El cruce irregular de inmigrantes en la frontera suroeste de Estados Unidos no se detuvo en el mes de marzo pese a la amenaza de la puesta en marcha de una controversial legislación que convierte en crimen el ingreso al país por Texas.
Asimismo, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) dio a conocer que el mes pasado se arrestaron a 137,480 migrantes en puertos de entrada a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.
La cantidad se mantuvo casi igual que en febrero, cuando se detuvieron a 140,644 migrantes.
Se estimaba que la posible puesta en marcha de la Ley SB4 de Texas, que le permite al estado arrestar y deportar a migrantes en la frontera y se presta para la discriminación racial, parara en algo la migración.
En principio, la medida estaba pautada para entrar en vigor el 5 de marzo, pero una demanda federal logró detenerla, haciendo estallar una batalla legal con el fiscal de Texas, Ken Paxton.
La Ley estuvo vigente al menos un día, tras una decisión de la Corte Suprema de Estados, luego que un Tribunal de Apelaciones no hubiera dado su fallo a tiempo.
La entrada en vigor de la legislación se ha mantenido suspendida, pero la amenaza de que se implemente sigue allí latente.
Por su parte, Troy Miller, comisionado interino de CBP, expresó en un comunicado que CBP “continúa tomando medidas significativas para desbaratar las redes criminales en medio de una actividad migratoria hemisférica sin precedentes”.
El número de arrestos en marzo fue un 45% menor que en diciembre de 2023, cuando se registraron cifras récord, con más de 240,000 arrestos.
En este sentido, el Departamento de Seguridad Interna (DHS) ha seguido expulsando migrantes a sus países como parte de las medidas tomadas en mayo del año pasado, cuando terminó la implementación del Título 42, que permitía la expulsión en caliente.
Desde ese día y hasta el 31 de marzo de 2024, el DHS ha expulsado a más de 660.000 migrantes, incluyendo 102,000 personas clasificadas como miembro de una familia.
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