Si te ha perjudicado o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. Filemón 1: 18
A diario vivimos evadiendo nuestras responsabilidades. Asumir una posición de indiferencia ante ellas resulta vergonzoso delante de Dios, y deja mucho que pensar de nosotros.
Nos hemos acostumbrado a no dar la cara a los problemas, a considerar que no merecen importancia. Debemos saber que a nuestro alrededor hay personas que dependen de nosotros, quienes están enviando una señal para que se les ponga atención y se les resuelvan sus problemas.
Hogares, familias e hijos se destruyen a diario porque no enfrentan su situación. Hijos están necesitando amor, comprensión, apoyo; esposas(os) demandando atención, detalles. Cada uno de estos necesita que se le atienda y se le supla.
“Yo no sabía”, “Ahora me entero”; cosas como estas no deben suceder. Asumamos el compromiso primero delante de Dios y luego con los demás; porque cuando lo hacemos para Dios, Él nos da la disposición para hacerlo y nos enseña a ser valientes.