Erik Weisz mejor conocido por el nombre de Harry Houdini, fue un ilusionista y escapista austrohúngaro nacionalizado estadounidense que nació el 24 de marzo de 1874 en Detroit, Míchigan.
Su padre Mayer Sámuel Weisz , rabino de profesión, emigró a Estados Unidos y el resto de la familia se reunió con él cuando el pequeño tenía cuatro años de edad. Asentado en la comunidad judía de Wisconsin, Erik Weisz dio sus primeros pasos en el mundo del circo después de ver con su padre la actuación de Dr. Lynn, un mago viajero.
Robert-Houdin estaba, y está, considerado el padre del ilusionismo moderno, el artista que sacó la magia de ambientes callejeros y la convirtió en un arte escénico para teatros y sofisticadas fiestas de sociedad.
Primeros años de vida
Cuando tenía nueve años, Erich y sus amigos del barrio formaron un pequeño circo, donde él actuaría por primera vez ante un público el 28 de octubre de 1883 con el nombre de Erich, The Prince of the Air, actuando como contorsionista y trapecista.
Poco tiempo después, el jovencísimo artista se marchó de su hogar en busca de fortuna con circos y espectáculos ambulantes. Duró alrededor de un año fuera de casa, pero regresó cuando su familia se había trasladado a Nueva York, a la edad de trece años.Allí, el joven consiguió varios trabajos para ayudar a mantener a su familia.
Utilizaba su tiempo libre para estudiar magia y competir en varias disciplinas atléticas, como la natación. En ese entonces, Erich consiguió un libro llamado The Memoirs of Robert-Houdin, Ambassador, Author, and Conjuror, Written by Himself; el libro narraba las memorias del mago Jean Eugène Robert-Houdin, a quien el joven de inmediato convirtió en su ídolo.
Erich Weiss decidió utilizar desde entonces el apellido del mago, añadiéndole una i al final para indicar un parecido a Houdin.
Si bien empezó como trapecista en 1882, se dedicó finalmente a la magia. Aunque era profesional en todas las ramas de la magia, era conocido por sus escapismos imposibles, gracias a una gran resistencia física que adquirió con una fuerte preparación que consistía en correr y en una severa disciplina de natación; comenzó esta rutina física desde muy temprana edad, cuando ingresó en un club de atletismo, y continuó con ella hasta el final de sus días.
Su gran fama como escapista
Se suele considerar a Houdini el mejor escapista de todos los tiempos y también precursor de muchas de las hazañas y retos de este tipo. Escapó de cuerdas, cadenas, camisas de fuerza, todo tipo de esposas, barriles, cajas, baúles, bidones, bolsas, sacos, ataúdes, jaulas y habitaciones cerradas.
Uno de los escapes clásicos que se asocian con Houdini es ‘la metamorfosis’, que tanto en la época como en el futuro inspiraría múltiples variantes. El ilusionista era atado e introducido dentro de un saco, y a su vez dentro de un baúl, y luego todo ello era atado y sujeto con candados. Su ayudante subía encima del baúl, levantaba una cortina y al instante siguiente la cortina bajaba mostrando a un Houdini liberado en el lugar que ocupaba la ayudante.
Entonces se abría el baúl y se desataban todas las cuerdas del saco para mostrar a la asistente dentro de la caja: ambos se habían intercambiado o metamorfoseado con el mejor arte de la magia. Este número sigue siendo espectacular hoy en día cuando se ejecuta con destreza y habilidad. Se cree que Houdini ejecutó este número más de diez mil veces en toda su carrera.
Las habilidades de Houdini para liberarse de ataduras con cuerdas, cadenas con candados y otras situaciones complicadas encantaban al público. Hizo un largo viaje por Europa, de cuatro años, cosechando grandes éxitos y aumentando así su propia leyenda (también se dijo que pudo haber aprovechado para ser espía, enterándose de secretos rusos y alemanes). De esa época le viene el sobrenombre de «rey de las esposas», que utilizaría durante largo tiempo.
