Correr es una actividad que muchos disfrutan, pero hay un mito persistente: ¿realmente daña las rodillas? La respuesta corta es no, siempre que se tomen algunas precauciones.
El dolor de rodilla al correr puede parecer inevitable para muchos, pero entender sus causas ayuda a prevenirlo y gestionar mejor cualquier molestia. Diversos factores, desde la técnica de carrera hasta preexistencias médicas, juegan un papel crucial en la salud de nuestras rodillas. A continuación, exploraremos las causas principales detrás de este dolor.
Biomecánica de la carrera
- Alineación del cuerpo: si corres con una postura encorvada o tus pies no aterrizan alineados con tus rodillas, puedes crear un estrés adicional en la articulación.
- Longitud de zancada: zancadas excesivamente largas pueden aumentar las fuerzas de frenado, lo que genera un mayor riesgo de lesiones.
- Terreno: correr en superficies duras puede ser más duro para tus rodillas. Alternar el tipo de terreno puede proporcionar alivio.
- Calzado inadecuado: un mal ajuste o la falta de soporte en tus zapatillas pueden afectar cómo tu cuerpo absorbe el impacto, causando dolor.
Es fundamental evaluar tu técnica de carrera. Si no estás seguro de tu forma, considera trabajar con un entrenador o fisioterapeuta.
Factores de riesgo
- Sobrepeso: cada kilo extra incrementa la carga que soportan tus rodillas.
- Entrenamiento excesivo: aumentar la distancia o la intensidad de forma repentina puede sobrecargar las articulaciones.
- Falta de fuerza muscular: músculos débiles en las piernas, especialmente en los isquiotibiales y cuádriceps, pueden afectar la estabilidad de la rodilla.
- Estructura ósea: algunos corredores pueden tener una forma natural de su cuerpo o una alineación de huesos que les ponga en mayor riesgo de lesiones.
Condiciones preexistentes
Las condiciones de salud preexistentes son determinantes a la hora de considerar el dolor en las rodillas. La artritis, por ejemplo, puede ser especialmente problemática. Aquí te explicamos cómo:
- La artritis provoca inflamación en las articulaciones, lo que puede resultar en un dolor significativo al correr.
- Si has sufrido una lesión en la rodilla previamente, es probable que tengas una mayor sensibilidad y riesgo de lesión nuevamente.
- El síndrome de rodilla del corredor hace referencia al dolor en la parte frontal de la rodilla, común entre los corredores, debido a un uso excesivo.
Evidencia científica sobre correr y las rodillas
La investigación reciente sugiere que correr no solo es seguro, sino que en realidad tiene beneficios para las articulaciones. Un estudio de 2018, que incluyó a 675 corredores de maratón, mostró que la tasa de artritis de cadera o rodilla en este grupo era la mitad de la tasa observada en personas que no corrían. Esto sugiere que estar activo, a través de actividades como correr, puede proteger las articulaciones.
Asimismo, un artículo de Medscape indica que una sola sesión de carrera provoca solo cambios transitorios en el cartílago de la rodilla, lo que indica que corren bien las articulaciones del cuerpo. A largo plazo, las evidencias sugieren que los corredores regulares tienen menos probabilidades de desarrollar osteoartritis en comparación con aquellos que llevan un estilo de vida sedentario.
Otro estudio enfatiza que las personas que regularmente participan en carreras tienen tasas más bajas de osteoartritis de rodilla. A medida que continuamos hablando de este tema, queda claro que la actividad física no solo es recomendable, sino esencial para la salud de nuestras rodillas.
Cómo evitar lesiones en las rodillas al correr
La técnica de carrera correcta no solo mejora tu rendimiento, sino que también es fundamental para disminuir el impacto sobre las rodillas. Aquí hay algunos consejos prácticos para optimizar tu forma al correr:
- Postura Erguida: mantén la cabeza alta y los hombros relajados. Una buena postura permite que tus caderas y rodillas se alineen correctamente.
- Zancada Moderada: evita zancadas excesivamente largas. Cada vez que acometes contra el suelo, una zancada adecuada reduce la fuerza de impacto.
- Aterrizaje Suave: intenta aterrizar sobre la parte media del pie en lugar de impactar con el talón. Esto minimiza la tensión que se genera en las rodillas.
- Evita Giros: mantén tus rodillas alineadas con tus pies. Correr con una ligera rotación puede ocasionar lesiones.
Calentamiento y estiramiento
Antes de lanzarte a correr, es esencial preparar tus músculos y articulaciones. Un calentamiento de al menos cinco minutos, como caminar o trotar suavemente, aumenta el flujo sanguíneo, prepara tus músculos y reduce la probabilidad de lesiones.
Realiza ejercicios como zancadas y sentadillas antes de correr. Esto activa los músculos y mejora su rango de movimiento. Los estiramientos estáticos, mejor dejarlos para después de la carrera.
Incorpora movimientos que simulen los de la carrera, como movimientos circulares con los tobillos y las caderas, para preparar bien tus articulaciones.