Santo Domingo.- A dos años desde las trágicas inundaciones que afectaron al Gran Santo Domingo en noviembre del 2022, ciudadanos coinciden en que este se ha convertido en un mes de alerta, y hacen un llamado a la población para que, en esta temporada, estén atentos a los boletines de las autoridades y tomen medidas preventivas como la limpieza de imbornales y desagües.
El pronóstico de aquel día, por el Instituto Dominicano de Meteorología (anteriormente conocido como Onamet) había dicho que el país estaba bajo las incidencia de una vaguada y una onda tropical, por lo que sí se esperaban lluvias para localidades del Distrito Nacional y Santo Domingo. Sin embargo, las expectativas fueron superadas debido a la intensidad de las precipitaciones.
El diluvio de aquel noviembre dejó nueve personas fallecidas, cinco de ellas por asfixia por inmersión, dos por colapso de paredes y otras dos por electrocución. Las víctimas se encontraban en sectores como La Puya De Arroyo Hondo, Villa Claudia en Ciudad Real, Villa Francisca, La Zurza, Bellas Colinas de Manoguayabo, Las 800 en Los Ríos y alrededores del río Ozama.
Se recuerda que ese día, alrededor de las 5 de la tarde, comenzó la lluvia que en solo tres horas dejó caer 70 milímetros de agua sobre la capital. En tan solo minutos, las calles comenzaron a inundarse, atrapando a decenas de personas que regresaban a sus hogares desde el trabajo o realizaban diligencias.
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Dos años después, el recuerdo de aquel día sigue presente en la memoria de los habitantes del Gran Santo Domingo. Muchos ciudadanos expresan su temor cada vez que llega noviembre, conscientes de los peligros que pueden traer las lluvias intensas en esta época. “En noviembre, debemos estar atentos a los informes meteorológicos y hacer conciencia sobre la importancia de mantener limpios los imbornales para evitar que tragedias como la de 2022 se repitan”, afirmó uno de los encuestados.
Las autoridades también han intensificado los llamados a la prevención, recordando que el cambio climático está agravando la intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos. El mensaje de los ciudadanos y las autoridades es claro: la preparación y la conciencia son clave para mitigar el impacto de futuros desastres naturales.
