El nombre que lleva el hospital de Herrera, Dr. Marcelino Vélez Santana, se le puso en honor a un médico nacido en La Romana, que se destacó en la lucha contra la dictadura de Trujillo, y que por su relación con los complotados que dieron al traste con la vida del tirano, fue torturado con bestial brutalidad. Siempre activo en las luchas sociales estuvo en todos los grandes acontecimientos nacionales y fue ministro de Salud durante el gobierno Constitucionalista del 1965. Profesor universitari de microbiología y otras especialidades, fue además dos veces presidente de la Asociación Médica. Falleció el 1 de septiembre de 1995, dejó una estela de luz como profesional y ser humano. El Hospital Marcelino Vélez fue producto de un acuerdo con la Cooperación Española, paralelamente con el Hospital de Azua, dos estructuras idénticas de muy disímil accionar. Fue inaugurado en el 1999 o 2000, sin abrir sus puertas por la falta de equipamiento. Esto llevó a grandes protestas de las fuerzas vivas de Herrera. Es en el 2003 que se equipa e inaugura, naciendo como un hospital regional de auto gestión, pero sin estricto control financiero ni de manejo. Lo más valioso de esa administración primera fue la contratación de un equipo médico y de enfermería, con altísimo compromiso de hacer de ese hospital del futuro, una realidad en el presente y allí nació una mística de trabajo que hoy perdura. Muchos desaciertos, malos manejos y perversidades, siguieron a ese inicio hasta que hoy se encuentra: remodelada, su planta física inicial convertida en un hermoso y promisorio materno infantil y un nuevo espacio de 4 plantas apropiadamente equipado. Sin embargo, sus empleados se quejan de los bajos salarios y solo esa mística de trabajo los ata. Reclaman la designación ágil en muchas plazas vacantes, lo que limita acciones y satura a los que prestan servicios, a alrededor de 4,500 pacientes al día. En el pasado ganó medallas en el Premio a la Calidad del Sector Público. El Servicio Nacional de Salud cubre los salarios, pero no existe subvención para sus labores y se nutre de lo que cobran por servicios con una tarifa de Senasa que data del 2003, sin actualizar, pese a los esfuerzos para adecuarla a la realidad de casi 20 años después. La mayoría de sus pacientes son asegurados subsidiados de esta aseguradora estatal. Se requieren algunos equipos médicos no contemplados en la remodelación inaugurada el pasado año. Tiene un dinámico voluntariado que se apoya en la administración actual y pretende lograr un apoyo efectivo e integral a su gestión, confiado en la capacidad gerencial y manejo apropiado y transparente del hoy administrador el Marvesa puede lograr muchísimo más, aunque recibe pacientes de todo el país, pero es un auto de carreras del que se pretende que gane, con el freno de mano (la emergencia) puesto. Falta un apoyo más efectivo y ágil de la parte estatal, que la capacidad y el compromiso del personal todo, están garantizados…