Faltan poco más de cinco meses para el debut de Cadillac en la parrilla de la Fórmula 1 en 2026. Una nueva aventura, respaldada por una marca que ha decidido invertir muchísimos millones para crear desde cero un ambicioso proyecto, con una historia por escribir, con personal, instalaciones e ideas completamente nuevas que tendrán que transformarse en un equipo capaz de llevar el gran sueño americano hasta la pista.
Una rara oportunidad de construirlo todo desde una hoja en blanco, con un margen de autonomía sin precedentes y sin las limitaciones heredadas del pasado. Una libertad que viene acompañada de exigentes retos organizativos y de la necesidad de crear una estructura competitiva.
Entre bastidores, el tiempo corre y, como recordatorio de lo cerca que está ya el debut, dos cuentas atrás están en marcha en la fábrica de Silverstone. La primera marca la espera para el primer arranque del monoplaza, fijado en una hipotética fecha que todavía se desconoce. El segundo marca los días que faltan para la primera carrera en Melbourne: allí no habrá segundas oportunidades.
Mientras tanto, el trabajo de preparación se reparte entre dos centros principales: la sede americana de Charlotte, corazón de las operaciones de General Motors y punto de referencia a la espera de que se complete la nueva base de Fisher, y las instalaciones británicas de Silverstone, puestas en marcha por Andretti y ahora bajo el control de Cadillac, que servirán de cuartel general operativo en Europa.
Precisamente entre estas dos instalaciones se divide el trabajo de preparación para la próxima campaña, con verdaderos grandes premios simulados en los que se comprueban todas las fases de un fin de semana normal de carreras, como ya ocurrió en el GP de Italia.
Un camino de perfeccionamiento que, tras el anuncio de la alineación oficial para 2026, también ha empezado a implicar directamente a los pilotos.
Sergio Pérez visitó la sede estadounidense de Charlotte, donde pudo probar el simulador del equipo. Curiosamente, se trata del mismo montaje utilizado para la IndyCar: la estructura inferior de movimiento se ha mantenido casi sin cambios, mientras que la parte superior se ha adaptado con un chasis en forma de monoplaza de Fórmula 1, en lugar de los típicos de la IndyCar.
Foto de: Cadillac Communications
Tras la visita a las instalaciones estadounidenses, el mexicano también viajó a Silverstone, que está llamada a convertirse en la sede operativa y logística del equipo, así como en un imán para los nuevos ingenieros llamados a reforzar la plantilla.
Su trabajo en el simulador resultó invaluable no sólo para probar las herramientas con las que la escudería está desarrollando el monoplaza de 2026, confiado principalmente al centro de Charlotte, donde se replican los procesos de todo un fin de semana de carrera, sino también para que Checo Pérez recuperara la confianza con un monoplaza (aunque sea virtual) de Fórmula 1.
Tal y como adelantó Motorsport.com, está previsto que el mexicano participe en un test TPC al volante del Ferrari SF-23. Una elección obligada por el hecho de que Cadillac no tiene coches viejos para utilizar y favorecida por el acuerdo firmado con el Cavallino Rampante para el suministro de las unidades de potencia a partir de 2026.
Una gran oportunidad para acumular kilómetros y poner a prueba la propia condición física, porque un año alejado de las carreras, por mucho que se sostenga con entrenamientos constantes, sigue dejando huella. El que más sufre es el cuello, que ya no está acostumbrado a las tensiones extremas que impone un coche de Fórmula 1 especialmente en las curvas más rápidas.
Al lado de Pérez en 2026 estará Valtteri Bottas. El equipo ya ha dejado claro que, aunque mantendrá el papel de piloto reserva de Mercedes hasta final de año, el finlandés tendrá tiempo para trabajar en el desarrollo del Cadillac.
Son momentos importantes no sólo para el crecimiento técnico del coche, sino también para la evolución del software interno: cada sesión en el simulador genera datos preciosos, que se archivan y se utilizan para entrenar algoritmos capaces de devolver previsiones y escenarios cada vez más precisos.
Cuando el equipo esté realmente en pista, la complejidad aumentará, pero el trabajo realizado hasta ahora sentará las bases para los ingenieros y estrategas. Cadillac está construyendo un “campeonato en la sombra” alejado de los focos, en el que se prueban todos los procedimientos y se simulan todas las contingencias. El objetivo es presentarse en Melbourne no como una escudería inexperta, sino como un equipo que ya ha aprendido a convivir, al menos de forma virtual, con las presiones, las decisiones precipitadas y las emociones de un auténtico fin de semana de Fórmula 1.
La sede de Cadillac en Silverstone
Foto de: Cadillac Communications