Si alguien ha pasado por la defensa de un Trabajo de Fin de Grado sabrá cómo es el proceso; pues los exámenes de los futuros comisarios europeos ante el Parlamento es bastante parecido. Este lunes empiezan los llamados hearings, que se alargarán durante una semana en la Eurocámara y que servirán para poner en el foco por ejemplo a Teresa Ribera, elegida para ser la vicepresidenta de Transición Ecológica y Competencia y que, como el resto, tendrán que aprobar esa prueba. Un total de 26 ‘controles’, algunos de ellos realmente exigentes (como el de la española). ¿Cómo funciona el proceso?
Dependiendo del porfolio, un comisario propuesto puede ser evaluado por una comisión parlamentaria (comisión competente) o por más de una comisión (comisiones mixtas). Otras comisiones pueden ser invitadas a participar, lo que significa que pueden contribuir con preguntas orales, mientras que la evaluación final de los candidatos corresponde a los coordinadores de la comisión o comisiones competentes. Las audiencias irán seguidas de reuniones en las que el presidente de la comisión y los representantes de los grupos (coordinadores) de las distintas comisiones evaluarán si un Comisario propuesto está cualificado tanto para ser miembro del Colegio como para desempeñar las funciones concretas que se le han asignado.
No todas las audiencias, eso sí, serán iguales. De hecho, Teresa Ribera afrontará la más exigente de todas, con hasta ocho comisiones parlamentarias presentes: tres de ellas serán principales (la de economía, la de medioambiente y la de energía) y otras cinco asistirán a su audiencia como invitadas (empleo, transporte, agricultura, desarrollo regional y mercado interior y protección de los consumidores). Es algo que viene provocado por la transversalidad de la nueva Comisión Europea, en la que la española será la vicepresidenta encargada de la Transición Ecológica y de la Competencia; tiene muchas ‘ramificaciones’ de alguna manera a su cargo, por lo que se le mirará con lupa.
Otras ocho comisiones tendrán que mirar los quehaceres de Stephane Sejourné, que será el vicepresidente de la ‘parte’ industrial en la nueva Comisión. Esa foto es un buen preámbulo de cómo será el Ejecutivo comunitario Von der Leyen 2.0, con dos almas, la verde y la industrial, que habrá algún momento en el que choquen. Algunos perfiles que también tendrán una alta exigencia serán la vicepresidenta de Soberanía Digital, Henna Virkkunen; el nuevo comisario de Defensa, Andrius Kubilius, o la encargada de Ampliación, Marta Kos.
Por lo pronto, todos ellos -los 26- han respondido a las preguntas escritas, que sirven como base para el hearing. Tras las audiencias, los presidentes de las comisiones y los representantes de los grupos políticos evalúan a los candidatos y preparan sus cartas de evaluación. Se puede pedir a los comisarios propuestos que respondan a más preguntas por escrito o invitarles a una nueva audiencia. Un Estado miembro puede retirar a un comisario propuesto no seleccionado y sustituirlo por un nuevo candidato de acuerdo con la presidenta de la Comisión. El nuevo candidato tiene que pasar también por todos los pasos preparatorios y una audiencia de confirmación en el Parlamento.
¿Cómo es la votación? Simplificándolo mucho, en un primer paso tendría que darse una mayoría de dos tercios del apoyo en el examen, por parte de las comisiones principales. Si eso no pasa, la Eurocámara puede solicitar más información al candidato o candidata, o bien convocar de nuevo a las comisiones implicadas para una nueva audiencia en la que serviría una votación con mayoría simple para aprobar al comisario designado. Esa vía fue la que le sirvió a Miguel Arias Cañete en 2014 para acabar siendo comisario de Agricultura en la Comisión liderada por Jean Claude Juncker.
Al final del proceso, las cartas de evaluación de las comisiones son examinadas por la Conferencia de Presidentes de Comisión y transmitidas a la Conferencia de Presidentes, órgano compuesto por el Presidente y los líderes de los grupos políticos del Parlamento, que puede recabar más información o declarar clausuradas las audiencias de confirmación. El último paso es que el Parlamento Europeo vote en pleno a la Comisión en bloque.
