La conexión entre el peso corporal y
la salud mental está ganando cada vez más atención. Los
medicamentos para perder peso, como los agonistas del receptor
GLP-1, han demostrado resultados prometedores en la reducción de
peso. Pero, más allá de los beneficios físicos, surge una pregunta
importante: ¿Cómo afectan estos medicamentos a la salud
mental? Profundicemos en este tema para comprender mejor
su impacto.
El impacto
emocional de empezar un tratamiento
Tomar la decisión de iniciar un medicamento para
perder peso puede ser emocionalmente abrumador. Al principio,
muchas personas sienten una mezcla de esperanza y miedo.
¿Funcionará como espero? ¿Cómo me afectará
emocionalmente? Estas son preguntas comunes. Consultar con
un profesional de la salud mental especializado en temas como
obesidad, imagen corporal y comportamientos alimenticios puede ser
de gran ayuda para navegar estas emociones.
Además, los cambios corporales que ocurren durante el uso de
estos medicamentos también pueden afectar la
autoestima y la percepción personal. Sin embargo, los
especialistas señalan que los mayores beneficios suelen ser
la mejora en los niveles de energía y el bienestar general, más
allá de los cambios estéticos.
Cambios
hormonales y su influencia en el cerebro
Los medicamentos GLP-1 actúan regulando las hormonas
metabólicas. Esto no solo ayuda a controlar el apetito, sino que
también tiene efectos en los niveles de serotonina y dopamina,
conocidos como «hormonas de la felicidad». Esto podría explicar por
qué algunas personas experimentan mejoras en su estado de ánimo
mientras están en tratamiento.
No obstante, no todo es positivo para todos. Algunas personas
reportan un aumento en la ansiedad al iniciar estos tratamientos,
especialmente debido a los cambios en los niveles de
serotonina, un efecto secundario similar al que ocurre con
ciertos antidepresivos como los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (ISRS). Es importante estar atentos a
estas señales y comentarlas con un profesional.
Beneficios para la salud
mental
Aunque la investigación aún se encuentra en sus primeras etapas,
estudios preliminares sugieren que estos medicamentos podrían
ayudar más allá de la pérdida de peso. Por ejemplo, han mostrado
potencial para la prevención del deterioro cognitivo, el
manejo del estrés postraumático (PTSD) y hasta en la
disminución de deseos compulsivos como el alcohol. Esto ocurre
porque los medicamentos moderan las señales de recompensa en el
cerebro, cambiando cómo reaccionamos ante ciertos estímulos.

Además, se ha encontrado que la obesidad y la depresión tienen
mecanismos biológicos compartidos, como niveles elevados de
proteína C reactiva. Por lo tanto, tratar la obesidad con
medicamentos no solo beneficia el cuerpo, sino también el
equilibrio mental.
¿Qué
sucede al dejar de usar estos medicamentos?
Una preocupación común es lo que ocurre después de terminar el
tratamiento. Algunas personas experimentan el regreso de los
antojos o incluso aumentan algo de peso perdido. Estudios
sugieren que el tiempo que una persona estuvo en tratamiento
influye en la intensidad de estos efectos. Mientras más
tiempo se mantenga el tratamiento, menores serán las probabilidades
de sufrir estos retrocesos.
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Sin embargo, los especialistas recomiendan no caer en la
autocrítica y ser honestos con los profesionales de salud sobre
cualquier dificultad que surja en esta transición.
Relaciones
entre salud mental y metabolismo
Es esencial entender que la salud mental y el
metabolismo están profundamente conectados. A menudo, se
tratan como áreas separadas, pero en realidad influyen mutuamente.
Por ejemplo, traumas previos como experiencias adversas en la
infancia pueden alterar el metabolismo, aumentando el riesgo de
obesidad. De igual modo, problemas metabólicos pueden exacerbar
trastornos como la depresión.
En este contexto, los medicamentos para perder
peso no son solo herramientas para transformar el cuerpo.
También pueden ser auxiliares para quienes enfrentan estos retos
combinados.
Claves para afrontar el
proceso
Para quienes consideran estos tratamientos, es crucial tener
expectativas realistas. No se trata de soluciones mágicas, sino de
herramientas que deben complementarse con estilos de vida
saludables y apoyo profesional. Hablar con un terapeuta
para trabajar en temas como la imagen corporal puede marcar la
diferencia. Es importante recordar que el peso no define el valor
personal ni la calidad de vida.
Algunos expertos también destacan la importancia de confiar en
proveedores médicos éticos y bien informados. Dada la creciente
popularidad de estos medicamentos, hay quienes se aprovechan de la
tendencia sin preocuparse realmente por el bienestar de sus
pacientes. Si algo no parece correcto, siempre es válido buscar una
segunda opinión.
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