En tiempo de ofertas hay aún para los gustos más exigentes, sin embargo nunca capaces de saciar un alma despreciada por sí misma, que busca desesperadamente la aprobación externa, que se alimenta de elogios y se embriaga de placeres. Un alma vacía de ternura aunque llena de reconocimientos, huérfana de caricias más saciada de lisonjas, desterrada en la isla del tesoro y viviendo de palacete en palacete, acojinada con falsos amores. En 1 Juan 4:9 encontramos la mejor oferta, una invaluable e incomparable. Es la oferta del cielo, un regalo, capaz de llenar tu vacío. Es Jesús, quien cuando entre a tu corazón llenará de estrellas tus espacios más sombríos. Tocará tus pensamientos más remotos y despertará tus anhelos más ocultos, él es la paz que calma tu alma.