Algunas personas no saben equilibrar sus relaciones, usan a sus “afectivos” para almacenar secretos, a amigos y hasta a sus hijos como basurero espiritual. Hay quienes en realidad no desean cambiar las cosas, solo desahogarse, hacerse las víctimas, lograr que los demás se sientan culpables, porque secretamente están huyendo de la desaprobación y también del sagrado deber de crecer y madurar. El Rey David supo que madurar era necesario, no solo triunfar. No se limitó a su status, quería ser aprobado por Dios por eso le dijo, “examina mi corazón”… Quien eres verdaderamente está latiendo allí. La vida estará dispuesta a probarte, la gente a ignorarte o criticarte, pero Dios busca “aprobarte” siempre que no te escondas en un “así soy yo” o en el Karma. Dios aun te espera.