Lo que solía hacer Houdini era presentarse en una ciudad ante el jefe de la policía local, o en la prisión, junto a un grupo de periodistas. Proponía su reto, que era publicado en los periódicos y comentado en la ciudad. Luego el mago era encerrado, atado o encadenado. Cuando conseguía liberarse, su hazaña obtenía nueva promoción en la prensa.
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A veces ofrecía ser examinado desnudo y que probaran en él nuevos candados, grilletes, esposas o dispositivos fabricados por la gente del lugar. Marineros, fabricantes de cuerdas, sacos y todo tipo de materiales intentaron retenerle sin éxito.
Uno de los más graves accidentes que sufrió, que casi le costó la vida, fue al intentar escapar de un gran bidón de cerveza.
Hay quien dice que una obsesión de Houdini era la muerte. A partir de cierto momento en su carrera casi todos sus retos supusieron un enfrentamiento directo con un riesgo mortífero, un peligro de muerte real que cautivaba al público, tanto que algunos abandonaban la sala antes de que terminara el espectáculo.
A medida que pasaban los años, el físico de Houdini no era el mismo que en su juventud, de modo que tuvo que abandonar algunas de sus proezas. Una de las últimas que popularizó, y que a más gente congregaba en las ciudades, era escapar de una camisa de fuerza suspendido boca abajo, colgado de una cuerda, de una altísima grúa. Lo hizo en Times Square en Nueva York, Washington D. C. y en muchas otras ciudades. Pero la tarea era agotadora y Houdini solía acabar dolorido, por lo que comenzó a buscar otras salidas artísticas.
Lucha de Houdini contra los espiritistas
La última parte de su carrera la dedicó a una faceta muy especial: ser el azote de los espiritistas.
Houdini nunca había creído en el espiritismo y se mostró especialmente irritado cuando una médium intentó contactar con el espíritu de su querida madre, fallecida años antes. Cuando la médium transcribió el «mensaje literal» que había recibido, Houdini reveló que difícilmente podía ser en verdad su madre: el mensaje estaba en inglés, mientras que su madre solamente hablaba una mezcla de alemán, húngaro y yidis; una cruz encabezaba el mensaje, pero su familia era judía. Indignado, juró entonces convertirse en un cruzado contra el espiritismo.
El misterio de su muerte
El final de la vida de Houdini se produjo en extrañas circunstancias. Ello, unido a su reciente lucha contra lo paranormal y un extraño reto que había planteado para después de su muerte, convirtieron el hecho de su muerte en algo tan interesante y misterioso como otros aspectos de su propia vida.
En octubre de 1926, en Montreal, Canadá, unos estudiantes universitarios se dirigieron a Houdini mientras descansaba tras haber terminado uno de sus espectáculos. Uno de ellos lo retó a recibir unos cuantos golpes en el abdomen, para comprobar si su resistencia física era tan legendaria como se decía.
El mago aceptó sin miedo. Sin embargo, antes de que pudiera prepararse adecuadamente, recibió un primer puñetazo muy fuerte de alguien llamado Joselyn Gordon Whitehead, quien supuestamente podría ser una estrella de boxeo de la universidad y del que apenas se tienen datos; a este primer golpe siguieron varios más.
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El mito dice que, si bien Houdini aguantó el envite como un buen actor, estos golpes le generaron una rotura de apéndice que ya estaba inflamado, por lo que también se ha de aceptar la posibilidad de que simplemente recibiera los golpes y en los siguientes días su apendicitis se transformara en peritonitis.
En la madrugada del 31 de octubre de 1926, Houdini fallecía a sus 52 años. Los médicos emitieron un informe en el que indicaban una peritonitis como causa de la muerte. Su apéndice vermiforme tal vez llevaba días inflamado antes del incidente con los estudiantes.