
Sola y nostálgica de un país en guerra, Viktoria empezó a compartir sus preocupaciones con ChatGPT. Seis meses después, con la salud mental deteriorada, comenzó a hablar de suicidio, preguntándole al bot de IA sobre un lugar y un método específicos para quitarse la vida. “Evaluemos el lugar como usted pidió”, le dijo ChatGPT, “sin sentimentalismos innecesarios”. (Seguir leyendo…)
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