Esta semana, la inflación subyacente cedió y cerró en 3.3 % en términos interanuales. Dicha cifra está por encima del rango meta del 2 % que tiene establecido la Reserva Federal en su programa monetario. Con estas cifras, la Reserva Federal ha alentado a los mercados con la posibilidad de un recorte de tasas al final de este año, lo que ha generado una exuberancia desmedida en Wall Street.
La realidad es que la Reserva Federal debe enfocarse en realizar política monetaria en base a los fundamentos macroeconómicos y no según los movimientos de los mercados financieros. En estos momentos, el sentimiento de los consumidores estadounidenses se está ralentizando, después de que los ahorros acumulados durante la pandemia se han evaporado. En un artículo publicado en la revista financiera Bloomberg, la profesora de la Universidad de Michigan, Betsey Stevenson, describe que el pico de los ahorros de los estadounidenses alcanzó los US$8,000 por adulto en agosto de 2021.
Sin embargo, de acuerdo con la Reserva Federal de Nueva York, la tasa de morosidad de préstamos de automóviles y deudas de tarjetas de crédito en la mayoría de las edades está en aumento, superando los niveles experimentados en 2019. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2024, el 4.41 % de los préstamos de automóviles tenían una morosidad de al menos 90 días, mientras que el 10.69 % de los tenedores de deuda de tarjetas de crédito estaban en esa condición.
De igual manera, el mercado laboral estadounidense está enviando señales inequívocas de su enfriamiento. La semana pasada, la tasa de desocupación aumentó al 4 % debido a un aumento en la participación laboral. Sin embargo, la Reserva Federal actúa con cautela porque las cifras de creación de empleos siguen en aumento. Pero, de acuerdo con el Departamento de Estadísticas Laborales, la tasa de renuncia de los trabajadores estadounidenses en abril de 2024 fue de tan solo un 2.2 %, su nivel más bajo desde junio de 2017. Esto es una clara señal de la rigidez del mercado laboral estadounidense.
En cuanto al comportamiento inflacionario, a medida que nos acercamos a los meses de verano, las expectativas de inflación a 5 años del Índice de Precios del Consumidor (IPC) cayeron al 2.33 % el 24 de mayo, en comparación con su máximo reciente del 2.52 % el 16 de abril, medido por la diferencia entre los bonos del tesoro a 5 años con vencimiento constante y los bonos del tesoro con inflación indexada. Inmediatamente antes de la pandemia, esta métrica para medir la inflación mostraba que las expectativas inflacionarias se encontraban en el rango entre el 1.5 % y 2 %, lo que indica que la Reserva Federal tuvo pocos inconvenientes en convencer a los inversionistas de que la inflación se situaría en su rango meta.
Ahora bien, resultó que los inversionistas estaban equivocados en 2019, pero esta medida de las expectativas de inflación sigue siendo una evaluación importante en tiempo real de cómo el mercado percibe la efectividad de la Reserva Federal para lograr su objetivo de inflación. De 2011 a 2019, este indicador fluctuó entre el 1.5 % y el 2.5 % la mayor parte del tiempo, aunque fue inferior al 1.5 % entre 2015 y 2016. Sobre esta base, la Reserva Federal todavía no ha convencido plenamente al mercado de que la inflación está bajo control, pero está mucho más cerca de alcanzar su objetivo que entre 2021 y 2022.
Finalmente, la Reserva Federal debe actuar de manera sigilosa, monitoreando de cerca el comportamiento de los consumidores y del mercado laboral, que están enviando señales de que la economía se está enfriando. Por consiguiente, es menester actuar a tiempo para reactivar la economía y evitar una recesión profunda por una posible obstinación en las políticas actuales.