Crisis Social y Complicidad Estatal en las Iglesias de la República Dominicana

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Por Carolina Beltré, Socióloga residente en Nueva York

En los barrios de la República Dominicana, las iglesias son la segunda entidad con mayor presencia, superadas únicamente por las bancas de apuestas. Esta situación revela una profunda crisis social: la ausencia del Estado en la provisión de espacios de recreación y desarrollo para nuestros niños y niñas. Las canchas, centros culturales y otros lugares destinados a la educación y esparcimiento no son prioridad de ningún gobierno, dejando a las iglesias como únicos lugares de escape. Las iglesias comunitarias son el único lugar más seguro para las familias pobres de muchas madres solteras en nuestro país que buscan que sus hijos e hijas tengan un buen desarrollo físico y mental. Sin embargo, este refugio se convierte en una trampa psicológica cuando depredadores sexuales se esconden tras la figura de autoridad espiritual, abusando y traumando la vida de menores que deberían crecer libres de todo tipo de violencia.

La indignación que causa la ausencia del Estado en la vida de la gente pobre aumenta cuando quienes dirigen el país, el presidente Luis Abinader Corona y el PRM, fallan al deber de proteger y guiar, “mandando una línea” para aprobar sin lectura un nuevo Código Penal que exime a las instituciones religiosas de toda responsabilidad penal cuando sus líderes sean acusadas de violaciones, acoso y otras formas de abuso sexual.

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La ironía está en que el Estado que no deja de utilizar argumentos religiosos para sacar las 3 Causales del Código Penal, es el mismo que sí incluye el artículo 14 en el nuevo Código eximiendo a las iglesias de ser sometidas a la justicia y colocándolas como entidades pertenecientes a una jurisdicción distinta a la terrenal. Las iglesias, que también reciben innumerables beneficios fiscales, son las mismas que no quieren que el Estado juzgue sus hechos atroces. El nuevo Código Penal pisotea la inteligencia de la gente pero también enloda la dignidad humana de nuestras niñas, niños y mujeres protegiendo legalmente a violadores sexuales, políticos corruptos y a quienes cometen otros actos delictivos.

Para el actual presidente Luis Abinader Corona y el PRM todo está bien mientras las hijas de los más ricos del país puedan seguir tomando sus clases de piano, ballet, idiomas, artes plásticas, intercambios de verano y vacaciones en Disney. Para el presidente Luis Abinader Corona y el PRM lo que pase en las habitaciones secretas de las iglesias más pobres de la República Dominicana no es prioridad pública. Las mujeres y niñas devoradas en el corral de los lobos son las olvidadas de la ley, son las siempre hijas de Machepa a las que solo se las valora como las paridoras de los votos para poder vivir de «la teta del Estado».

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