionalmente hecha con la savia del árbol de
chicozapote, es el único componente que no se digiere con tanta
facilidad.
Los edulcorantes, saborizantes
y suavizantes presentes en el chicle se
descomponen rápidamente a medida que pasan por el tracto
gastrointestinal. Incluso los polímeros
sintéticos utilizados en la actualidad como base de la
goma de mascar no representan un obstáculo mayor para nuestro
organismo.
Tránsito del
chicle a través del cuerpo
Cuando tragamos un pedazo de chicle, este sigue un recorrido
similar al de cualquier otro alimento que ingerimos. Primero, pasa
por el esófago hasta llegar al intestino
delgado, donde se absorben los azúcares y nutrientes. La
parte de la goma de mascar que no se digiere, es decir, la base
polimérica, continúa su trayecto hacia el colon y
finalmente es eliminada a través del recto junto
con las heces.
Según expertos como el doctor Daniel Pahua Díaz, de la
Universidad Nacional Autónoma de México, este proceso de tránsito
por el sistema digestivo suele tomar alrededor de una
semana. En condiciones normales, el cuerpo se deshace de
lo que no logra digerir del chicle en aproximadamente siete
días.
Casos
excepcionales: cuando el chicle causa problemas
Si bien el chicle no se queda atrapado en el estómago por años,
como se cree comúnmente, su consumo excesivo o inadecuado puede
generar algunos problemas, especialmente en niños.
Un estudio publicado en la revista Pediatrics en 1998 reportó
casos de niños que desarrollaron obstrucciones
gastrointestinales a causa de la acumulación de grandes
cantidades de chicle en su tracto digestivo. Estos pequeños
pacientes solían tragarse la goma de mascar como un hábito, a veces
incluso como recompensa por buen comportamiento.
Al mezclarse con otras sustancias indigeribles, el chicle puede
formar bezoares, que son acumulaciones de material
que se adhieren entre sí y bloquean el paso de los alimentos. Esto
puede provocar estreñimiento crónico y la
necesidad de intervención médica para extraer dichas masas.
Riesgos
y efectos secundarios del consumo excesivo de chicle
Además de los problemas gastrointestinales, el consumo excesivo
de chicle puede traer otras consecuencias negativas para la
salud:
Problemas dentales y bucales: los chicles con
azúcar aumentan el riesgo de
caries y pueden causar úlceras bucales.
Molestias en la mandíbula: la acción de
masticar constantemente puede generar
dolor y trastornos en la articulación
temporomandibular.
Irritación gástrica: al estimular la producción
de ácido estomacal sin ingerir alimentos, el chicle puede provocar
gastritis.
Problemas digestivos: tragar grandes cantidades
de chicle puede causar dolores abdominales,
estreñimiento, gases e incluso
diarrea.
Origen y
evolución del chicle
El hábito de mascar sustancias gomosas tiene raíces ancestrales
que se remontan a la Edad de Piedra. Se han
encontrado vestigios de alquitrán de corteza de
abedul con marcas de dientes que datan de esa época.
Sin embargo, el chicle como lo conocemos hoy en día tiene sus
orígenes en la cultura maya, donde los indígenas
masticaban la resina del árbol de chicozapote, al
que llamaban sicte. Más tarde, los aztecas lo denominarían
tzicli.
Fue durante el exilio en Estados Unidos del expresidente
mexicano Antonio López de Santa Anna que el
consumo de chicle se popularizó a nivel mundial. Uno de sus
colaboradores, Thomas Adams, experimentó con la
savia del chicozapote y desarrolló la primera versión comercial de
la goma de mascar, dando inicio a su producción y distribución a
gran escala.
Evolución en la
fabricación del chicle
A medida que la popularidad del chicle se extendía, los
fabricantes se vieron en la necesidad de buscar alternativas a la
savia del chicozapote, cuya demanda superaba la capacidad de
producción.
Así, comenzaron a utilizar polímeros sintéticos
como base de la goma de mascar, manteniendo las características de
elasticidad y masticabilidad características de este producto.
Estos nuevos ingredientes, aprobados por la Administración de
Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, si bien no se digieren
completamente, tampoco se quedan atascados en el organismo por
años.
Efectos
del chicle en la concentración y el rendimiento
Contrariamente a la creencia de que el chicle es simplemente una
golosina sin mayores beneficios, algunos estudios han demostrado
que su consumo puede tener efectos positivos en determinadas
áreas.
Un estudio reveló que mascar chicle puede mejorar la
concentración y aumentar el rendimiento
intelectual, ya que ayuda a aliviar la ansiedad,
incrementa el estado de alerta y reduce los niveles de
estrés.
Además, el chicle se ha utilizado como una herramienta para
dejar de fumar, aliviar náuseas y
disminuir el estrés, convirtiéndose en una
alternativa saludable a ciertos hábitos perjudiciales.
Mitos
y verdades sobre el chicle
El mito de que el chicle se queda en el estómago durante siete
años es una creencia que ha sido desmentida por numerosos expertos
en el campo de la medicina y la nutrición.
La realidad es que, en condiciones normales, el cuerpo
se deshace del chicle en aproximadamente una semana. Los
ingredientes que no se digieren, como la base polimérica,
simplemente transitan a través del sistema digestivo y son
eliminados junto con las heces.
Sin embargo, el consumo excesivo o inadecuado de chicle,
especialmente en niños, puede generar problemas como
obstrucciones gastrointestinales,
estreñimiento crónico y otros
trastornos digestivos.
Recomendaciones
para un consumo responsable de chicle
Aunque el
chicle no representa un peligro inminente para la salud cuando
se consume de manera moderada, es importante tener en cuenta
algunas recomendaciones para un uso responsable:
Evitar tragarlo: en lo posible, es mejor
escupir el chicle una vez que se ha terminado de masticar, en lugar
de tragarlo.
Limitar la cantidad: consumir no más de 1 o 2
piezas de chicle por día.
Elegir opciones sin azúcar: los chicles con
edulcorantes artificiales son una mejor opción que los que
contienen azúcar, especialmente para la salud dental.
Supervisar el consumo en niños: debido a los
riesgos de obstrucción, es importante monitorear y limitar el
consumo de chicle en los más pequeños.
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