El regidor del Distrito Nacional, Edickson Herrera Silvestre, admitió su culpabilidad ante un tribunal de Estados Unidos por su participación en una red de narcotráfico internacional. Como era de esperarse, las bancadas opositoras reaccionaron con dureza.
Desde el Congreso, los voceros de los partidos de oposición coincidieron en que el PRM debe revisar sus mecanismos de depuración interna, porque este nuevo escándalo no es un hecho aislado, sino parte de un patrón que afecta la imagen del partido de gobierno.

Aunque el gobierno insista en promover transparencia, cada caso judicial relacionado con el perremeísmo resta autoridad moral al discurso anticorrupción. Lo preocupante no es solo el delito, sino la facilidad con que estas personas llegan a posiciones de poder.
La política dominicana no puede seguir siendo refugio de quienes buscan impunidad bajo el manto de un partido. Si realmente se quiere limpiar la casa, hay que cerrar la puerta a quienes entran con dinero ilícito y promesas vacías.
Cuando la política se mezcla con el narcotráfico, el daño no se mide en votos, sino en vergüenza nacional.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