En esta legislatura hay un matiz importante: el orden de las audiencias se ha preparado de tal forma que se puedan evitar los vetos cruzados por cuestiones ideológicas. Fue una de las grandes quejas de S&D, porque el pacto entre el PPE, con ECR y Patriotas, sirvió para situar al final de la semana a los vicepresidentes, donde los progresistas se juegan su ‘fuerza’. De esa manera, la derecha tendría la sartén por el mago para responder a posibles bloqueos que la izquierda hiciera con alguna de sus opciones, como es el caso del candidato italiano, Raffaele Fitto, propuesto por Meloni para ser vicepresidente, y que no gusta en lado de los socialistas, los verdes o la izquierda.
¿Y el caso de Teresa Ribera? Es importante no solo por lo evidente para España, sino también para la familia socialdemócrata. Su examen es el último, y se celebrará el 12 de noviembre entre las 18.30 y las 21.30 (casi todos durarán una media de tres horas), y coincidirá en paralelo con el de la finlandesa Hena Virkkunen, que se postula para ser la vicepresidenta de Soberanía Digital. La española sumó un total de 18 preguntas escritas sobre sus quehaceres, y no parece que vaya a tener problemas para aprobar, pero S&D sabe que es su baza principal (sin ella solo tendrían Energía en manos, previsiblemente, del danés Dan Jorgensen, y otros dos porfolios menores). “Teresa no puede caer”, se limitan a decir fuentes consultadas por 20minutos, que no esperan “ninguna sorpresa a la hora de la verdad”. Otras fuentes populares aseguran que los suyos no se moverán “por politiqueos” para evaluar a los comisarios.
Y sí, es normal que no todos los comisarios pasen el examen. Dos de los más recientes afectaron directamente a Rumanía y a Francia. La comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo bloqueó la candidatura de la comisaria designada como responsable de Transporte, Rovana Plumb, por unos conflictos de intereses con sus declaraciones de bienes. El puesto acabó en manos de Adina Valean, que sí pasó el examen. Sylvie Goulard, por su parte, estuvo implicada en un escándalo de contratos ficticios y no pudo ser comisaria de Mercado Interior porque la Eurocámara no le dio luz verde. Finalmente el puesto recayó en Thierry Breton.
Además, también puede vetarse a un candidato por no tener los conocimientos necesarios sobre su porfolio. En 2010 la búlgara Rumiana Jeleva no pasó el examen del Parlamento Europeo en parte por eso, pues no pudo demostrar suficiente formación para ser la encargada del porfolio de Cooperación Internacional, Ayuda al Desarrollo y Respuesta a la Crisis, aunque también chocó frontalmente el hecho de que hubiera dudas sobre su declaración financiera y sospechas de que podría beneficiarse de las ayudas que ella misma tendrá que dar. Además su marido trabajaba por aquel entonces para una empresa denunciada en la prensa por sus conexiones con la mafia rusa. Más allá de esto, en 2004, el candidato italiano fue destituido por sus comentarios homófobos y misóginos, mientras que la candidata letona fue destituida después de que el Parlamento decidiera que no había hecho lo suficiente para explicar las irregularidades financieras del pasado.
¿Todos van a pasar el examen?
Hay varios nombres de la nueva Comisión Europea susceptibles de no pasar el examen, aunque puede darse un pacto no escrito entre formaciones políticas para evitar grandes vetos cruzados. Con todo, el que más papeletas tiene de caer es el candidato húngaro, Oliver Várhelyi, que aspira a repetir en el Ejecutivo comunitario esta vez al frente de Salud y Bienestar Animal. Hay serias dudas de que respete el papel del Parlamento -insultó a los eurodiputados la pasada legislatura- y desarrolle su trabajo de acuerdo al Estado de derecho. Si cae, sería una nueva afrenta con el Gobierno de Viktor Orbán, y le obligaría a proponer una alternativa. Si quisiera mantener el pulso a Bruselas y se negase a hacerlo, la Comisión entraría a funcionar con un comisario menos, tal como preven los Tratados.
En conclusión, los hearings son el primer momento de la verdad para la nueva Comisión Europea, que podría ser confirmada la semana del 25 de noviembre por el pleno del Parlamento en Estrasburgo. Von der Leyen espera las luces verdes para que su equipo 2.0 eche a andar, si todo va normal, a partir del 1 de diciembre. Cuanto antes, mejor, debe pensar la dirigente alemana… pues la UE tiene mucha tela que cortar durante la legislatura que recién empieza.