Biden da oxigeno a Ucrania con el uso de misiles de largo alcance sobre Rusia mientras Moscú amenaza con escalar la guerra

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Si hay algo que ha dejado claro la guerra en Ucrania es que el miedo de Occidente a cruzar los límites en su apoyo a Kiev se pierde a medida que pasa el tiempo. Y que las líneas marcadas por Moscú son menos rojas de lo que parecen. O al menos es lo que ha demostrado el envío de armamento, carros de combates y aviones por parte de los aliados. Una ayuda militar a la que en los próximo días podría unirse el uso por parte del Ejército ucraniano de misiles de largo alcance estadounidenses en territorio de la Federación Rusa; según informaban varios medios estadounidenses este domingo. Un cambio de postura del Ejecutivo saliente de Joe Biden que llega dos meses antes de la toma de posesión de Donald Trump y cuando los ataques rusos sobre Ucrania se han intensificado y las tropas norcoreanas ya están apoyando al Kremlin a recuperar el territorio de Kursk.

“Los medios de comunicación hablan mucho de que nos dan permiso para estas acciones, pero los ataques no se realizan con palabras. Estas cosas no se anuncian. Los misiles hablarán por sí mismos. Estoy seguro de que lo harán“, ha dicho el propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sobre la información publicada por The Washington Post o The New York Times. En concreto, Kiev podrá emplear el Sistema Táctico de Misiles del Ejército (ATACMS) contra objetivos en territorio ruso, lo cual estaba hasta ahora vetado por temor a una escalada.

El Kremlin ha advertido de que esto implica inevitablemente un aumento de las tensiones y supondría un paso más en la “implicación directa” de EEUU, al que ha acusado de echar “leña al fuego”. Si finalmente se confirma este permiso, sería “una situación cualitativamente nueva” en el actual conflicto, ha señalado ante los medios el principal portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, que ha recordado que Putin ya advirtió que esto sería una implicación directa de la OTAN, ya que solo los países de la Alianza pueden manejar los ATACMS.

“Todavía no se sabe en que se traducirá, pero lo que está claro es que lo que hasta ahora era un tabú se ha roto”, afirma a 20minutos Salvador Sánchez Tapia, general de brigada del Ejército de Tierra e investigador principal del Center for Global Affairs & Strategic Studies, que reconoce que aunque la llegada de Trump tiene algo que ver con la decisión, también busca romper la situación en la que está Ucrania ahora, que “está perdiendo tácticamente y necesita un revulsivo, por lo menos a nivel moral”

Esta noticia se produce después de una semana de ataques masivos sobre la infraestructura eléctrica ucraniana, que este fin de semana ha dejado de funcionar temporalmente en parte del país. Además, en la noche del domingo y mañana del lunes se han producido dos importantes ataques con víctimas mortales. En la ciudad ucraniana de Sumi, al noreste del país, han muerto al menos 11 personas, incluidos seis niños, y otras 90 han resultado heridas. Además, en la localidad portuaria de Odesa un ataque ruso ha provocado la muerte de ocho civiles y cerca de 40 heridos.

¿Qué implicación tendrá en la guerra?

El uso de ATACMS no es nuevo en esta guerra. El Ejército ucraniano ya los utilizaba, pero en su territorio. Estos misiles tierra-tierra de alta precisión son fabricados por la empresa estadounidense Lockheed Martin y pueden ser lanzados desde una plataforma de lanzamiento múltiple M270 o desde el sistema móvil HIMARS con un alcance de unos 300 kilómetros.



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Aunque Zelenski lleva meses solicitando esta autorización, fue en noviembre cuando puso sobre la mesa la posibilidad de atacar con los ATACMS a los soldados norcoreanos que se encuentran en Rusia para combatir del lado de las tropas del Kremlin. “La decisión de Biden se tiene que relacionar con el despliegue de tropas norcoreanas en la región rusa de Kursk controlada por Kiev”, explica a este medio Álvaro de Argüelles, analista de El Orden mundial. Aunque con estos misiles se podría bombardear objetivos en profundidad dentro de Rusia, medios internacionales apuntan ya a que la autorización de este armamento podría estar circunscrita únicamente a esta región y no a todo el territorio.

Sobre cómo cambiará esto el desarrollo de la guerra los expertos consultados coinciden en que no será determinante. “Va a poder hacer daño a Rusia y en un momento dado se puede utilizar eso como baza, pero para que tuviera un efecto letal sobre Rusia deberían tener una gran cantidad de misiles”, explica el general de brigada. Por su parte, De Argüelles apunta a que la experiencia de la guerra en estos años recoge que ninguno de los hitos tecnológicos y líneas rojas impuestas por Rusia que se han cruzado han supuesto un cambio sustancial. “Por supuesto que han influido, pero no han decantado de manera definitiva el resultado del conflicto. El principal problema de Ucrania tiene que ver con la falta de munición y de combatientes”, señala.

La llegada de Trump y sus promesas de acabar la guerra

Otro de los objetivos de Biden con esto podría ser reforzar la posición de Ucrania con vistas a una posible negociación con Moscú una vez Trump llegue al poder. El control parcial de los ucranianos de la región de Kursk era una importante baza negociadora que Kiev tenía en unas hipotéticas negociaciones de paz, y lo que Putin estaría buscando con el apoyo norcoreano es precisamente arrebatarles ese as antes de que el presidente electo llegue a la Casa Blanca. 

Es por ello que el Ejército ucraniano podría usar esa ventana temporal para retener el territorio que tiene, ya que en las últimas semanas había perdido buena parte del terreno ocupado. Y que, con la llegada de las tropas norcoreanas podría seguir perdiendo a un ritmo mayor. “Si Ucrania consigue mantener parte de Kursk sin duda aumenta su poder negociador y ese territorio se convierte en un activo que puede ser intercambiado”, dice De Arguelles. 

Pese a ello, Moscú puede usar esta decisión también a su favor y maximizar la presión de que hay que negociar ya con sus condiciones. En un momento en el que ha ganado terreno en el Donbás y se siente fuerte a nivel militar. “Putin va a utilizar esto para atizar el miedo a una Tercera Guerra Mundial. Algo que ya ha hecho antes, pero que ahora tiene todavía más sentido al producirse el anuncio en un momento en el que se está hablando abiertamente de una solución negociada en el conflicto”, sentencia el analista.

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