Cómo nuestras creencias sobre el dinero impactan nuestra comunicación

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Como comunicadora integral, siempre he creído que lo que comunicamos no solo refleja nuestras habilidades, también nuestras creencias más profundas y nuestras experiencias de vida.

El dinero, una de las temáticas más universales en nuestra comunicación cotidiana, no es una excepción. Nuestras percepciones sobre el dinero son el resultado de lo que hemos vivido y aprendido a lo largo de los años. No son intrínsecamente buenas ni malas; simplemente son un reflejo de nuestra historia personal y de las enseñanzas que hemos internalizado.

Desde pequeños, absorbemos ideas y creencias sobre el dinero que provienen de nuestras familias, el entorno social y los medios de comunicación. Las mismas se graban en nuestro subconsciente y afectan nuestra forma de comunicarnos sobre el dinero y, por tanto, nuestras decisiones financieras.

Quiero decir con esto que, si crecimos en un entorno de escasez, es posible que nuestra comunicación sobre el dinero esté marcada por la inseguridad y la preocupación constante. En cambio, si la abundancia era la norma en nuestra familia, nuestras conversaciones pueden estar cargadas de expectativas y presiones para mantener ese estándar.

Como comunicadores, nuestras creencias sobre el dinero se reflejan en el contenido que creamos y en la forma en que lo presentamos. Las creencias limitantes, como la idea de que “el dinero es la raíz de todos los males”, “debes trabajar arduamente para obtenerlo”, ¨Solo los ricos son felices¨, ¨el dinero es difícil de ganar¨, ¨solo se gana dinero a través del trabajo duro¨ y ¨si tengo dinero, perderé a mis amigos¨ son solo algunas de las limitantes que pueden influir en la manera en que abordamos temas financieros en nuestros mensajes. Por otro lado, dogmas más positivos, como ver el dinero como una herramienta para lograr nuestros objetivos, pueden llevar a una comunicación más optimista y empoderadora.

La sanación de nuestras creencias sobre el dinero no es solo una cuestión de mejorar nuestra relación financiera, de la misma manera hay que redefinir cómo comunicamos estos temas. La sanación moderna sugiere que, al identificar y transformar nuestras creencias limitantes, podemos crear una narrativa más saludable y constructiva en nuestra comunicación.

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Los expertos en el área sugieren reemplazar la idea, por ejemplo ¨no soy merecedor de éxito financiero¨ por una afirmación positiva como esta: ¨el dinero es una herramienta que permite alcanzar mis metas¨ y de esta manera nuestra comunicación es más segura y positiva.

Es crucial reconocer que nuestras creencias no son estáticas; evolucionan a medida que lo hacemos. Las técnicas de reprogramación mental y sanación emocional pueden ayudarnos a adaptar nuestras percepciones y, por ende, a modificar la forma en que nos comunicamos sobre el dinero. Prácticas como la meditación y la visualización también pueden ser herramientas útiles para alinear nuestras creencias internas con la forma en que expresamos nuestras ideas y aspiraciones financieras.

Al final, sanar nuestras creencias sobre el dinero nos permite comunicar desde un lugar de autenticidad y confianza. Nos brinda la oportunidad de construir mensajes que no solo reflejan nuestras vivencias pasadas; más bien que inspiren y empoderen a otros. La clave está en entender que nuestras creencias sobre el dinero son un reflejo de nuestra historia y que, al transformarlas, podemos influir positivamente en la forma en que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos.

Reconocer y transformar las creencias limitantes nos permite liberar nuestro potencial y comunicar de manera más auténtica, clara, efectiva, promueve un impacto positivo en nuestras vidas y en quienes nos rodean; además de conectar genuinamente con otros e inspirarlos.

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