La tormenta tropical Melissa puso a prueba a todas las instituciones públicas del país, especialmente a las municipalidades que deben responder al primer impacto de las lluvias. En el Distrito Nacional, Carolina Mejía demostró que la gestión responsable no se improvisa. La prevención, la presencia y el trabajo constante hicieron la diferencia cuando la amenaza tocó nuestras puertas.
Las voces que mejor acreditan esta afirmación son las de las comunidades que viven la vulnerabilidad en carne propia. En sectores como Manganagua, La Ciénaga, Urbanización Fernández, Ciudad Nueva, el 30 de Mayo y La Arenita, los líderes comunitarios han testificado que la ciudad se preparó para Melissa antes de que llegara realmente.

Vinicio Lebrón lo dijo con claridad al referirse a Manganagua, un sector con historial de inundaciones dolorosas. ‘Ha sido un éxito’, expresó, porque las brigadas municipales iniciaron la limpieza de imbornales desde el martes, antes de que las lluvias se intensificaran.
Lo mismo confirmó Esther Feliz Montaño en Ciudad Nueva, al destacar que la Dirección de Aseo Urbano no frenó su trabajo ni en el pico del aguacero. El camión siguió entrando, funda por funda, mientras el agua corría por las calles.
Cuando una gestión municipal sabe dónde están sus puntos débiles y actúa con anticipación para proteger a la gente, se genera confianza. Eso es lo que también reconocieron en el 30 de Mayo, donde aseguran que por primera vez en años no tuvieron que amanecer con el miedo de ver las aceras convertidas en ríos.
Más contundente aún es el testimonio de Urbanización Fernández. ‘Por primera vez en casi 50 años no se ha inundado el sector’, afirmó Gladys Fernández. Ese no es un logro menor. Ese es el efecto de una planificación seria.
En La Ciénaga, donde la vulnerabilidad es aún mayor, la alcaldesa fue la primera funcionaria en llegar. Eso no se finge ni se hace solo por cámaras. Eso se hace cuando hay voluntad de servicio, empatía y compromiso real.
Algunos dirán que es su obligación. Tienen razón. Las autoridades están para servir. Sin embargo, no todas responden con diligencia y presencia en momentos críticos. Aquí la diferencia no está en el cargo, sino en la forma de ejercerlo.
Carolina Mejía ha demostrado que gobernar una ciudad no es aparecer cuando el agua baja, sino estar justo cuando comienza a subir. Su gestión ante Melissa confirma que la capital tiene una alcaldía que se toma en serio la prevención y que se mete a los barrios donde más se necesita.
Hay desafíos por delante. Siempre los habrá. La ciudad necesita más infraestructura pluvial y más educación ciudadana para el manejo de los desechos. Sin embargo, cuando una administración trabaja con constancia y transparencia, la gente lo reconoce. Y hoy lo reconocen las juntas de vecinos.
La mejor política pública es la que protege vidas. En esta prueba, Carolina Mejía pasó con notas altas. No por lo que diga yo, sino por lo que atestigua la propia gente.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


