Por: Alfredo López Ariza
La competencia estratégica en el marco geopolítico es un fenómeno que define las dinámicas de poder entre los actores internacionales, una lucha constante por el control, la influencia y los recursos en un determinado espacio geográfico. Este enfrentamiento puede manifestarse en disputas por territorios, recursos naturales, influencia política y económica, así como en la formación de alianzas y rivalidades entre estados y otras entidades geopolíticas.
En el contexto actual, Haití emerge como un punto crucial en la competencia estratégica del hemisferio occidental. Su historia tumultuosa, marcada por golpes de estado, intervenciones extranjeras y crisis políticas, lo sitúa como un escenario propicio para la rivalidad entre potencias extranjeras. Desde su transición a la democracia, Haití ha enfrentado una serie de desafíos, como la desmantelación de sus fuerzas armadas, el surgimiento de pandillas armadas y el reciente asesinato del presidente Jovenel Moise.
Las próximas elecciones en Haití, programadas para el año 2025, cobran una relevancia significativa en este contexto de rivalidad geopolítica. Por consiguiente, más allá de ser un proceso político interno, estas elecciones representan una oportunidad para que actores regionales e internacionales influyan en el rumbo del país caribeño. La diversidad de candidatos, como Michel Martelly, Jocelerme Privert, Guy Philippe y Moise Jean Charles, refleja la multiplicidad de intereses y alianzas que se están gestando en torno a la contienda electoral.
La figura de Guy Philippe es considerada por muchos como un defensor de los intereses norteamericanos en Haití, dado que recibió entrenamiento de las fuerzas especiales de Estados Unidos en Ecuador, el papel que jugó en el derrocamiento del expresidente Jean Bertrand Aristide en 2004 y el hecho de que su familia reside en los Estados Unidos. Por otro lado, Moise Jean Charles, conocido por su incendiaria postura anti-dominicana, ha intentado establecer alianzas con Rusia y China. Es común observar banderas rusas en las marchas de su plataforma política «Hijos de Dessalines». Este último, quien fue deportado de Estados Unidos en 2022 bajo circunstancias no esclarecidas, no oculta su preferencia por Rusia, país que visitó el año pasado en busca de apoyo político y económico.
Hace apenas un año, cables filtrados del Departamento de Defensa de Estados Unidos revelaron que el grupo mercenario ruso Wagner buscaba capitalizar el conflicto interno en Haití y ofrecer sus servicios al estado haitiano. Esto pone de manifiesto la intención del aparato estatal ruso de no solo contribuir bilateralmente con sus socios en la región, sino también de aprovechar opciones de poder en momentos de crisis en Haití.
La oportunidad estratégica de Haití se evidencia en su potencial como un punto de acceso clave al Caribe y América Latina, así como en la abundancia de sus recursos naturales y minerales. La perspectiva de que China o Rusia adquieran control o gestión sobre los puertos y aeropuertos en Haití plantea un desafío para los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. La cada vez más evidente presencia militar y estratégica china en la región, junto con la presencia de bases de escucha telefónica en Cuba, enfatizan la intención de China de socavar los intereses estadounidenses en la zona.
Es relevante destacar que, tras la formalización de las relaciones diplomáticas entre la República Dominicana y la República Popular China en 2018, se estaba llevando a cabo la negociación del Puerto Multimodal de Manzanillo en Montecristi con empresas estatales chinas. Algunos analistas sugieren que este hecho pudo haber influido en las elecciones de 2020; no obstante, con la posterior victoria del presidente Luis Abinader, estos planes fueron descartados. En octubre de 2020, el actual presidente expresó que las inversiones chinas serían bienvenidas siempre y cuando no afectaran sectores estratégicos, reforzando así una alianza estratégica con Estados Unidos.
El gobierno dominicano envió un mensaje claro al titán asiático al involucrar públicamente a ingenieros militares estadounidenses del Comando Sur en la asesoría para la ampliación de este puerto. Sin embargo, para China, el vecino país de Haití representa la oportunidad ideal de reubicar el plan original de Manzanillo, ya sea mediante la construcción de un puerto multimodal en la bahía de Fort-Liberté, a pocos kilómetros de Manzanillo, o mediante la obtención de la concesión del puerto internacional de Cabo Haitiano.
En resumen, Haití emerge en el epicentro de una compleja red de intereses geopolíticos y geoestratégicos en el gran tablero mundial. Con la noticia de la posible dimisión del primer ministro Ariel Henry en los próximos días, el liderazgo que pueda surgir del gobierno interino y de las próximas elecciones en este país caribeño será determinante para el futuro de la seguridad regional y definirá el papel que Haití desempeñará en el equilibrio de poder en el hemisferio occidental.