
Foto Jorge González/El Nacional
Santo Domingo.–Desde que el sol se oculta, y la noche que inicia su cruel dilema decenas de indigentes y adictos, la mayoría hombres con figuras silentes, empiezan a disputarse los espacios debajo de los elevados, los duros bancos de acero de los parques o las frías aceras de las calles vacías, donde pernoctarán sintiendo cómo se les esfuma la vida en sueños desechables.(Seguir leyendo…)
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