así podría ser la respuesta “letal y sorprendente” de Israel contra Irán

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Pese a que han pasado ya casi dos semanas desde que Irán lanzó una oleada de ataques aéreos contra Israel, el régimen iraní sabe que el Gobierno de Benjamin Netanyahu no ha dado por cerrado el episodio y se mantiene alerta, a la espera de una respuesta que el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha prometido que será “letal, precisa y especialmente sorprendente”. Tel Aviv insiste en que cualquier bombardeo contra su territorio tendrá una contrapartida y, aunque el primer enfrentamiento directo entre ambos en abril se saldó con una ataque limitado con drones contra bases militares, en esta ocasión las opciones que baraja Israel podrían ir más allá.

Aunque ha sido tras la ofensiva israelí sobre Gaza (como respuesta a los atentados de Hamás y la Yihad Islámica el 7 de octubre de 2023) cuando se ha removido el tablero político de Oriente Medio, lo cierto es que la tensión entre Israel e Irán viene de lejos. La lucha por la hegemonía regional ha llevado a que el régimen de los Ayatolás se gaste millones de euros en tejer una compleja red de aliados como la milicia libanesa chií Hezbolá, milicias en Irak, Hamás o los hutíes en Yemen. Son ellos los que actúan cuando se desatan episodios de violencia como el Gaza, sirviendo así a sus intereses de debilitar al Estado hebreo sin ellos mancharse las manos. No obstante, en esta ocasión los líderes de estos grupos asesinados por Israel (el de Hamás se produjo en territorio iraní) han llevado al enfrentamiento directo por primera vez en la historia

El ataque cruzado de abril y el de principio de este mes han generado una situación límite en la región. Sobre todo teniendo en cuenta los aliados de ambos países, Rusia en el caso Iraní y EEUU en el israelí. De hecho, en el último ataque de Irán, Estados Unidos ayudó al Ejército hebreo a repeler el bombardeo y ha advertido a su Ejército en la zona para que defienda al Estado hebreo en caso de que sea necesario. Ambos países saben que cualquier error de calculo podría terminar de provocar un conflicto mayor. “Ahora mismo en la región no hay un statu quo. Israel e Irán son las dos potencias y están en una constante confrontación que beneficia a los líderes de ambos países”, afirma a 20minutos Daniel Bashandeh, analista político especializado en Oriente Medio, que reconoce que “desde el 7 de octubre Israel ha decidido pasar al ataque para cambiar ese equilibrio a su favor, debilitando a las posiciones de Irán en el resto de territorios de la zona”.

Para Juan Carlos Pastor, especialista en la República Islámica de Irán y autor del libro La política exterior de Irán, “las respuestas iraníes a Israel han estado bastante controladas” porque al régimen no le beneficia una guerra abierta. Por un lado para no desmontar “todo su entramado de milicianos por Oriente Medio”; y por otro porque “está interesado en volver a abrir una negociación sobre el acuerdo nuclear con Estados Unidos” que les permita eliminar las sanciones a su país, en un momento en el que la tensión interna y la economía está muy debilitada.

Las instalaciones nucleares de Irán: ¿un objetivo real?

El programa nuclear iraní ha sido siempre un misterio. Y actualmente sigue siendo complicado decir en que qué grado está, ya que el monitoreo que ha tenido y la transparencia alrededor de este es escasa. Más todavía desde la ruptura del acuerdo nuclear que comenzó durante la etapa Obama. “Antes del acuerdo se decía que Irán ya tenía altas probabilidades de conseguir capacidades nucleares y por tanto hemos de entender que siga a ese nivel… Si es que no lo han conseguido ya, aunque eso no quiere decir que tengan la capacidad de desarrollar una cabeza nuclear”, explica Pastor.

“Irán utiliza su programa nuclear de una forma ambigua para condicionar tanto la escena internacional como su política interna”, asegura Bashandeh. “Siempre han declarado de puertas para afuera que es un programa nuclear civil que no tiene intención de adquirir un arma nuclear, pero han enriquecido cerca del 60% de uranio, por lo que existe la posibilidad de que se traspase esos porcentajes y tenga la capacidad de tener un arma nuclear”. Con todo, un asesor de Jamenei, el líder supremo de Irán, afirmó en mayo que quizás “tendrían que cambiar su doctrina nuclear” en caso de que la “existencia” del país sea vea “amenazada”, al tiempo que hizo hincapié en que las autoridades “tienen la capacidad” necesaria para desarrollar armamento nuclear.

