La alcaldesa Karen Bass se reunió martes y jueves con Norm Langer, propietario de la icónica tienda de delicatessen Langer’s Deli, y junto con la concejal Eunisses Hernández le prometieron que tendrían respuestas en tres semanas sobre sus quejas con respecto a las personas desamparadas, compraventa de drogas como fentanilo, en el área del MacArthur Park y la presencia de vendedores ambulantes y de comida en las aceras cercanas a su negocio ubicado en la intersección de la calle Séptima y la avenida Alvarado.
Norm Langer reiteró a La Opinión que, si las autoridades no resuelven sus demandas, cerrará su negocio.
El restaurantero de 77 años exige que la ciudad cumpla con “tres pequeños pasos”: la limpieza de la cuadra calle Séptima, desde Alvarado a Westlake; cambiar la parada de autobús enfrente de la calle Alvarado para los autobuses que van hacia el norte, la cual considera que es “un paraíso para el tráfico de drogas”.
Su propuesta es que se mueva la parada mitad de la calle, justamente a la entrada y salida de pasajeros de la Línea Roja de Metro.
“Ahora, la mayoría de las personas que suben al autobús, algunas caminan desde la Línea Roja, hasta la esquina de la calle Siete y Alvarado”, describió. “Es más fácil si tenemos la parada del autobús frente a la Línea Roja; daría ingreso instantáneo a los pasajeros de autobús y del Metro”.
El tercer “pequeño paso” que sugiere Langer sería “reubicar a los vendedores de la calle Séptima al perímetro del parque”.
Langer reveló que un director del Departamento de Parques y Recreación de Los Ángeles apoya la iniciativa. Dijo que su apellido era Jimmy.
En el equipo de administración del Departamento de Parques y Recreación de Los Ángeles, Jimmy Kim es el gerente general.
“No tienen espacio para respirar bien; están demasiado juntos [los vendedores]”, dijo Langer. “Los tres pasos son importantes…tenemos que moverlos. Yo quiero que mis clientes puedan venir aquí y sentirse bien”.
“No los quiero caminando entre vendedores donde se encuentran bandas que se esconden narcotraficantes. No voy a permitir que mis clientes pasen por eso. Si la ciudad decide no hacer nada al respecto, y si así lo desean, está bien, [pero] yo cierro para siempre…Todo lo que pido son pasitos de bebé”.
Sin embargo, legalmente nadie puede prohibir la venta ambulante, ni tampoco se puede desalojar a los comerciantes, porque muchos cuentan con un permiso para ubicarse en las aceras.
“Nadie debe tener miedo en este vecindario”, aseguró tajante a La Opinión, la concejal Eunisses Hernández. “No vamos a remover a nadie que venda en las calles públicas”.
En cambio, su oficina dará a conocer a los vendedores ambulantes las reglas que deben cumplir en materia de limpieza, no bloqueo del paso en las calles, sobre todo para la gente discapacitada.
“Quiero que nuestra gente sepa que tiene en mí a una representante que hará todo lo que se pueda para levantar a nuestra comunidad”, dijo.
En 2016, la ciudad de Los Ángeles despenalizó la venta ambulante. En noviembre de 2018, la ciudad votó por unanimidad a favor de legalizarla, y en septiembre de 2018, el entonces gobernador de California, Jerry Brown, firmó la Ley de Venta Segura en las Aceras, o SB 946, que despenalizó la venta ambulante en todo el estado.
Deterioro del área a causa de los inmigrantes
El restaurante Langer’s Deli fue abierto en 1947 por los padres de Norm Langer, quien comenzó a trabajar a tiempo completo en el negocio, en 1967. Su padre falleció en 2004 y su madre en 2007.
“He estado en el negocio desde 1963”, dijo.
Según Langer, el negocio ha pasado por muchos cambios a lo largo de los años, muchos de ellos debido a los cambios de área y muchos otros debido a los cambios en la dieta donde las personas se volvieron muy conscientes del peso.
“Esto sube y baja con los años. Algunos de nuestros mejores años fueron a finales de los años 1960 y, ya sabes, algunos en 1970”, manifestó a La Opinión. “El área comenzó a deteriorarse a principios de los 90. La salvación que tuvimos fue la eventual apertura de la Línea Roja, pero el deterioro del negocio fue por la gente nueva que venía, inmigrantes de Centroamérica…creo que estaban en Guerra Civil en Guatemala y El Salvador”.
“Curados de espanto”
Reyna Guevara, salvadoreña que tiene un puesto de pupusas desde hace dos décadas sobre la calle Alvarado, narró a La Opinión que fue encarcelada en septiembre de 2015 por vender en la calle.
“Eso que dicen no nos asusta; no es nada nuevo”, dijo.
“Aquí ya estamos curados de espanto”, añadió Marco Rodríguez, un vendedor poblano de artículos electrónicos.
