Estados Unidos atacó el viernes a grupos armados proiraníes en Irak y Siria, en represalia por la muerte de tres de sus soldados en Jordania, lo que suscitó este sábado la condena enérgica de ambos países y de Irán, el archirrival regional de Washington e Israel.
Al menos 23 combatientes proiraníes murieron en el este de Siria, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). En su anterior balance daba cuenta de 18 fallecidos.
En Irak, el gobierno reportó 16 muertos, entre ellos civiles.
Estados Unidos indicó haber llevado a cabo estos bombardeos en respuesta al ataque del 28 de enero en una base en Jordania, cerca de la frontera siria, en el que murieron tres militares norteamericanos y que Washington atribuye a grupos respaldados por Irán.
Las represalias estadounidenses contribuyen a “avivar el conflicto en Oriente Medio de forma extremadamente peligrosa”, reaccionó en un comunicado la cancillería siria.
Bagdad denunció una “violación de la soberanía iraquí” y afirmó que estos ataques hacen temer “consecuencias desastrosas para la seguridad y la estabilidad de Irak y de la región”.
En una primera medida, las autoridades iraquíes anunciaron que convocarán al encargado de negocios norteamericano en Bagdad.
Irán condenó “enérgicamente” los bombardeos, que tachó de “error estratégico”, y advirtió que podrían “agravar las tensiones y la inestabilidad en la región”.
Todos debemos “evitar una escalada” en Oriente Medio y hacer lo máximo para que la situación allí no se vuelva “explosiva”, urgió el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
En total, las fuerzas estadounidenses atacaron 85 objetivos en siete puntos diferentes (cuatro en Siria y tres en Irak).
La operación duró unos treinta minutos y fue “un éxito”, declaró la Casa Blanca, que reiteró que no quiere una “guerra” con Irán.
“Estados Unidos no busca conflictos en Oriente Medio ni en ningún otro lugar del mundo. Pero que todos aquellos que quieran hacernos daño sepan: si haces daño a un estadounidense, responderemos”, advirtió el presidente Joe Biden.
“Nuestra respuesta comenzó hoy. Continuará en el momento y en los lugares que elijamos”, aseguró el mandatario en un comunicado.
– Fin de la “ocupación” –
Estos ataques causaron “la muerte de varios civiles y soldados, así como heridos y daños importantes”, indicó el ejército sirio en un comunicado.
“La ocupación de ciertas partes del territorio sirio por las fuerzas norteamericanas no puede continuar más”, denunciaron las fuerzas armadas de Siria.
Unos 900 soldados estadounidenses están desplegados en Siria y otros 2.500 en el vecino Irak como parte de una coalición internacional antiyihadista creada para combatir al grupo Estado Islámico (EI), que hace casi diez años llegó a controlar amplias zonas de ambos países.
La derrota del grupo EI fue anunciada en 2019 en Siria y en 2017 en Irak, pero la coalición se mantuvo para luchar contra células yihadistas que siguen llevando a cabo ataques.
La Casa Blanca aseguró que advirtió a Bagdad de los ataques con antelación, lo que el gobierno iraquí desmintió el sábado.
El ejército estadounidense entró en acción poco después de la llegada a su suelo de los restos mortales de los tres militares fallecidos en Jordania, acto solemne al que asistió el presidente Biden.
– 165 ataques –
Desde mediados de octubre, más de 165 ataques con drones y cohetes han tenido como objetivo a las fuerzas estadounidenses desplegadas con la coalición antiyihadista en Irak y Siria, pero ningún militar estadounidense había muerto hasta el ataque del 28 de enero en Jordania.
Reivindicados en su mayor parte por una nebulosa de combatientes de grupos proiraníes que se autodenominan “Resistencia Islámica en Irak”, estos ataques se han multiplicado desde el inicio de la guerra en Gaza el 7 de octubre entre el movimiento islamista palestino Hamás e Israel, estrecho aliado de Estados Unidos.
Biden, en campaña para un segundo mandato, estaba sometido a una intensa presión para responder a la muerte de los tres militares.
El gobierno advirtió que las represalias serán múltiples, contra distintos objetivos y escalonadas en el tiempo.
Según Allison McManus, del Center for American Progress, los ataques suponen una “escalada significativa”, pero no tendrán mucho impacto. “No hemos visto que ataques de represalias similares hayan tenido un efecto de freno”, señaló la experta.