Dicen que el pasado siempre vuelve y la política no es una excepción, sobre todo cuando los países entran en momentos de crisis. Dinosaurios para los que los critican, viejas glorias en general, hombres con experiencia para aquellos que pretenden taponar algún problema. Son esas figuras que han dado un paso atrás y que tienen que dar, más tarde, otro adelante porque el escenario político lo requiere. Y se trata de un fenómeno que se extiende en varios países: Reino Unido, Italia y más recientemente Francia lo han vivido, los galos esta semana con el nombramiento de Michel Barnier, de 73 años, como nuevo primer ministro para tratar de resolver la etapa más convulsa de la era Macron.
Mario Draghi, Enrico Letta, David Cameron o el propio Barnier engordan una lista que, si bien no es demasiado larga, sirve para identificar distintos momentos delicados que han atravesado los países. Son todos ellos expertos en tender puentes, moderados y que intentan convencer a ambos lados del espectro ideológico, aunque el caos de Cameron su carrera, brexit mediante, haya sido más complicada. Eso sí, que se haya tenido que recurrir a ellos da cuenta también de la falta de renovación en algunos sentidos. Por ejemplo, Francia pasa ahora del primer ministro más joven de la V República, con Gabriel Attal, de 34 años, al de más edad, con el propio Barnier.
Mario Draghi, el eterno nombre
Cuando alguien piensa en el mayor ‘apagafuegos’ en la política de los últimos años reluce el nombre de Mario Draghi. El padre de la frase “todo lo que sea necesario” para salvar el euro se abonó precisamente a las salvaciones, y salió al rescate de Italia en 2021, en un momento total de bloqueo, para formar un Gobierno con todas las fuerzas políticas salvo los Fratelli de Meloni y sacar al país de la enésima era convulsa, tras la marcha forzosa de Giuseppe Conte. Draghi prometió (y promete cada vez que habla) estabilidad, y a eso se agarraron los italianos para un Ejecutivo que, en cambio, acabó preso también de esa unidad tan pintoresca, con Salvini o la Forza Italia de Berlusconi dentro del mismo.
Pese a terminar de forma más o menos abrupta esa etapa, la imagen del que fuera presidente del Banco Central Europeo apenas se desgasta. Sigue siendo un hombre fuerte no solo a nivel nacional, sino también cuando se habla de la UE. Después de dejar de ser primer ministro su nombre ha vuelto a estar sobre la mesa para dos cargos de los más altos que existen: pudo ser presidente de la República italiana, pero los vetos cruzados y la insistencia en su figura dejaron la cosa en el aire, al menos de momento. Sergio Mattarella sigue en el puesto. Como opción ‘de emergencia’ también apareció en las quinielas para presidir la Comisión Europea si los líderes de los 27 decidían que Ursula von der Leyen no repitiera. Draghi se va, pero siempre está.
Enrico Letta y un clavo al que se agarró la izquierda
Si Draghi es la tecnocracia, Enrico Letta parece el único capaz de aglutinar simpatías en la izquierda. Fue uno de los primeros ministros del PD que mejor recuerdo dejó en el país, incluso pese a que ocupó el cargo en momentos muy delicados. De hecho, volvió a liderar el partido para ser su candidato en las elecciones de 2022. La aplastante victoria de Meloni, unida a un Partito Democrático para el que no fue suficiente aguantar el tipo, acabó renunciando para dejar paso al liderazgo renovado de Elly Schlein.
En cambio, Letta, como Draghi, sigue estando en muchas quinielas. A ambos la Comisión Europea les ha encargado recientemente sendos informes sobre el futuro del Mercado Único y la competitividad del bloque. El elaborado por Draghi, de hecho, se presenta este lunes. Letta fue otro de los nombres que sonaron para uno de los altos cargos de la Unión en la nueva legislatura, en su caso para presidir el Consejo Europeo. Él no descarta volver a Bruselas y de hecho está allí muy presente en su labor de director del Instituto Jaques Delors.
David Cameron, tocado pero no hundido
El caso de David Cameron no es tan ‘conciliador’ como el de los dos anteriores. Fue el primer ministro británico que convocó el referéndum del brexit y por su culpa se inició la gran crisis del Reino Unido y más concretamente del partido Conservador. Tras seis años en Downing Street tuvo que dar un paso atrás entre feroces críticas, pese a ser partidario de la permanencia de su país en la UE, y aguantó varios años en silencio. Preservó un perfil moderado mientras su formación política se escoraba más y más a la derecha, y fue precisamente esa ‘centralidad’ la que hizo que los suyos le volvieran a llamar.
Lo hizo Rishi Sunak cuando su popularidad estaba en mínimos y su Gobierno ya agonizaba para nombrarle ministro de Exteriores. Paradójicamente, en un momento en el que la ayuda a Ucrania era el pilar fundamental de Londres hacia fuera y había que rematar las negociaciones con la UE y con España sobre Gibraltar. Cameron volvió así a la casilla de salida, pero lo hizo con otro talante. Si bien fue él quien abrió la caja de los truenos, el regreso tuvo como idea inicial cerrarla, aunque no tuvo tiempo para conseguirlo del todo.
Michel Barnier: ¿la solución de Macron?
Michel Barnier puede considerarse de hecho el Draghi francés, y Macron recurre a él en su momento más delicado, en la época de mayor división política. Ahí estará la verdadera clave para Barnier: no hay mayorías claras en la Asamblea Nacional, con la izquierda como fuerza principal, por delante del macronismo y del RN de Marine Le Pen. El perfil de Barnier contenta a los centristas y también a su partido, Los Republicanos, pero levanta muchas dudas tanto en las formaciones progresistas como en la derecha radical, aunque en los últimos tiempos ha tenido guiños hacia ellos y RN acepta su nombramiento (con reproches hacia Macron). En todo caso, Macron acaba así con bloqueo institucional que ha durado dos meses, que ha tenido un ‘armisticio’ por la celebración de los JJOO, y por el que se ha llegado a pedir su dimisión.
Barnier tendrá que ser el nexo entre el Parlamento y un presidente tocado, que se abona al talante y a los buenos resultados del nuevo primer ministro, negociador impecable por parte de la UE durante el brexit y bien colocado a nivel europeo. Ese vínculo será fuerte también con Macron… en busca de la estabilidad perdida.
La experiencia con estos perfiles de ida y vuelta dice que su regreso es temporal. No vuelven para quedarse aunque sus nombres suenen cada cierto tiempo. Draghi aparece de entre las sombras cuando ‘sobra’ algún cargo de alto nivel, conscientes todos de su capacidad para ‘apagar fuegos’. Para eso ha llamado ahora Macron a Barnier. Europa muchas veces se abona a lo ya conocido en lugar de apostar por lo queda por conocer. Dicen los que saben que cuando vienen las vacas flacas la experiencia es un grado; hay políticos que necesitan tener siempre el teléfono encendido… por lo que pueda pasar.