Vendedores ambulantes están de acuerdo con el señor Norm Langer, en el sentido de que vendedores de comida se instalan afuera de su negocio para vender comida callejera, cuando él cierra sus puertas y, por la noche, son los desamparados quienes orinan y defecan en esa zona.
Venta de fentanilo
La Opinión también pudo observar la venta de fentanilo a plena luz del día sobre la calle Alvarado y Séptima. Un joven latino ofrecía las pastillas de la droga sintética a los transeúntes. Ningún policía o guardia de seguridad se encontraba en el área.
Elizabeth Medina de Nayarit, México tiene su permiso de venta en la calle. Pagó $29 por él. Ella tiene 17 años vendiendo cacahuates. En sus ventas, le ayuda el señor Julio Guzmán, de 64 años, a quien tiene que pagarle un salario.
“Nosotros somos gente pobre que no puede ir al restaurante [Langer’s Deli] a comprar un sándwich de $30 porque no nos alcanza el dinero”, dijo. “Por eso nos ganamos la vida honradamente en la calle”.
“La señora Medina informo que, al cruzar la calle Séptima hacia la Alvarado, “nadie vende comida a las 7:00 de la mañana; todos vendemos ropa y otros artículos como zapatos, cremas, champú”, aclaró e informó que la próxima semana, todos los vendedores colocarán carpas más pequeñas para dar paso libre más seguro a la gente.
“Si este señor [Norm Langer] se da cuenta, la mayoría de los vendedores son personas mayores de 60 años, a quienes ya nadie les da trabajo por su edad”, indicó. “Y todos pagamos impuestos”.
Respeto a la queja de basura en las calles, la realidad es que se pueden observar montones de desperdicios por doquier, incluyendo los callejones aledaños al restaurante Langer’s Deli, -particularmente sobre la calle Westlake- con el consabido olor de fetidez.
“Nosotros le pagamos $2 diarios a una persona que se encarga de recoger la basura”, dijo la señora “Anita”, de El Salvador.
Su testimonio lo corroboró la vendedora venezolana Rosa Martinez y el colombiano John Jairo “N”.
“La ciudad sabe el problema de la basura; son los homeless los que abren las bolsas de plástico para buscar algo que les pueda servir”, aseguró el señor Marco Rodríguez, negociante de productos electrónicos en el área del Parque MacArthur.
83 muertes por sobredosis de drogas en el Parque MacArthur
Tras asegurar que ningún vendedor ambulante será removido, pese a las peticiones de Norm Langer, propietario de Langer’s Deli, la concejal Eunisses Hernández (Distrito 1) dio a conocer a La Opinión que personal de su oficina efectuará una campaña de información sobre las reglas de operatividad, el no bloqueo de aceras y calles para los transeúntes y gente discapacitada, entre otras acciones.
“Nosotros no los vamos a remover”, dijo. “A nadie”.
Hernández expresó que el señor Langer puede expresar sus quejas, “pero mi intención es que las calles sean más seguras y aplicaremos recursos donde sea necesario”.
Manifestó que cuenta con $5 millones para invertir en la solución del problema de drogadicción en el Parque MacArthur.
Tres millones de dólares provienen de los Acuerdos Nacionales sobre Opioides, sobre distribuidores como Cardinal, McKesson, AmerisourceBergen .J&J, Teva, Allergan, Walgreens, Walmart y CVS. Dichas compañías surtieron incorrectamente recetas sobre opioides, en violación de la Ley de Sustancias Controladas.
Hernández informó que están buscando efectuar la compra de un edificio, a una milla de distancia del Parque MacArthur para proporcionar a los desamparados un lugar donde puedan asearse y salir de la vida que llevan en el parque.
“También tenemos planeada la inversión de $500,000 para que trabajadores de intervención comunitaria se acerquen a personas que quieran salir de las pandillas, la violencia o aquellos que pudieron haber sido encarcelados y requieren una segunda oportunidad”, dijo.
Con relación a las quejas de basura en y alrededor del Parque Mac Arthur -donde brillan por su ausencia los contenedores que fueron retirados hace cuatro o cinco años- la concejal expuso que habrá limpieza seis días a la semana.
“Todos los problemas que hay en el Parque MacArthur no surgieron de la noche a la mañana”, dijo Hernández. “Yo llevo 20 meses en el cargo y esta área es el vecindario más poblado de la ciudad y allí se olvidaron de brindar servicios, pero nosotros estamos cambiando las cosas de fondo”.
Un enfoque prioritario de la funcionaria latina es disminuir las sobredosis de drogas, ya que, en 2023, fueron 83 personas las que murieron por esa causa, y tanto elementos del Departamento de Bomberos como la policía angelina tuvieron más trabajo y respondieron a más fallecimientos en el código postal 90057.
“Una muerte por sí misma es demasiado”, apuntó Hernández.