El caso de Gisèle Pelicot, la mujer francesa que fue durante numerosas ocasiones sedada por su marido, conocido como ‘el monstruo de Avignon’ para que otros hombres la violaran a cambio de dinero, ha conmocionado no solo al país galo, sino a todo el mundo.
Pero ahora, Francia ha montado en cólera después de que Nadia El Bouroumi, la abogada del marido de Pelicot, haya compartido un vídeo en Insagram en el que se la ve cantando y bailando en el coche la canción Wake me up before you go-go, del grupo Wham! (donde empezó George Michael), que tuvo mucho éxito en los 80.
El título significa literalmente “despiértame antes de que te vayas”, lo que la prensa francesa ha interpretado como una burla de El Bouroumi a la esposa de su cliente, en referencia a que ella permanecía drogada cuando los hombres abusaban de ella.
La abogada, de origen magrebí, escribió: “¡A todos los extremistas que creen que pueden amordazarme! ¡Esto es para vosotros!”.
Tras la polémica levantada por el vídeo, El Bouroumi ha emitido otro comunicado en Instagram: “Me gustaría aclarar que el vídeo recientemente difundido y comentado ha sido desviado de su finalidad. Lamento profundamente si mis palabras fueron malinterpretadas. En ningún momento intenté burlarme de Gisèle Pelicot, a quien considero una persona vulnerable y una víctima en este asunto”.
“Desde el inicio de este juicio he sufrido amenazas, acoso e insultos públicos. Mis hijos también son víctimas de acoso, ya sea en las redes sociales o en la calle. Entonces decidí presentar una denuncia por acoso“, agregó la abogada, de 45 años.
“Hoy me enfrento a una situación en la que se está volviendo casi imposible ejercer mi profesión de abogado en condiciones pacíficas. Esta incesante presión pública y mediática me amordaza y me impide defender imparcialmente a mis clientes. Este es un grave atentado a la integridad de nuestra justicia y representa un peligro para el ejercicio de la defensa en nuestro país”, prosigue la letrada.
“Hoy nos enfrentamos a un tribunal mediático que está más allá de toda comprensión. Esta situación nos pone a todos en riesgo: abogados, acusados, víctimas y ciudadanos. La justicia no puede impartirse bajo el peso de la opinión pública. Es imperativo proteger la libertad de expresión de los abogados y preservar la independencia de los tribunales”, continúa.
“Me niego a permitir que mi vida, mi carrera o la de las personas que defiendo sean destruidas por interpretaciones erróneas o por presiones ajenas al marco judicial. Seguiré luchando para que se escuche la verdad y se haga justicia respetando los derechos de todos”, concluye su texto.