Dinero, dinero, dinero. También en la Unión Europea que salgan las cuentas es la base de todo, y ahí siguen, sobre la mesa, los fondos de recuperación que se aprobaron en plena pandemia y que están preparados para una mirada a largo plazo. “Para transformar Europa”, repiten los que saben; pero entonces se da la gran pregunta: ¿cómo está yendo la ejecución de esas ayudas por parte de los Estados miembros? La clave no está solo en la forma, celebrada por muchos, histórica y quizá replicable en el futuro, sino también en el fondo. Así están usando los países los fondos Next Generation, o lo que es lo mismo, del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (RRF, por sus siglas en inglés).
Italia, España y Croacia son los países que más objetivos han cumplido de las ayudas, según Bruselas en su documento de análisis de mitad del periodo que comprende el uso precisamente de estos fondos. Tras una fuerte caída de la actividad económica en el primer semestre de 2020 debido a las restricciones relacionadas con la pandemia, en el segundo semestre de 2020 se inició un repunte económico “vigoroso y sincronizado”, resume la Comisión Europea.
En este sentido, a finales de 2022, el volumen de producción de la UE era un 3,2% superior en comparación con los niveles anteriores a la pandemia, mientras que se calculó que la ratio inversión pública agregada-PIB de la UE podría aumentar del 3% en 2019 al 3,3% en 2023 . En contraste con anteriores crisis macroeconómicas, la inversión pública se mantuvo sólida durante la pandemia de Covid-19 y la crisis energética, añaden en el documento. Además, la resistencia de la economía de la UE se puso a prueba de nuevo con la invasión rusa de Ucrania, un shock del que, insisten en Bruselas, la Unión también se está recuperando a buen ritmo.
En febrero de este año, según el informe del Ejecutivo comunitario, 1.153 hitos y objetivos de un total de 6.266 que debían alcanzarse para 2026 se habían evaluado como cumplidos satisfactoriamente y los Estados miembros habían notificado otros 1.238 como completados. Esto representa un índice de progreso de aproximadamente el 38% del número total de hitos y objetivos del RRF (con un 18% de todos los hitos y objetivos evaluados como cumplidos satisfactoriamente). Alrededor del 75% de los hitos y objetivos previstos para finales de 2023 fueron evaluados por la Comisión como cumplidos satisfactoriamente o comunicados como completados por los Estados miembros.
Daniel Gil, analista en The Political Room y especialista en UE, explica a 20minutos que “en el fondo cuando hablamos de estas cosas, de si nos hemos olvidado o no de la importancia de estas ayudas, a lo que nos estamos refiriendo evidentemente es a la atención mediática. Y como es lógico, el tiempo ha ido pasando, han ido surgiendo montones de noticias en el mundo en el que vivimos y ha llegado a un segundo plano bastante significativo“. Pero también por una cuestión evidente, matiza Gil, de que los fondos se han ido ejecutando, “los grandes tramos de dinero ya están en ejecución o ya han llegado y ya simplemente no es la novedad”.
“Ahora, en términos del Estado, los fondos Next Generation siguen jugando un papel muy importante en los presupuestos de todos los Estados miembros de la Unión Europea y lo continuarán jugando hasta 2027 realmente, y sus procesos de reformas también”, resume el analista, para quien “la opinión pública parece que ha pasado cierta página o que simplemente lo ha asumido como una cosa que existe, que está allí, que la Unión Europea va poniendo dinero en su ciudad para parques, infraestructuras o lo que sea, y poco más, y continúan con su vida”. Con todo, estas reformas siguen marcando, concluye, las agendas de los Estados miembros.
Los fondos siguen jugando un papel muy importante en los presupuestos de todos los Estados miembros de la Unión Europea
Italia, España y Croacia han cumplido las mayores cantidades de hitos y objetivos, con 178 (de un total de 527), 121 (de 416) y 104 (de 372) hitos y objetivos cumplidos, respectivamente. Por su parte, Bélgica, Irlanda, Polonia y Finlandia van más atrasados, pues solicitaron los pagos más tarde que nadie, en el caso polaco por bloqueos también por parte de Bruselas. El número de hitos y objetivos cumplidos por Bulgaria, Chequia, Dinamarca, Estonia, España, Francia, Croacia, Italia, Chipre, Letonia, Lituania, Malta, Rumanía y Eslovaquia se estudiaron también más tarde. Asimismo, ningún hito u objetivo evaluado inicialmente como cumplido satisfactoriamente por el Ejecutivo comunitario ha sido anulado posteriormente por un Estado miembro hasta la fecha, recuerda la Comisión Europea.