Las instalaciones nucleares que tiene Irán en su territorio son muy diversas. Algunas están más visibles porque son más antiguas, ya que, como recuerdan los especialistas preguntados, el programa nuclear iraní se remonta a la época del Sha y no es una política nacida de la Revolución Islámica. Por otro lado, las instalaciones más modernas donde presuntamente se está desarrollando la capacidad militar nuclear están bajo tierra en espacios seguros.

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¿Podría Israel atacar esa infraestructura? En los ataques más recientes se ha podido observar como Israel tiene la capacidad de llegar a búnkeres con bombas pesadas, como ha ocurrido con el asesinato de Hasan Nasralá en Beirut. “No sabemos hasta qué punto la tecnología que ahora mismo tienen los israelíes y los estadounidenses pueden llevar a cabo este tipo de operaciones en lugares tan bien protegidos”, dice Bashandeh. En los últimos días ha trascendido que La Casa Blanca está tratando de disuadir a Netanyahu de no atacar este tipo de instalaciones. No solo porque tendría que usar armamento estadounidense, sino también porque podría provocar una nueva respuesta iraní y echar por tierra un futuro acuerdo de desnuclearización de Irán.

¿Qué otros objetivos baraja el Ejército israelí?

Sí el Ejecutivo de Netanyahu decide atender las peticiones de su aliado, todavía habría más opciones sobre la mesa de cara a una posible respuesta. Por un lado podría tener la intención de atacar las infraestructuras de petróleo, que si bien puede ser un objetivo llamativo, podría acabar repercutiendo en contra de Israel por la presión internacional que se generaría. De hecho, Washington ha hecho pública su negativa a que se ataquen estos espacios, ya que también podría debilitar las economías mundiales por la reacción de los mercados. El precio del petróleo podría subir y afectar a escala global, como ya ha pasado en otros conflictos en los que se ha atacado este tipo de instalaciones. “No sabemos si Occidente es capaz de aguantar una nueva guerra de la energía, como ya pasó con la guerra de Ucrania cuyo resultado fue una crisis energética“, reconoce Juan Carlos Pastor.

Por otro lado, la respuesta israelí también se podría producir contra bases militares y cuarteles donde se albergan misiles y armamento; un ataque selectivo que se limite al grado militar, como ocurrió con el reciente ataque iraní contra Israel o como el del Ejército israelí contra Irán en abril. En el aspecto militar también existe la posibilidad de atacar a los líderes iraníes, al estilo de lo ocurrido con Hamás y Hezbolá. Aquí el rango del objetivo sería fundamental, ya que en el pasado este tipo de ataques sí han provocado una contestación iraní.

Las respuestas militares, energéticas o nucleares no son las únicas que podría valorar el Estado hebreo. Pastor apunta a que Israel también podría buscar “hacer daño al sistema bancario iraní con un gran ciberataque que acabe con algún tipo de entramado de la Guardia Revolucionaria Islámica” o que afecte a la economía iraní, ya de por sí dañada. Este tipo de ataques que buscan empeorar las condiciones internas del país podrían tener otro efecto que Netanyahu ya está tratando de alimentar: la revuelta interna. El primer ministro israelí ya pidió a los ciudadanos iraníes en un video publicado en redes que se levantaran contra su Gobierno. El régimen iraní sabe que la crispación social actual juega en su contra; sobre todo después del levantamiento popular que se produjo tras la muerte de Mahsa Amini por llevar mal puesto el velo o las protestas por la inflación descontrolada.



Netanyahu y Biden, en la Casa Blanca.

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Estamos viendo un periodo en el que Irán ha pasado de la paciencia estratégica a periodos donde ha tenido que responder casi de manera obligada para demostrar esa imagen de país fuerte. “No sabemos cual es el objetivo de Netanyahu”, manifiesta Bashandeh, que tiene claro que cualquiera de las opciones se podrían esperar en un escenario como el actual, donde “todas las líneas rojas se están cruzando”.



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