Botsuana, el país que apostó por los diamantes naturales y está en crisis frente a las opciones sintéticas

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Botsuana, uno de los países con las economías más pujantes de África, decidió apostar su crecimiento económico en su abundancia de uno de los tesoros naturales más valiosos del mundo: los diamantes. Sin embargo, pese a que creó una industria alrededor de estas piedras, enfrenta una caída en la producción y el impacto de la irrupción de los diamantes sintéticos, que amenazan con desmoronar décadas de crecimiento económico y un incipiente desarrollo social, en medio de una nueva crisis de inseguridad.

En el segundo trimestre de este año, la producción de diamantes reportó una caída del 43%, la mayor caída en la historia minera moderna del país, mientras que el Banco Mundial prevé una contracción económica del 3% este año, la segunda consecutiva.

Los habitantes del país revelan su incredulidad cómo toda su vida, desarrollada alrededor de esta industria, y la economía nacional se han desplomado tan rápido. Keorapetse Koko, una de las mujeres trabajadoras en el tallado de diamantes, explica que durante 17 años se ganó la vida tallando y puliendo gemas, dentro de este periodo de bonanza que inició en 1967, un año después de su independencia, que significó un cambio abrupto de fortuna para este país que no tiene litorales.

Una potencia mundial en diamantes

En términos de valor, Botsuana se convirtió en el principal productor mundial de diamantes y es el segundo productor mundial en volumen, después de Rusia. Por su importancia, los diamantes son parte integral de la identidad nacional, por lo que su campeona olímpica de atletismo, Letsile Tebogo, fue la imagen de la campaña de De Beers que celebra relata cómo la industria financia escuelas y estadios en el país.

Pero también estas piedras financiaron durante décadas la salud, la educación, la infraestructura y otros aspectos de la economía del país, en una apuesta arriesgada que finalmente les cobró la factura, al depender de un solo recurso natural, aunque durante años fue un éxito económico, pero que está siendo desplazado por los diamantes cultivados en laboratorio, más baratos y producidos en masa principalmente en China e India.

Esto, pese a que en Botsuana han encontrado algunas de las piedras más grandes del mundo e incluso se enorgullecía de gestionar con prudencia su riqueza natural, evitando la corrupción y otros conflictos sociales que afectan a la mayoría de los países africanos.

Los diamantes construyeron nuestro país”, afirmó Joseph Tsimako, presidente del Sindicato de Mineros de Botsuana a The Associated Press, que representa a unos 10,000 trabajadores en esta nación de 2.5 millones de habitantes. “Ahora, mientras el mundo cambia, debemos encontrar la manera de asegurarnos de que no destruyan la vida de quienes ayudaron a construirlo”.

Por si fuera poco, Estados Unidos impuso un arancel de 15% a los diamantes de Bostsuana, que equivalen al 80% de las exportaciones del país y un tercio de los ingresos del gobierno, lo que está agravando la delicada situación que enfrenta el país.

Debswana, el mayor productor local de diamantes y que cuenta con capital del gobierno y del gigante minero De Beers, vio sus ingresos reducirse a la mitad el año pasado. A causa de la crisis, ha suspendido las operaciones e incluso los gobiernos de Botsuana y Angola están negociando para adquirir las acciones que actualmente ostenta De Beers.

En cuanto al método de producción, grupos ambientalistas acusan que la extracción de diamantes naturales impulsa la deforestación, degradar el suelo y contaminar el agua. Sin embargo, la producción de gemas sintéticas también es criticada porque utiliza energía de manera intensiva, a menudo impulsada por combustibles fósiles.

El auge de los diamantes sintéticos

En otras regiones del mundo, el auge de los diamantes sintéticos ha sido vertiginoso, generando una fuerte competencia. Este método de fabricación inició en 1950 para uso industrial y dos décadas después, alcanzaron la calidad de joyería y actualmente tienen un precio hasta 80% menor que los diamantes naturales. Esta diferencia provocó que de solo ocupar el 1% de las ventas mundiales en 2015 pasó a casi el 20% una década después.

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En redes sociales, han proliferado los anuncios que destacan el atractivo de las gemas sintéticas fabricadas en semanas bajo intenso calor y presión y comercializadas como alternativas más baratas, libres de conflictos y ecológicas, frente al “obsoleto proceso natural” que toma miles de millones de años.

Por ello, el mercado tiene una “inundación sin precedentes” de diamantes sintéticos como “el futuro del diamante natural”, advirtió el presidente de la Federación Mundial de Bolsas de Diamantes, Yoram Dvash. Actualmente hay diamantes sintéticos en la mayoría de los nuevos anillos de compromiso en EE.UU., afirmó.

Mientras que el precio de los diamantes naturales ha caído alrededor del 30% desde 2022, por la baja en la demanda, lo que denominó “una coyuntura crítica”.

“La nueva generación de jóvenes que se compromete tiene cosas mucho más importantes en las que gastar su dinero que un diamante”, dijo Ian Furman, fundador de Naturally Diamonds, que vende diamantes naturales y sintéticos en la vecina Sudáfrica. “Por eso, les resulta muy atractivo comprar diamantes de laboratorio”.

Un intento por relanzar la economía de los diamantes

En todo el sur de África, la caída de la producción de diamantes naturales ha provocado recortes de empleo y tensiones financieras: Botsuana, Angola, Namibia, Sudáfrica y el Congo acordaron en junio reunir el 1% de sus ingresos anuales por diamantes, para financiar una campaña de marketing global liderada por el Consejo del Diamante Natural para promover la venta de piedras naturales, con el apoyo de multinacionales como De Beers Group y Rio Tinto.

El año pasado, el consejo lanzó la campaña “Real. Raro. Responsable”, protagonizada por la actriz Lily James, que afirma que los diamantes naturales son únicos y de origen ético.

Kristina Buckley Kayel, directora general del consejo para América del Norte, dijo que restaurar el “atractivo” de los diamantes naturales ayudaría a proteger las economías de los productores, particularmente en el sur de África.

Mientras esta campaña surte efecto, el gobierno de Botsuana creó en septiembre un fondo que busca diversificar la economía más allá de la minería. El país intenta desarrollar su industria turística, en una región plagada de elefantes, y otras opciones mineras, como las de oro, plata y uranio.

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