Todo esto conduce a varias lecciones aprendidas, asegura la Comisión. El fondo de recuperación ha permitido “una respuesta política adecuada de la UE a la crisis económica y social sin precedentes vinculada a la pandemia y a los retos posteriores”. El plan, sostienen en Bruselas, ha contribuido a sostener la inversión pública en la UE. “A diferencia de anteriores perturbaciones macroeconómicas, la inversión pública en la UE ha aumentado tras la perturbación de la Covid“, en una fórmula que se puede repetir en el futuro para temas como la energía o la Defensa.
Junto con su distintiva clave de asignación, que favorece a los Estados miembros con menores ingresos pero también tiene en cuenta el impacto de la crisis, el carácter no reembolsable del apoyo financiero proporcionado (y la posibilidad de solicitar financiación adicional en forma de préstamo) permitió al fondo apoyar la recuperación y la convergencia económica de las economías de la Unión. “También se prevé que el enfoque coordinado de la UE proporcione beneficios sustanciales en términos de efectos de contagio entre países”, terminan desde Bruselas.
Y llega entonces la pregunta del millón: ¿se replicará esta fórmula en el futuro? “La UE tiene grandes retos que resolver en términos de competitividad, en términos de infraestructuras, de transición energética, de defensa, y solo se pueden resolver con mayor inversión”, sostiene Gil, que pone como ejemplo el informe Draghi para entender que las cosas “tienen que ir en esa dirección”. Pero no será sencillo. “Hay Estados que no lo ven así, que tienen un margen fiscal que desde su punto de vista han conseguido con bastante esfuerzo y con bastante prudencia fiscal” y por eso no apuestan por emisión conjunta de deuda. Eso sí, Gil avisa: “Será un debate que tarde o temprano habrá que abrir”.
Tres preguntas a… Vicent Marzà
Vicent Marzà (Castellón, 1983) acaba de llegar al Parlamento Europeo y tiene la agenda tan llena que su aterrizaje no ha tenido margen para la adaptación. Ya sabe a lo que viene el nuevo eurodiputado de Compromís, que aterrizó el pasado mes de junio en Bruselas desde las listas de Sumar. Entre 2015 y 2022 fue conseller de Educación, Investigación, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana.
La agenda de la UE está muy llena para los próximos años, ¿verdad?
Sí, también tenemos que hablar de políticas que luchen contra el turismo de masas, lo estamos viendo allá y su consecuencia con la vivienda precisamente. Y políticas de cohesión social, políticas que vayan a mantener los empleos en Europa. Eso por lo tanto pasa por la protección a nuestras industrias y a nuestros servicios y sectores. Trabajar para que de verdad haya una normativa europea de cadena corta. Es decir, que aquello que se produce en el conjunto de los estados europeos se consuma dentro de Europa para que podamos mantener los puestos de trabajo. Hay que invertir, en general, en la reindustrialización de Europa.
Escuchándole intuyo que cree que la UE debería tener más competencias en materia de vivienda
Sin duda, sí. No es algo que afecte a un Estado miembro o dos, está pasando de forma generalizada. Es el ejemplo gráfico de cómo la economía especulativa se ha desconectado de la vida de la gente. Se está especulando con nuestras vidas hasta el punto que no podemos ni tener una casa para vivir. Sin casa para vivir no puedes desarrollar tu vida.
A nivel nacional y europeo se habla de grandes reformas, y es lo que pide el informe Draghi. ¿Qué valoración hace?
Hay cuestiones del informe que nos gustan porque van en la línea de lo que hemos reivindicado siempre. Más y mayor inversión europea para reactivar no solo la economía, sino para transformarla. Sobre todo en el espacio de la transformación ecológica y social. Necesitamos mayor reindustrialización, más economía verde, más economía justa y sostenible. Para eso hay que invertir fondos. Fuera se ha demostrado totalmente inútil el marco neoliberal de los recortes, de las nulas inversiones públicas. Necesitamos, también, un sector público muy potente que invierta y es el momento de hacerlo ahora, el que proteja al sector.